CAPÍTULO 51

282 47 2
                                    

Me remuevo sobre la cama. Siento algo debajo de mi. 

Abro los ojos y veo que estoy sobre un pecho cubierto por una camisa blanca de botones.

Me enderezo y veo a Gian durmiendo, con su respiración profunda.

Me miro y no puedo creer lo que estoy viendo, tengo un camisón que me da en los muslos.

Me levanto de la cama y miro al cielo, falta aproximadamente una hora para que amanezca.

Me concentro en recordar que fue lo que pasó ayer y como fue que termine acostada sobre el pecho de Gian.

¿Paso algo entre él y yo?

Recuerdo la ceremonia, los bailes, yo bebiendo una sustancia de color avellana, recuerdo los bailes y después la cena.

Y de pronto todo comienza a aparecer en mi cabeza. Mi extraña y repentina felicidad, como fui corriendo a la fuente, cuando hice que Gian entrará y que lo hice caer, que me trajo a la habitación.

Todas y cada una de las estupideces que le dije. ¿CÓMO VOY A VERLO A LA CARA?

Todos mis más profundos y oscuros secretos fueron revelados. Ni siquiera yo estaba consiente de ellos.

Gian despierta y al verme se levanta de la cama.

-Yo...

-No digas nada -le ruego -Por favor

Paso una mano por mi cabello frustrada.

-Soy una idiota y juro que voy a matar a Alba

Gian permanecía en silencio y con la vista agachada.

-No puedo creer que me comportará de esa manera, tan imprudente y sin decencia 

-No es su culpa

Genial, esta hablándome de usted.

-Si lo es, monte todo un espectáculo

-Nadie estaba consciente en la fiesta, nadie me vio traerla hasta aquí fui muy cuidadoso

-¿De verdad?

-Si

-Gracias Gian, me salvaste otra vez

-Ese es mi trabajo

-Quiero pedirte algo

-Lo que ordene

-Olvida cada palabra que te dije

-No hay problema

-Es que si lo hay -digo frustrada -Estás hablándome de usted de nuevo, siento que ya no estamos en ese círculo de confianza que habíamos logrado conseguir

Gian permanece callado.

-Soy un desastre -digo al límite

Siento unas ganas inmensas de llorar, se que estuve haciendo locuras, pero no era yo, no estaba consciente de lo que hacía o decía. 

Incluso esa estúpida cancionsita que cante mientras me bañaba.

Me siento en la cama y oculto mi rostro entre mis manos. Las lágrimas amenazaban con salir pero mis ojos cerrados con fuerza se lo impedían.

Gian se agacho a mi altura y quito las manos de mi rostro delicadamente.

-No llores -limpia mi mejilla al escaparse una lágrima

-Me siento tan avergonzada

-Estoy consiente de que no eras tú, no lo tomes tan apecho

-Jamás me he sentido tan avergonzada de mis actos

Entre DinastíasWhere stories live. Discover now