11.- Después de todo, nunca existió la tormenta

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11.- Después de todo, nunca existió la tormenta

Shi Qingxuan ocupaba un bonito abrigo celeste y utilizaba zapatos de tacón que combinaran, además traía una bella cinta blanca en su cabello que adornaba con gracia el conjunto completo. Hoy era un día determinante para su extraña relación ¡Así que debía verse lo mejor posible independiente del resultado!

Habían ido a una cafetería cercana, y a pesar de que Qingxuan había sido quién dijo "debemos hablar" ahí se encontraba en silencio jugando con sus manos y evitando el contacto visual con el de pelo negro.

Para suerte de ambos, el resto del mundo se encontraba estudiando, trabajando o durmiendo, así que a esa hora, la cafetería estaba bastante vacía, por lo que no tendrían alguna incómoda intromisión.

—¿Qué quieres saber? —preguntó finalmente He Xuan quien se resignó a ser quien rompiera el hielo.

Qingxuan levantó su cabeza e hizo una mueca ¿Qué quería saber? ¡Pues ciento de cosas! He Xuan era realmente estúpido e insensible, habían cosas que definitivamente debían decirse y él solo las guardaba en lo más profundo de sí mismo.

Solo una persona igual de estúpida aceptaría este comportamiento en otro ¡Y aún más! ¡Se enamoraría de alguien tan retraído! Y es que en el amor, simplemente eran un par de idiotas.

"Se nota tanto que te amo ¡Di algo sobre eso!"

Pero tal como sospechaba, mientras no dijera nada, He Xuan tampoco hablaría ¡Irritante, realmente irritante! Un cúmulo de preguntas se formaron en la cabeza de Shi Qingxuan, bien, si no hablaba por las buenas, tendría una lluvia de preguntas sobre "qué quería saber".

—¿Qué somos? ¿Por qué terminaste conmigo? ¿Dónde haz estado en todo este tiempo? ¿Te molesta que te dijera te amo? ¿Por qué no me dijiste que tienes un hermano? ¿Desde cuándo tienes un hermano? ¿Por qué eres lindo conmigo?

La cabeza de He Xuan comenzó a doler e intentaba hacer el esfuerzo de captar cuál era la pregunta más importante de ese interrogatorio relámpago.

—Debes ordenar tus ideas —respondió He Xuan.

Shi Qingxuan cruzó sus brazos y comenzó a golpear el suelo con su pie derecho con impaciencia. Su enojo lejos de intimidar, causaban ternura al espectador.

He Xuan comenzó a acariciar sus sienes mientras intentaba recordar todas las preguntas realizadas, una por una y en qué orden. Estaba acostumbrado a que Qingxuan hablarse de veinte cosas distintas en menos de 5 minutos y tener que prestar atención a todas. Así que utilizó toda su experiencia previa para poder responder a sus interrogantes.

—Por ahora, nada. Mis progenitores me recogieron del orfanato para comprometerme con la hija de otros empresarios, pero huí. Francia. No. No lo consideré necesario. Crecimos en el mismo orfanato, en teoría, desde siempre he tenido "hermanos". No soy lindo.

Shi Qingxuan procesó la nueva información que había en su cerebro. Por fin podía llenar varios vacíos que tenía sobre la historia de los dos.

Sonrió con genuina ilusión al pensar como He Xuan tenía la capacidad de recordar todas las preguntas e incluso el orden en que las realizó.

Observó esos ojos dorados en los que siempre podía perderse, la mirada que siempre buscaba y que le transmitían tantas cosas. Tenía la seguridad que la clase de amor que vivieron no se podía olvidar y ahora solo deseaba que He Xuan permaneciera en su vida para volverlo a intentar.

— ¿Qué sientes por mí? —A diferencia de antes, hizo la pregunta con un tono dulce, lo único que realmente le importaba era saber si sus sentimientos eran correspondidos.

Cómo dejar de ser un idiota en el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora