Capítulo 22 : Echándola de menos.

495 78 1
                                    


Cuando llegué a mi habitación me dejé caer en la cama y observé el techo. Tuve varias ideas en cosas de segundos y ninguna me gustó.

Sabía que era estúpido pero que negara ser mi novia aun me molestaba. También lo hacía que se pusiera de lado de mi hermano. A eso se le sumaba que en verdad no sabía lo que sentía por mí, y que me dijera que yo estaba celoso.

Nunca había estado celoso de nadie, jamás. Ni siquiera había notado que lo estaba hasta que ella lo dijo. Me parecía increíble estarlo, pero era la verdad. Estaba celoso de mi hermano, de que fuera su amigo, y eso era estúpido. Pero si no sabía lo que sentía por mí, no estaba seguro de lo que sentía por Derek.

Me quejé y cubrí mis ojos con mi brazo.

¿En verdad creía que Laura era capaz de estar conmigo, de permitirme tocarla, si quería estar con otro? No. Sabía que no. Ella no era de esas chicas.

El pensar de esa forma me relajó considerablemente. Ya sabía que a ella no le gustaba mi hermano, que solo lo consideraba su amigo. Ahora tenía que averiguar que sentía por mí, claro, si volvía a hablarme.

Pero, y si ella quería saber lo que yo sentía, que iba a decirle. Primero tenía que averiguarlo yo.

Pasé el resto del día intentando averiguar mis sentimientos. Luego de un minuto había aceptado que me gustaba, eso era obvio, tanto física como emocionalmente. También había aceptado que me agradaba pasar el tiempo con ella, incluso me estaba gustando eso de aprender el lenguaje de señas.

Me hacía pensar que compartía algún tipo de lenguaje secreto, claro, sabía que no era así pero eso no le quitaba el encanto.

Un rato después me encontré pensando en todo lo que me gustaba de ella.

Físicamente, ella por completo. Su cabello negro y suave, como enmarcaba su rostro. Sus labios llenos, su sonrisa. Adoraba como su nariz se arrugaba levemente cuando sonreía. Me gustaba su cuerpo, delgado, pero con curvas. Su piel levemente morena. Me encantaba el tono de su voz, segura y tranquila. Incluso me gustaba el lunar que tenía justo detrás de su lóbulo izquierdo, uno que besaba cada vez que podía.

También me gustaba su carácter, esa tranquilidad que poseía, esa paciencia. Laura era una chica amable, segura de sí misma, a la cual no le importaba lo que los demás pensaran sobre ella. Me gustaba que siempre me sorprendiera con sus palabras, que cada vez que espero que diga algo me comenté todo lo contrario. Adoraba cuando la hacía reír, y cuando ella me hacía reír. Jamás alguna chica había causado eso en mí. Laura me hacía sentir feliz, tranquilo y excitado al mismo tiempo, lo cual, extrañamente, no era confuso.

Dios, amaba a esa chica, pensé.

Apenas las palabras se registraron en mi cabeza me senté en la cama.

—Amarla —susurré. Diablos, estaba enamorado de Laura —increíble.

Y lo más asombroso de mi descubrimiento es que eso no me molestaba,simplemente me hacía sentir muy bien.

Un Sorprendente VeranoWhere stories live. Discover now