☣CAPÍTULO 26☣

41 3 0
                                    

❖

Ops! Esta imagem não segue as nossas directrizes de conteúdo. Para continuares a publicar, por favor, remova-a ou carrega uma imagem diferente.



**Playlist Song 6**

         Nos marchamos del parque para seguir la ruta que apenas recordamos de la caravana. Por el camino buscamos provisiones, deteniéndonos en los comercios que encontramos más o menos abastecidos y con pocos andantes rondando.

         Conseguimos algo de comida, agua e incluso abrigos en buen estado. Glenn halla una manta que obsequia a Lottie para que use a modo de fular.

         Al cabo de las horas nos encontramos cerca del área limítrofe de la ciudad. Estamos cruzando una colina en dirección a una antigua zona de telecomunicaciones.

         La cuesta es cada vez más pesada. Dale y yo nos rezagamos mientras Glenn nos lidera con Lottie a su lado.

         —No es posible que no conozcas esa canción —le reclamo a Dale mientras jadeo por el esfuerzo.

         Vamos charlando sobre música y yo le hablo de mi canción favorita.

         —No conozco canciones tan viejas —se defiende, igual de sofocado.

         —No es tan vieja —me escandalizo—. Además, es The Cure, no puedes no conocerla.

         —No tengo ni idea —sonríe y se encoje de hombros.

         Niego con la cabeza, tratando de recordar alguna parte de la letra para acompañar el ritmo.

         —Saturday wait, and Sunday always comes too late, but Friday never hesitate —canturreo con voz de urraca desguanzada.

         Dale sólo atina a reírse de mí.

         —No puede ser —resoplo—, ahora me siento tan vieja.

         —No es cierto, no lo eres. —Me da una palmada en el hombro—. Bueno, no tanto.

         Abro la boca con indignación y extiendo el puño para darle en el brazo, pero él se adelanta con agilidad.

         —Vamos, anciana —levanta la voz—. Tú puedes, alcánzame.

         —Serás... —mascullo mientras trato de acelerar el paso, pero estoy tan cansada que me doy por vencida casi al instante—. Qué tontería. Yo no soy vieja, tú eres un mocoso.

         Por supuesto que sus dieciséis tampoco son tan lejanos de mis veintidós... ¿cierto?

         —Sí, claro —ríe—, vieja.

         —¡Te voy a matar! —lo amenazo con un dedo, pero no me atrevo a intentar correr de nuevo.

         Maldita colina interminable. Cuando estoy a punto de quejarme Glenn se detiene en la cima y gira hacia nosotros.

HOSPEDANTES ©Onde as histórias ganham vida. Descobre agora