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Las pocas hojas tendidas a lo largo de la carretera se encontraban quietas, a esa hora nadie circulaba por esos rumbos, exceptuando a unos, Seokjin aumento la velocidad del vehículo a más no poder, con eso las hojas emprendieron vuelo a otras partes de la senda; su hermanito no podía morir así, no lo merecía. Su doctor particular ya debía estar en la mansión terminando de atender a Namjoon, solo un poco más y llegarían.
Solo necesitaban más tiempo, pero a TaeHyung no le quedaba mucho.
En la parte trasera del vehículo se en encontraba JeonGguk sudando frio con la cabeza de su maestro acostada en su regazo, a pesar de que este se encontraba más pálido que antes sentía su corta y débil respiración de nuevo.
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El mal humor de Min era percibido por toda su gente, estuviera cerca o no. El objetivo estaba logrado, matar a TaeHyung y darle una lección a los Kim, no obstante, el recordar que Yuqi estuvo a punto de irse de su lado, hacía que la sangre le hirviera de manera catastrófica. No, ella era suya, dentro de su retorcida mente la había declarado como suya, aunque para tenerla cerca haya tenido que pagar un alto precio, que nadie más que Yuqi tenía que afrontar.
Ella por su parte yacía desmayada en su regazo, Min poso su mirada en la que consideraba su amada. Por su mente se reprodujo el recuerdo de la primera vez que la vio en aquel pueblo de Beijing, joven, no tan llamativa, pero con una sonrisa sincera que darle a pesar de que a su llegada todos lo miraban con miedo, era ingenua sin duda, a la fecha conservaba aun ese defecto en su personalidad, pero ella logro hacer que en aquel entonces Min Yoongi se sintiera menos mierda de lo que era y ahora, el reflexionar en que su egoísmo era lo que había hecho que ella sufriera por más de 5 años, hacía que se sintiera la peor basura sobre la tierra.
Chasqueo la lengua tratando de apartar ese pensamiento.
Pero es la puta verdad pensó su also Min
Aparto su mirada de la chica para divisar el camino obscurecido por el manto de la noche, se percibía tranquila, serena, en paz, oh, como envidiaba los acontecimientos inertes que su diario vivir poseía, como al ocaso y la noche, daría lo que fuera por dejar de ser humano y consumarse como parte de algo inerte.
NO, no va a pasar, vive con tu realidad, oh muere con ella se reprendió mentalmente recordando las palabras que su padre le recalcaba cada dos por tres.
Dejo de contemplar el camino para cerrar los ojos y echar su cabeza hacia atrás sobre su asiento. Se permitió cerrar los ojos y dejar que los recuerdos embriagaran su ser.
- Recuerda hijo, tus actos demostraran ante nuestra gente lo capaz que eres para tomar las riendas de este legado - recalco su padre desde el otro lado de la línea.
Un joven de escasos 19 años suspiro silencioso para que su padre no escuchara.
- si padre - contesto Min con tono de voz que le hizo creer a su padre que estaba comprometido con su cometido.
