Parte 89:La calma regresaba a mi vida... a mi nueva vida

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N/A: MAÑANA ÚLTIMO CAPÍTULO + EPÍLOGO

Seguiré promocionando mi historia: USTEDES YA SABEN QUE ESCRIBO CURSILERÍAS, NO SE ASUSTEN CON MI NUEVA HISTORIA: La historia se desarrolla en una clínica para rehabilitación de adicciones; Thomas, es un chico con ansiedad social, introvertido, nervioso, inseguro, enamorado de su novia y de temperamento corto con bastantes secretos que prefiere guardar, y en la estadía en la clínica, conoce a la explosiva y extrovertida Pandora. ¿Qué pasará cuando se conozcan?

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***

Después de meses de llanto desesperado en la noche, inseguridades, tristeza, angustia y una culpa que no me dejaba dormir, sentía que todo volvía a la normalidad. La calma regresaba a mi vida... a mi nueva vida, a la vida que había estado construyendo con Francesco durante el último año.

Sabía que haber sido mamá fue algo inesperado, que yo jamás lo esperé, y que después de todo había sido... algo así como un mal cálculo que terminó dándome la mayor alegría que en mi vida pudiese haber imaginado, un amor incondicional que me hacía tener los pensamientos más irracionales y los miedos más profundos pero que venía acompañado con un amor infinito, una felicidad inexplicable y una sensación de que nada más que él importaba en mi vida.

Ya podía dejar atrás los llantos, la desesperación y el miedo cuando mi terapista afirmaba que las sesiones ya no eran necesarias, que todo iba bien y ya sólo debía comenzar a trabajar mi ansiedad de una manera independiente.

También dejaba atrás los problemas con Francesco, las inseguridades de ambos, los ataques de celos de mi parte, porque Leandra nunca significó mucho en nuestras vidas, se fue tan rápido como llegó. Y por su parte él se disculpaba por esa rabia injustificada que nos tuvo al borde de terminar nuestra relación.

Sentía que todo iba bien en mi vida, que nada podía ser perfecto pero para mí sí lo era, con la familia que tenía y con mis amistades que volvía a recuperar, como Daniella que volvía a ser la de antes, y tomábamos las antiguas costumbres de manera sagrada, como reunirnos cada día lunes, aunque ahora nos acompañaba Tony en nuestros encuentros.

Y así pasaban las semanas, el tiempo parecía volar, porque ya estábamos en diciembre, Tony cumplía siete meses y ya tenía dos dientes pequeños que apenas se veían, dos pequeños puntos blancos en sus encías que se veían muy graciosos cuando sonreía y que las niñas adoraban ver cuando lo hacían reír. Él y sus hermanas tenían la mejor relación, porque ellas lo adoraban, lo trataban como una muñeca, poniendo cintas en su corto cabello, jugando con él.

Después de la pelea que tuvimos con Francesco, la relación se volvía más melosa e intensa, y aunque yo nunca tomé realmente en serio lo del matrimonio, porque en mi mente el anillo de compromiso era para eso... "comprometernos" pero quizás casarnos en un futuro muy lejano, la idea de fijar fecha para un matrimonio era algo que ambos habíamos pensado durante el último mes. Especialmente después de ver como las cosas evolucionaban entre nosotros, porque estábamos hecho el uno para el otro, él con su estructurada personalidad y yo... siendo yo.

Decidimos fijar una fecha para casarnos, y aunque nuestro plan original era el día treinta y uno de diciembre, el día que nos habíamos conocido, eso sería muy luego y no habría tiempo de nada, y optamos por la fecha más cursi posible... San Valentín. Sabíamos que quedaba poco tiempo, pero ya había una persona planeando todo, y mi único requisito era que no fuese en la iglesia.

En relación a mi trabajo, ya no podía alargar más ese permiso médico, no podía seguir mintiendo, y volvería a clases después de las vacaciones de fiestas de fin de año, y aunque me entusiasmaba volver a trabajar, comenzar a sentirme más activa que de costumbre, sentía un poco de melancolía por dejar a Tony con la niñera, porque era mi bebé, y quería estar todo el tiempo posible con él. Pero las inseguridades ya habían pasado, y todo ese miedo que sentía cuando él nació ya eran casi inexistentes, y sabía que él estaría bien, que volvería cada tarde a verlo y podría pasar todo el resto del día con él, sin perderme ninguna etapa de su crecimiento.

•MI NOMBRE ES RÍO•Where stories live. Discover now