Capítulo 3

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Recuerdo que a media noche me desperté por culpa de los ronquidos de Luján. Todas parecían no enterarse, pero aparentaba ser que yo era más sensible a los ruidos que ellas.

Después de pasar la noche de cualquier manera, era casi la hora de despertarse para ir a desayunar y empezar con un nuevo día en el Vacance Club. Aproveche, al ser la primera, para ducharme y acicalarme a mi ritmo. Un poco más tarde, mis compañeras se desvelaron y fuimos hacia el comedor. Tenía un hambre...

Nos sentamos en la misma mesa que habíamos utilizado durante todas las vacaciones, junto a Manuel, Nico y, recién añadido, Marcos. Este último se había pasado todo el día de ayer solo. Pero tampoco nos dejaba sentarnos con él, era... algo extraño. Incluso le dijo a Manuel que no le gustaba la caridad, que si se acercaba a él para reírse o por pena... Por la noche (como compartían habitación), Manuel y Nico estuvieron convenciéndole de que hoy se sentara en nuestra mesa, que no nos íbamos a reír de él. Solo queríamos conocerle.

Hablamos un poco mientras desayunábamos, queríamos que Marcos se sintiera cómodo. Quiero pensar que lo conseguimos; después de que Luján hiciera un chiste malo, él hizo una mueca extraña, algo así como una sonrisa. Pero todo este buen rollo desapareció cuando Guido habló en voz alta, alertándonos a todos:

—¿Y esto qué es? —preguntó, abriendo un papel que había en su mesa.

Nos dimos cuenta de que había una copia en cada una de ellas, incluso en la nuestra. A lo mejor era un horario con las actividades de hoy. Todos callaron al instante, pendientes de la reacción de quienes lo leían. Sus caras mostraban confusión, parecía que no les gustaba demasiado lo que había escrito.

—¿Qué pasa? —Mía entró en el comedor y no terminaba de entender por qué había tanta tensión y tanto silencio.

—¡Mía! —Vico se le acercó, preocupada, y le tendió el papel—Mira lo que ha aparecido...

—Eres una basura, ¿sabes? —su otra amiga se acercó, con un par de lágrimas que se le deslizaban por las mejillas.

La rubia no tuvo tiempo de contestar cuando Feli le lanzó una bola de papel (el mismo donde estaba escrito algo muy malo, por lo visto) en toda la frente y se marchó corriendo de allí. Acto seguido, Marizza se puso de pie encima de la silla y empezó a leer en voz alta:

—Último momento: muchas cosas están pasando en este verano caliente, ¿sabían que Pablito Bustamante, el hijo del intendente, está pagando una pena con trabajo comunitario? Claro que no es lo peor que tenemos, también están las chicas más populares del colegio... ¿Qué las hará famosas? ¿La amistad que las une, o el veneno que estilan? Se escuchó a Mía y a Vico hablar de Felicitas cuando esta no estaba, ¿y saben qué conclusión sacaron? Que parecía una vaca en traje de baño... Opinión que, por supuesto, comparte todo el colegio.

Inolvidable || Rebelde WayOù les histoires vivent. Découvrez maintenant