CAPÍTULO III: NO PREGUNTAS

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- Creo que me rompió la nariz - se quejó Paul. La sangre manchó su playera de Siouxsie And The Banshees.

Flake no le hizo caso, pues estaba demasiado ocupado sobándose los adoloridos hombros.

Huma, que saqueaba al skinhead, se puso de pie. Estudió con mirada profesional el rostro de Landers. En su calidad de profesional de la salud, no veía nada más allá de una simple hemorragia nasal debido al impacto. Quizá se equivocaba, pues no podía examinarle de manera correcta debido a la poca iluminación.

- Trata de respirar por la boca - le dijo ella mientras guardaba un puñado de billetes entre el dobladillo de las medias rotas.

- Deberíamos irnos ya, Paul. No vale la pena quedarse, además, ese tipo despertará tarde o temprano - entonces Lorenz se puso muy pálido y añadió con voz temblorosa:-... Por cierto, ¿está vivo? ¡Tal vez le hiciste un traumatismo de cráneo severo! - gritó a Sierich.

Ella no le hizo caso. El bully despertaría con una jaqueca tremenda y uno que otro cristal incrustado en el rostro o el cuero cabelludo, pero Huma no aplicó la fuerza suficiente como para matarlo.

- Cierra la boca. Está vivo. No, no creo que vaya a morir por el golpe - contestó con serenidad.

Paul la vio encenderse un cigarro que le robó a Otto y notó que el maquillaje blanco se le había borrado casi por completo. Aún así, no era capaz de imaginarla con la cara lavada. Sin tan siquiera fijarse en él, Huma de nuevo le habló a Flake:

- Necesitamos encontrar una farmacia. Conozco una cerca de aquí. Tienen auto, ¿no? Seh. Yo los escuché discutir sobre un neumático pinchado.

- Sí, pero... - fue interrumpido por Paul.

- ¡Pero nada! ¿Qué no ves que me desangro? - exclamó con muy poco respeto a su delgado amigo.

Flake le miró con rabia. Si tan sólo Landers hubiera cerrado la boca ambos estarían sanos y salvos aguardando por una de las más grandes exponentes del punk. A veces creía que Paul debía aprender a callarse de una buena vez. En la escena todo mundo lo adoraba, pero cuando llegaba la hora de dar o recibir órdenes o de encontrárselo de mal humor... Tenía una lengua de víbora y una actitud de mierda. Fumaba cigarrillos, se decoloraba el cabello y vestía con ropa de segunda mano, también decía cantar. ¿Y le fastidiaba? Sí, muchas veces. ¿Y le odiaba? No, era de sus mejores amigos.

Huma y Flake se adelantaron, mientras eran seguidos por Paul, que caminaba torpemente entre la acera atiborrada de bolsas de basura.


- Arrêtez le véhicule! - Sierich gritó de pronto, apuntando una pequeña farmacia a la esquina de la manzana -. Stop! ¡Detente! ¡Alto!

Flake apretó la mandíbula, intentando aparcar la furgoneta al otro lado de la calle. Miró por un instante al retrovisor y ahí estaba Paul Landers, tendido en los asientos de atrás, con sangre seca y fresca a la mitad de la cara. Éste le sonrió, enseñándole los dientes.

- Pasamos cuatro farmacias, ¿qué tiene de especial esta? - Christian interrogó a Huma, la cual también se había vuelto a Paul.

- Ay. Mira, parece un bebé. Tan lindo - dijo ella, conmovida por tan adorable y sangrienta escena. Tras varios segundos, decidió responderle a Flake:-. Oh. ¿Qué tiene de especial? Pues aquí compro mis pastillas anticonceptivas y el dueño es amigo mío.

Abrió la puerta del vehículo, salió de un salto.

Flake Lorenz ayudó a salir a su amigo. La herida parecía no ser grave. No le habían molido a golpes, sólo le dieron uno y Paul se comportaba como si fuese un moribundo.

HUMA [ Paul Landers ] Où les histoires vivent. Découvrez maintenant