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Es alguien que cuando la esté pasando mal, solo querría tu compañía.
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Hacía un buen tiempo que no veías a Hyunjin. Comenzó a salir con una linda chica, o eso creíste en el momento que la conociste. Básicamente, lo había alejado de ti.
Estabas muy triste con eso, y más luego de que él creyera todo lo que su novia había inventado sobre ti.
Pensando en ello estabas sirviéndote un vaso de agua, necesitabas tranquilizar tu mente.
Luego de apoyar el vaso vacío sobre la mesa, te llegó una llamada de Bangchan. Con el ceño levemente fruncido, atendiste.
—Hola ____, ¿Cómo estás?— habló Chan, al parecer forzando un buen tono.
—Hola, bien, ¿Y tu?— respondiste cortante, dándote cuenta al instante que no podías permitirte ser mala con él, el problema no era con aquel chico; —lo siento Chan, y siendo sincera, no muy bien— dijiste esta vez.
Escuchaste un suspiro del otro lado de la línea.
—Lo sé ____, y lo entiendo, pero necesito hablar contigo de Hyunjin—habló luego de pensarlo dos veces.
Cerraste tus ojos un segundo.
—Bangchan–
—Terminaron— mencionó interrumpiéndote.
No pudiste evitar sentirte mal por él.
—Debe estar realmente mal— hablaste sin dejar a la vista tus sentimientos.
—____, ¿Podrías?— preguntó Chan, casi en una súplica.
Negaste, sabiendo claramente que no podía verte.
—No Chan, no lo haré— dijiste seria, para luego cortar la llamada de repente.
Hyunjin se había equivocado, y tu orgullo en ese momento era más grande que cualquier otra cosa.
~
Era un día brillante, muy bonito.
Habías decido leer un poco, hacía mucho no lo hacías. Tomaste tu libro y te sentaste bajo alguna sombra en el patio: ideal.
Estabas por terminar un capítulo cuando comenzó a sonar tu celular. Luego de tomarlo tuviste que leer dos veces el nombre que se reflejaba en la pantalla.
Tomaste la llamada sin más.
—Hyunjin— dijiste simple, y quizá más seria de lo necesario.
—____, por favor, no seas así, no ahora— pidió con tono triste, haciéndote arrepentir por tu actitud.
—¿Qué necesi–
—A ti— mencionó con la voz quebrada.
¿Por qué me interrumpen así?
Reprimiste un suspiro.
—¿Dónde estás?— preguntaste con tu tono más calmo.
—En casa, ¿Podrías venir?— preguntó rompiendo en llanto al final.
Escuchar llorar a alguien te dolía, y más si esa persona era importante para ti, a pesar de todo.
—Estaré allí pronto— hablaste sin esperar una respuesta, para luego colgar.
~
Al llegar al lugar ibas a tocar a la puerta, pero esta se abrió de pronto dejando ver a un Minho apurado.
—Oh, _____, ¿Qué haces aquí?— preguntó sin entender tu presencia allí.
—Vine a ver a Hyunjin— dijiste haciendo una mueca.
Pudiste ver como asentía haciendo una mueca también.
—Pues, pasa, está en la sala y, suerte— habló Lee Know apretando levemente tu hombro.
Luego de ver como se iba, respiraste profundo, para luego entrar y cerrar la puerta detrás de ti.
Diste unos pasos hacia la sala, para encontrarte con Jinnie casi acostado en el suelo, jugando con lo que al parecer eran, una gomas de borrar.
—Enserio estás mal Hyunjin-ah— dijiste antes que se percatara de tu presencia, en tono chistoso.
No pudiste lograr que cambiara su expresión triste.
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—Oh, estás aquí— mencionó para incorporarse, quedando sentando en el suelo.
Copiaste su acción, tomando un lugar frente a él.
Enserio le había afectado, quizá la quería mucho. Ni una vez te miró a los ojos. Sin saber muy bien que hacer, tomaste sus manos.
—Enserio lo siento Hyunjin, nadie merece pasar por esto, menos tu— mencionaste, tomándolo con más fuerza.
Escuchaste un pequeño sollozo antes de que te tomara entre sus brazos, en un necesario abrazo. Correspondiste sin siquiera pensarlo.
Después de un momento, se alejó.
—Lo siento ____, lo siento mucho— dijo sin mirarte, acariciando tus manos.
No podías evitar sentir una leve presión en tu pecho.
Ibas hablar, cuando él lo hizo primero.
—No debí alejarme de ti, te di la espalda cuando tu siempre estuviste para mí, lo siento— habló para después volver a soltar unas pequeñas lágrimas.
Te soltaste de su agarre para poder limpiar aquellas lágrimas.
—Deja de disculparte, estoy aquí y estaré contigo siempre, nunca dudes de eso— dijiste haciendo que te mirara a los ojos, para luego sonreírle sinceramente.
Jinnie, con algo de esfuerzo, pudo devolver una ligera sonrisa, volviéndote a abrazar luego.
