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Es alguien que buscaría que hasta tu mascota lo quisiera.
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Ya era nuevamente de mañana.
Abriste tus ojos despacio, para recordar que no estabas sola; un peso sobre tu abdomen te hizo recordar que cierta personita se había quedado a dormir. Sonreíste.
Con mucho cuidado trataste de levantarte, no querías despertarlo.
Ria también se encontraba ahí, tu pequeña mascota. Acariciaste su cabeza para luego levantarte y dirigirte a la cocina.
~
Mientras tomabas de tu taza, comenzaste a escuchar ciertos ruidos; más bien gruñidos.
Negaste con la cabeza.
Terminaste de desayunar y volviste a la habitación, para evitar que se comieran a tu novio.
Te exasperaba un poco que tu mascota, la perrita que habías decido viviera contigo, no lo aceptara; y a su vez, no podías evitar sonreír y —algunas veces— hasta reír por los intentos fallidos de Hyunjin.
Sin hacer mucho ruido te apoyaste en el marco de la puerta, para observar mejor la escena.
—Ya Ria-ah! A ___ no le gusta que nos llevemos mal, que dices, ¿Tregua?— habló adorablemente hacía el pequeño can, tratando de darle un beso.
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Ganándose otro gruñido.
No pudiste evitar reír, haciendo que ambos te miraran.
—Ya! ___, no te rías! No es gracioso— dijo Hyunjin haciendo puchero.
Sonriendo aún, te acercaste a la cama; tomando a Ria entre tus brazos primero.
—Admito que no puedo evitarlo... Son adorable las pequeñas peleas que tienen— hablaste acariciando a tu perrita, y luego a Hyunjin.
Este sonrió. Quiso acariciar a Ria una vez más, logrando que esta huyera hacía la cocina.
Solamente esas situaciones lograban generarte sentimientos encontrados. Y lo amabas.
