𝐂𝐈𝐍𝐂𝐎

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[P. O. V Narrador omnisciente]:

Había de considerarse que el libro de ochocientos años se propuso el título de padre postizo ante el adolescente por ser un tutor en su camino a la rectitud. Cosa que se volvía cada día más, un reto enorme dependiendo de las experiencias u estados sociales en que el joven se encontrará. Tuvo un rango de guerreros, a muchos se les dificultó entender sus lecciones. Pero al final de cuentas lo lograron al poner sus mejores esfuerzos, el actual Ninja, tenía una manera muy diferente de comprender las cosas. En su mayoría de ocasiones a las malas, ¿Pero qué se puede esperar? Tiene divida su mente en su vida como juvenil y protector de los inocentes. Trataba de buscarle el lado de razón a todo ello.

Un ejemplo era aquel de estar conciente ante su fama, y del peligro que representaba para el muchacho que parecía agradarle demasiado la atención de ser una celebridad. De ser adorado y amado por la mayoría de la ciudad ( sin incluir a sus enemigos ) mantenía ese margen de darle al público la satisfacción que exigían. En ese sentido fuera de contexto, soportando ser agitado con exceso de piruetas o acrobacias, poses y ágiles movimientos al aire que aparentaban ser geniales. Si el adolescente héroe se descuidaba por varios segundos podría provocar que el libro cayera sin darse cuenta.

El Nomicon emitió varios brillos como si se trataran de quejas que le pedían con toda autoridad detenerse de hacerse el payaso frente a los fanáticos solo para alimentar ese ego que debés en cuando se salía de control.
Y como tenía predicho, le ignoró estando sumergido en su papel.

Si ese libro pudiese hablar, con toda sabiduría desearía tener la capacidad de darle una verdadera muestra de movimientos tácticos, a diferencia del show demostrativo que él hacía. La multitud no podía sentirse más inspirada, llena de impresión y asombro con cada giro o nítido golpe fingido.

Este muchacho a veces no me llena de orgullo. Hubiese exclamado el Nomicon con tremenda pesadez. Ya ni siquiera sabía si estaba teniendo el puesto de guía espiritual o pintura a la que ignoraban con facilidad. Le daba buenos consejos, ¿Por qué no los podía acatar con sabiduría? Cómo los demás guerreros o algo.

Las masas querían más, no, eso no describía el remolino de exclamaciones y pedidos emocionados por ver acción momentánea. ¿A poco no se habían conformado con tenerlo al frente en ese escenario? El Nomicon pensó que de un momento a otro le pedirán al chico sus armas para jugar, y por supuesto, como tanto los quiere, estaba la posibilidad de que les hiciera caso ante sus peticiones animadas.

Podía escuchar de todo en esa posición, declaraciones de admiración, de amor, de fanatismo puro. La felicidad le corría por las venas, verlos a todos tan felices de contar con su sola presencia lo hacían sentir más especial que nunca.

Y es que a veces, también le gustaría la posibilidad de que aceptaran a su contraparte común y corriente así como la heróica. Tenía la sensación de ser dos polos opuestos a la vez, con diferentes perspectivas bajo los ojos ajenos ante ambas partes. Tanto Randy como el Ninja. Sería estupendo y satisfactorio no encontrarse dividido.

En su mente solo recorría disfrutar del momento.

Un joven regordete le miraba rencoroso desde el estrecho espacio que le había dejado la multitud para ubicarse justo en un punto dónde pudiese criticarlo con la mirada. Su mejor amigo se la estaba pasando de maravilla, y no compartir el momento le parecía una tremenda traición.

Cruzó sus brazos al verlo en más constantes movimientos que solo enloquecían a las personas presentes. Se preguntó en que aspecto tomaría venganza luego de esto.

No muy lejos de ahí, la música resonaba con fuerza, ya que está festividad llevaba días siendo planeada, la mitad de la cuidad se encontraba ahí para ver en vivo al héroe. Con el ajetreo, vendedores aprovechando la ocasión para unas buenas propagandas con productos a base de la idea de combinar con el guerrero, ciudadanos apurados por no perderse el momento único, y una que otra persona molesta por ver sus rutinas arruinadas gracias al imprevisto.

