Parte 25

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Como todos los días en un cierto castillo se iba a preparar el desayuno por un par de mujeres de cabellera blanca y ojos rojos, pero está vez ella estaban amarradas en una silla de pies a cabeza mientras un hombre con orejas de zorro estaba cocinando.

Por otra parte la última persona del castillo estaba por levantarse, ya eran más de las 10 de la mañana e iba a tomar un gran desayuno o eso esperaba.

Por más que llamaba a sus guardianes no venían; se preocupo por que era muy raro que no respondan su llamado y no había sido informada sobre una salida o algo parecido, de hecho sentía que algo no andaba bien.

Al llegar a la cocina el lugar más probable que podrían estar vio algo que no esperaba.

Una cola esponjosa que se movía de un lado a otro y como un gato curioso se acerco lentamente hacía ella, era algo hipnótico y llamativo; lo quería para ella sea lo que sea ella lo quería y nadie se lo impediría.

Cada paso que daba lo daba con el mayor silencio posible, incluso le dijo a su "pequeño" amigo que se quedara lejos porque podría asustar a "esa" criatura tan extraña que le daba curiosidad.

Vio que no era solo una cola, eran nueve de ellas; cada una tan esponjosa como la otra.

Se movían muy fluidamente y cuando estaba por coger una se dio cuenta de algo, por que sus sirvientas estaban amarradas en una silla con mordazas en la boca y la miraban con temor como si ella estuviera a punto de tocar al diablo.

Las ignoro por un momento, pero se acordó de algo; los zorros no tienen nueve colas y no tienen un par de piernas humanas.

"Buenos días pequeña", dijo el duelo de las colas.

La voz era pacifica y amable, pero algo dentro de ella le decía que no hiciera algo de lo que se podría arrepentir toda su vida.

Ignorando lo que eran piernas humanas y la voz claramente humana, además de sus instintos de supervivencia ella cedió a la cola.

Usando su cuerpo pequeño y todo la fuerza no mágica que tenía salto a la cola para atraparla, pero una mano la atrapo y luego como saco patatas termino.

"Suéltame", exigió ella.

Ahora se dio cuenta, cuando entro este tipo que la tenía como si fuera un saco de papas en sus brazos.

"Pequeña, tu saltaste a mi", dijo la voz del hombre.

Ella supo que era joven por la voz con la que se le hablo, sus manos eran fuertes a pesar de parecer debiles.

Heracles en la entrada miro como su Illya era tomada.

"Te exijo que me sueltes", grito Illya.

Nunca le han hecho esto, salvo su padre que en paz descanse mientras es comido y profanado por todo lo que todo el mundo odie y considere malvado.

Desde ositos de peluche hasta payasos macabros, incluso la suegra del cuñado.

Incluso ver que no te salió Skadi después de haber gastado todos tus ahorros; además de..... "eso".


Ahora ella estaba en las piernas del kitsune, no sabía quien era pero la comida que preparo era muy rica y deliciosa; incluso Sella tenía envidia de ella y Leysritt comía con ella.

Una estaba preocupada por lo que comían y la otra estaba alegre porque no tenía que cocinar el almuerzo.

Ella comía alegremente, incluso recordaba los buenos tiempos antes de que su padre los "traicionara" y matará a su madre.

Un Arquero con Corazón de CaballeroWhere stories live. Discover now