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—¡Basta, por favor!

—Te lo vuelvo a decir, ¡en esta casa se hace lo que yo diga!

Poco a poco fue escabulléndose por el oscuro pasillo sintiendo la helada traspasarse a sus pies descalzos. Los gritos nuevamente provenían del cuarto de sus padres, los cuales habían logrado irrumpir en su plácido sueño.

La luz de la luna entraba por una de las ventanas, indicándole que aún se mantenía a altas horas de la fría noche. Al parecer, su padre había regresado a casa pasado de copas una vez más y ahora no quedaba más que escuchar el tormento de sus insultos hacia su madre mientras que al pequeño se le apretaba poco a poco el corazón con el temblor presente en sus manos. Tenía miedo, mucho miedo.

—¡Estoy cansado de todas tus mierdas!

—¿A d-dónde vas?

—Es momento de que a ese niñato le de una lección.

—¡No! ¡Él no tiene la culpa!

El pequeño Jungkook retrocedió, atemorizado, provocando que tropezara con la propia tela del pantalón que le quedaba mucho más largo de lo que debería.

Sintió los fuertes pasos de su progenitor retumbar sobre la madera donde tenía apoyadas ambas manos, por lo que retrocedió en aquella misma posición con la mirada puesta en la puerta del cuarto de sus padres, la cual fue abierta bruscamente.

Se inmovilizó, viendo la gran figura de su progenitor aparecer frente a sus ojos.

No...— emitió en un tembloroso susurro, siendo testigo del momento exacto en que su madre trataba de detener al más alto desde su espalda, provocando así un forcejeo entre ambos.

Gritos se oyeron y posteriormente la figura femenina terminó siendo empujada, cayendo por las escaleras a un costado.

¡¡Mamá!!

Abrió ambos párpados con rapidez, viendo de un lado a otro con inquietud mientras su pecho subía y bajaba con intensidad.

Tragó saliva, reincorporándose poco a poco sobre la camilla, sintiendo una leve capa de sudor cubriendo su frente.

Una vez más esa pesadilla.

La cabeza de Jeon se movió de un lado a otro, negándose así mismo.

Si tan sólo no fuese real.

Sintió sus ojos picar mientras se hallaba absorbido en los tormentos que le atacaban lentamente su interior. La agradable calidez del amanecer siendo transmitida desde la ventana a su derecha logró distraerlo un poco, guiando su destrozada mirada en aquella dirección, contemplando la cálida imagen.

El silencio absoluto en la enfermería le transmitió cierta tranquilidad en esos momentos. Al menos de aquella forma lograba expulsar las desagradables sensaciones en su pecho. Aunque eso no quitaba el hecho de que la soledad una vez más se había vuelto su amiga más cercana.

Sin mucho esfuerzo, logró guiar sus piernas en la dirección que le permitió sentarse a la orilla de la camilla, sintiendo el vendaje de su pierna herida apretarle ligeramente.

Formuló una mueca por ello.

Cuando logró estabilizarse sobre ambos pies en el suelo y dar un par de pasos, sonrió para sus adentros. No había sido tan difícil como pensó, sólo era cosa de agarrarle ritmo. Gracias a Sana y sus recomendaciones, había logrado quedar mucho más tranquilo en el momento en que le mencionó que la perforación no había sido demasiado profunda como para dejarle un daño permanente, pero que aún así no podía darse ciertos lujos como acelerar su paso hasta correr, al menos por unos pocos días en espera de que la herida cerrara.

Muertos Vivientes ➳ KookV #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora