Capítulo 14

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✳NO QUIERES ENFRENTARLA✳
⚫⚫

Había pasado unas semanas desde la última vez que lo enviaron a resolver asuntos de apuestas de la manera menos pacífica.
Su mirada se mantuvo seca ¿Qué está pensando?
En la satisfacción de volver a dejar sangre salpicada en las paredes como lienzo, sin dejar huellas de culpable. Ese era su arte.
Las barras de luz morada fosforescente del techo eran suficientes para ver que tan bien afinadas tenía sus garras. Vigorosamente, Kenny acarició sus bigotes. Después de todo aún estaba solo caminando en el pasillo. Sus ojos reflejaron las puertas de enfrente que lo llevaría a un bar característico, situado en una calle no tan concurrida de noche, lo que le otorgaba el sitio perfecto para un ajuste de cuentas.
Puso un pie al lado del otro, y
el tigre extendió las manos, abriendo las puertas de par en par. En seguida, como un imán, todas las miradas fueron sobre el tigre, y de la misma manera regresaron a sus asuntos. El jefe les dijo que el deudor había escogido el lugar, claro, solo para darle una oportunidad ante el dúo de carnívoros con quien iba presentarse.
Para su suerte no había tanta gente, mejor aún, menos testigos. Cuando dé la señal su compañera hará el factor sorpresa.

"Reciban todo, y luego mátenlo"

Fueron las palabras del can, antes de que salgan. Kenny se sentó en una silla de al fondo, le llamó la atención que un foco de la lámpara del techo que parpadeaba unas cuantas veces.  Era molesto tener que esperar a la hiena, apoyó los brazos en la mesa, mientras veía a la mesera llegar hacia él con el uniforme escotado. El atrevimiento que tenía que hacer para atraer clientes. En fin, el felino quiso agua, de la que después bebió sin detenerse, dejando el vaso emitiendo el sonido del vidrio en la madera, su dedo daba vueltas en la boquilla de este, mientras no dejaba de mirarlo. Comprobó la daga escondida en su pantalón de bolsillo holgado para que nadie lo vea. Levantó la cabeza, y vio que en una de las mesas a su derecha en dirección a la salida, conversaba un león con un ratón que fumaba un cigarro ¿Qué clase de mal chiste es donde al final de la fábula los dos se iban por cerveza? Al menos se sabía esa narración desde su niñez. Pensaba que en el mundo todos se ayudaban entre sí, cantando felicidad y armonía. Pues no estaba más que erróneo ese pensamiento, viéndose así mismo esperando para incrustar esa daga en el estómago de alguien .
Sus oídos se sensibilizaron con el rechinar de una puerta a un par de metros detrás de él. Estaba medio abierta, descubrió una sombra que iba y venía dentro del umbral, el olor a licor aumentó, estaba por ignorar lo visto, sin embargo una aclaración de garganta llamó de nuevo su atención, supo que se lo decían a él. Salió de la banca dejando el vaso volteado, y se acercó.
No bajó la guardia cuando se asomó por la puerta, dentro estaba una hiena, rodeada de cosas del bar que al parecer era el almacén, al final había una puerta trasera del local que llevaba al botadero, a diferencia de la que acababa de pasar aquella estaba descuidada. Regresó la vista al carnívoro, que al lado de sus pies reposaba un bolso negro.

-Siéntate -le señaló una de las cajas.

Kenny tomó una de ellas, y se sentó delante del deudor quien tocaba su rodilla con los dedos, uno tras otro.

-Ah, ¿cómo empezar? Admito que la carne de gacela es una de las más exquisitas que he probado -hizo una media sonrisa- y la de bisonte también, hasta ahí se merecen la recompensa de sus esfuerzos.

-De acuerdo señor, entonces no tendremos problemas con el asunto -vio que el tigre se cruzó de brazos- entregue lo que es debido.

-Estoy en eso muchacho -la hiena observó atentamente sus rasgos faciales- Qué curioso que tu jefe mande a un joven como tú.

-¡Gracias! Pues mi superior me reconoce por ser uno de sus mejores lacayos, inicié desde una edad temprana.

-Debe ser interesante, y dime ¿gustas de alguna bebida? -cruzó las piernas, señalando una caja.

Sabor Agridulce ⭐ - 𝐟𝐮𝐫𝐫𝐲Where stories live. Discover now