#Mía-Te juro que voy a matar a tu padre, Olivia. Y que sea la última vez que te portas así -le digo seriamente a mi niña mientras le ayudo a secarse el cuerpo.
- ¡Hola! ¡¿Puedo pasar? -escucho decir a Lili al otro lado de la puerta de la habitación de Marcos.
- Claro cielo, pasa. -Entonces se habré la puerta, y una niña no tan niña ya, entra sonriendo con ropa doblada en su mano.
-Está ropa es para Olivia, mi madre me la ha dado. Dice que es mía, de cuando era pequeña como ella. -Tomo la ropa limpia en mis manos mientras me doy cuenta de que ella ya está vestida y con el pelo seco. Claro, ella no ha tenido que pasar por el espectáculo que ha montado su hermano...
- Gracias cielo -le respondo sonriendo. Pero ella no se mueve de su sitio, y es entonces cuando entiendo lo que pretende. -¿Quieres ayudar a Olivia a vestirse mientras me visto yo?
- ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! -sonrío mirando observando cómo le brillan los ojos. ¿A que niño no le gusta jugar a ser mayor con otro niño?
-Estupendo. -Me pongo en pie para dirigirme hasta la mesilla de noche donde está colocado mi teléfono y llamar a Marcos.
*Llamada telefónica.
- ¿Sí, dígame? - ¿Qué hace? ¿Se cree que no sé qué me tiene en marcación rápida?
- Necesito que me traigas algo de muda para ponerme.
-Vaya, mi damisela está en apuros.
-Marcos... -le digo pretendiendo que deje de jugar. No sé cuál es la razón por la que está tan contento pero yo empiezo a tener frío.
-Vale nena, le pediré algo a mi madre.
-No tardes, tengo frío.
- Pon la calefacción, subo en dos minutos.
#Fin de la llamada.
Hago lo que Marcos me ha dicho y pongo la calefacción de la habitación, aún estando en primavera, hace frío. Aprovecho para cepillar mi pelo mientras observo a Lili ayudando a Olivia a ponerse sus zapatos mientras charlan como si se conociesen de toda la vida, y me alegro por ello.
-Hola enanas, ¿dónde está Mía? -escucho decir minutos más tarde.Las niñas me señalan con el dedo, y Marcos avanza hasta donde estoy yo con ropa en la mano y su característica sonrisa arrogante en la cara.
- Con la buena idea que me parecía tener un baño abierto, sin puertas, hace unos años. Y que mala me parece ahora que tengo una hija - dice mirándome de arriba abajo y acercándose a mí.
- Que tonto eres -digo riéndome- Gracias por la ropa mi vida.
- Ah, ah... -dice negando con la cabeza mientras aleja la ropa de mis manos. -Primero, mi recompensa.
- ¿Qué quieres? -susurro envolviendo mis brazos en su cuello y acercando mi cuerpo todo lo posible al suyo.
-Joder, si estuviéramos solos... -observo a las niñas de reojo. Lili está peinando el cabello mojado de Olivia con tanto cuidado, que dudo mucho que le interese a cualquiera de las dos escuchar algo de lo que hablamos.
- Lo estaremos- digo dándole un beso profundo aún sabiendo que me va a odiar por dejarle con las ganas.
- Nena... -me responde Marcos pegando mi cuerpo aún más al suyo.
-Ahora, mi ropa. -Le quito la ropa de las manos y me separo de él moviendo las caderas por si se gira para mirarme.
-Créeme que me las vas a pagar cielo, me las vas a pagar. -Me meto en el vestidor de mi novio para no vestirme delante de las niñas mientras niego con la cabeza divertida. Y entonces, mientras me visto, me doy cuenta de que sobre la cómoda central hay una pequeña caja roja de terciopelo. Me acerco a la caja, aún sabiendo que si me encuentro el anillo de compromiso de Marcos para esa mujer, no sé qué haré.
- Qué no sea lo que estoy pensando, que no sea lo que estoy pensando -me digo a mi misma intentando auto convencerme.
- ¡Mía! ¡Nena, vamos! ¡Mi madre dice que ya está la cena! -La voz de Marcos me hace pegar un breve salto sobre mis pies. Vuelvo a mirar la pequeña caja que tengo en mis manos, y es entonces cuando decido volver a dejarla donde estaba.
- ¿Mami? -Giro mi cabeza para ver a mi hija entrando en el vestidor con una falda marrón caqui, una camiseta blanca y una corona en el pelo.
- Ya estoy cariño. Vaya, qué guapa estás. ¿Y esa corona de princesa? -le digo cogiéndola en brazos mientras salimos de nuevo a la habitación.
- Me la ha regalado Lili, ¿a qué es bonita? -asiento sonriéndole. Estaría guapa incluso con un saco de patatas, y no lo digo por ser su madre.
- Dios minutos más y entro a buscarte. ¿Qué estabas haciendo? -dice Marcos cogiendo a Olivia de mis brazos. Para él su peso no es nada, a mi ya me empieza a pesar un poco.
- La cremallera, ya sabes lo mala que soy con las cremalleras. -Entonces él se detiene para mirarme de arriba abajo lentamente. Llevo una camiseta blanca de tirantes pegada con una falda larga lisa de satén celeste, bastante bonita.
- Hasta con la ropa de mi madre... esto debería ser ilegal -dice negando con la cabeza mientras me toma de la mano para arrastrarme con ellos dos fuera de la habitación.
- ¿Ilegal? ¿Qué es eso papá? - me río bajo la rápida fulminante mirada de mi novio mientras bajamos las inmensas escaleras. Y me concentro en dejar de lado la imagen de esa caja roja de terciopelo y la historia que puede haber tras de ella pero que no quiero saber.
- ¡Oli! ¡¿Quieres sentarte a mi lado en la cena?! - dice Lili bajando tras nosotros las escaleras.
-Cuidado cariño, no corras por las escaleras o te caerás -digo extendiendo mi mano libre hacia ella, quien la acepta alegremente sin rechistar.
-Vale -responde mi hija con todo arrogante. ¿Está de broma? ¿Podría tener algún gen más de su padre? Marcos me mira rápidamente tratando de no reírse también, sabe perfectamente lo que estoy pensando.
- No se te ocurra, dijimos que tenía tu personalidad -me dice antes de permitirme soltar una palabra.
- Parece que nos equivocamos.
ESTÁS LEYENDO
VOLVER A TENERTE. (II)
Teen FictionSEGUNDA PARTE DE "Eres mía, preciosa". Entré en su vida, e hice de ella un torbellino sin importarme las consecuencias y lo que vendría con ellas. Qué además vinieron, vino el tormento y las noches de insomnio que me causaba su recuerdo. Sin embargo...