En el caso de la joven muchacha de ojos (c/o) cansados por el poco tiempo de sueño en los últimos días, a ella le gustaría presumir que fue por una etapa depresiva o por una fiesta a la que le invitaron, más esas fantasías se reemplazaron por la cruda realidad de no conseguir su descanso apropiado gracias al volcán de trabajos y proyectos por parte de la institución.

Al parecer su seción tenía cuentas disciplinarias que ajustar. Cada uno de los miembros en su salón se arrepentían de existir o simplemente haber tenido el pésimo infortuno de pertenecer a un aula con varios maestros malhumorados que no tenían la intención de brindarles piedad en sus pruebas académicas.

Se preguntó, que sería la diferencia de formar parte en la sección contraria, los maestros eran raros pero por lo menos se notaban menos crueles, a su parecer.
La escuela cerró unos días debido a los ataques y los daños materiales que estos dejaban, debido a su rápida reconstrucción no fue problema acumularse el trabajo por la espalda al borde de sentirse afixiante el solo mirar unos cuantos libros.
Para ese momento tedioso solo quería que la tierra la tragara y la escupiera en un lugar mejor que la escuela.

Su atención se centró en los televisores que reflejaban atraves de una vitrina de cristal, una transmisión directa de aquel amado y heroico sujeto, guardián de la paz y justicia en Norrisville. Si mal no recordaba, varios alumnos hablaron de un festejo en su nombre. Y valla que grata sorpresa se llevó al descubrirse pensando ir o no por unos minutos, tal vez como una distracción u oportunidad para ver de cerca al famoso guerrero.

Luego de tanta rutina, se merecía un poquito de misericordia a su mente ¿No?, Algo bueno podría surgir de una ligera salida, tomar aire, darse la dicha de experimentar en su nueva etapa de vida. Un nuevo inicio como su padre le había propuesto tanto.

Sacó su celular, y en búsqueda del número de su progenitor le echó un fugaz vistazo a la imagen del Ninja en pantalla, riendo junto a la audiencia creada en el lugar, todo se veía ahogada en felicidad entre la convivencia que se podría llamar fortuna para los fanáticos que soñaron un momento así desde la primera aparición de éste.
Sonrió, porque daba la sensación de verse fantástico estar ahí. Se preguntó si eso sería suficiente para que su mente tuviera un receso a la acumulación de problemas que había estado arrastrando desde que se mudó.

El buzón de voz fue su único recibimiento, la sonrisa que tenía se fue borrando lentamente, estaba esperanzada de que él constará de su aprobación, quién sabe inclusive se hubiesen unido a esa peculiar celebración juntos, como padre en hija. Su padre también se estaba ahogando en su propio mundo, no quería sentir. Y de pronto, cuando debés en cuando le dirigía directamente la mirada, parecía ser que los ojos de su padre le expresaban una igualdad, ese sentimiento que le afectaba como un cuchillo atravesando el corazón, luego esa frase que solía utilizar botada su muro de seguridad. Te pareces tanto a ella.

Tomó un suspiro, le costaba digerir la situación, el pasado. Ponerse como si fuese un maniquí y sonreír como si la vida fuese rosa y maravillosa, quería distraerse, salvarse del abismo profundo. Pero también quería salvarlo a él. Ambos debían escapar de ese agujero que absorbía todo lo positivo de sus actuales vidas. Y es que, a pesar de los intentos, se les hacía imposible cuando el dolor se acercaba a jugar con sus corazones, cegando la mente por completo.

Apretó sus labios a la vez que analizaba la situación, en dos posibilidades: ir sin absoluto consentimiento de su padre, o regresar a su hogar de manera tranquila evitando un sermón de media hora.

Era claro lo que eligiria.

Guardó el celular y se dió la vuelta para ir hacía la parada de autobuses más cercana. Pocos fueron los pasos que dió cuando ya se encontraba dando la dirección contraria a lo que su mente y conciencia le habían planeado.

Un pequeño plan que levemente se formulaba como un rompecabezas que terminaba con posibilidades que en su mayoría, no llevaban resultados favorables. Pero fue lo de menos cuando emprendió la decisión.

Un acto de rebeldía, una impulsividad. Pero su razonamiento no estaba tan cuerdo para ese entonces.

𝘾𝙊𝙍𝙍𝙐𝙋𝙏 ╏RC9GN'×Lᴇᴄᴛᴏʀᴀ |En Pausa|Where stories live. Discover now