Capítulo XLVI

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*Narra John*

Suspire resignado mientras veía como una cabellera rubia se alejaba al lado de una rojiza. Si bien, no debía interesarme a dónde se dirigían, pero la curiosidad ganaba ciertas batallas.

El tiempo pasaba mientras miraba como conversaban felizmente, solo podía limitarme a ver sus expresiones. Felices, en momentos se veían confundidos, y en otros tristes. Estaba igual de confundido que ellos ante las facetas en sus rostros.

— Mami, mira un hombre raro —

— No lo mires, probablemente sea algún acosador —

Había de admitir que me sentía incómodo por las miradas y comentarios de las personas que pasaban a mi alrededor, pero no era como si pudiera decir o contradecir sus palabras, lo mejor sería preocuparme por lo mío, e ignorar el hecho de que me encontraba detrás de un árbol espiando a Williams y Meyli a la distancia.

No podía oír lo que hablaban. En un momento fueron interrumpidos por el vendedor de helados, después de eso se dirigieron a un lugar para sentarse y al parecer disfrutar del momento.

Suspire pensando lo que hacía. No estaba bien, no estaba para nada bien lo que hacía. Sería mejor irme del lugar, antes de que pasara algo de lo que arrepentirme.

— Que jóvenes tan enamorados, en mis tiempo también mi pareja y yo nos besábamos así —

— Deja de decir tonterías —

Reír un poco por el comentario de aquellas ancianas, me preguntaba si algún día podría encontrar a alguien que quisiera pasar sus días a mi lado.

— ¿Pero cuáles tontería?, joven, ¿A usted no le parecen encantadores? —

Gire mirando cómo me sonreía mientras apuntaba a un lado — Bueno, creo que eso depende de las personas a las que miras — Guarde silencio alejándome de ellas, para luego dirigirme al lugar de aquellas personas que mostraban su amor. Esperaba no haber sonado tan agresivo con las señoras.

— ¿Pero qué le pasa a ese hombre? —

— Es tu culpa por molestar a los demás —

— Pero no me negaras que era apuesto, si tuviera unos 25 años menos, caería ante mis encantos —

Estaba molesto, por la escena y por no querer admitir la verdadera razón — No sabía que por esto perdías el tiempo de la empresa —

— John, yo —

— No te molestes Meyli, estaba preocupado por la forma en la que saliste del restaurante, pero ya veo que fue en vano mi preocupación. Pensé que era yo quien dañaba la imagen de la empresa — Guarde silencio viendo como baja su mirada avergonzada. Mis palabras no eran las adecuadas, además entendía que no me concernía su vida privada, no podía desquitar mi propio enojo con ella, no era su culpa que yo fuera un cobarde incapaz de reconocer sus sentimientos — Regresaremos a la empresa, hace tiempo se terminó tu hora de almuerzo y necesito que organices unos documentos importantes — Tome su mano más tranquilo, necesitaba pensar y mi oficina era el mejor lugar.

— Si, lo entiendo John —

— No veo el problema de que este conmigo, después de todo estábamos discutiendo asuntos del trabajo con un pequeño cono de helado —

Detuve mis pasos ante aquellas palabras — ¿Oh, enserio? ¿Arregla los asuntos del trabajo besándose con las empleadas de sus colaboradores? — No podía desquitarme con Meyli ni con Williams, pero ¿Qué eran esas tontas excusas?

— ¡Basta! —

Guarde silencio al igual que la otra parte mientras mirábamos como Meyli sonreía ante nuestro silencio, parpadee confundido mientras ella regañaba a Williams y después dirigía su mirada enojada a mí.

— Jefe John, espero que no confunda lo laborar con meterse en mi vida privada, comprendo lo que le dije y por ello volveré a trabajar —

Desvié mi mirada comprendiendo sus palabras — Si, lo sé, vamos para el mismo lugar, te puedo llevar —

— Se lo agradezco, pero conozco el camino, iré por mi cuenta, además de que no está lejos la empresa —

Seguía sin comprenderla, hace unos momentos estaba avergonzada y de la nada se había enojado. Calme mis pensamientos escuchando otra voz masculina.

— Entonces yo te acompaño, vine caminando, puedo llevarte hasta el lugar —

— Se lo agradezco joven Williams, pero me negaré, aún tengo otras cosas que hacer —

Nos quedamos quietos en el lugar viendo cómo se alejaba.

— Esto es tú culpa —

Mire como Williams me regañaba por mis acciones — ¿Qué quieres decir?, esto no hubiera pasado si tu no dieras escusas tontas —

— No son tontas —

— ¿Crees que alguien te creerá lo de los negocios si los vio besándose? —

— ¿Cómo es que tú sabes eso? —

Guarde silencio, me negaba a admitir lo que hacía — Eso no importa, seamos claros, ¿Qué pretendes con ella? —

— ¿Por qué debería de decírtelo? —

— Es mi empleada —

— Tu mismo lo has dicho. Siempre te intentas de meter en su vida personal con la excusa de que es tu empleada, entonces no veo el motivo por el cual decirte —

Apreté mis manos molesto, sabía que tenía razón. Preste atención como un largo suspiro salía de aquella persona.

— Como sea, no tengo tiempo —

— Espera — Dirigí mí mirada a la persona delante de mí — Tienes razón, me entrometo en su vida con la excusa de que es mi empleada, y no te daré una excusa cursi o larga. Solo te diré que si haces algo indebido te puede ir mal —

— ¿Qué eres, su hermano? —

— No, soy alguien parecido a ti. Ambos buscamos la atención de ella, aunque sea por unos momentos. Aunque claro, con la diferencia de que usted está comprometido y yo no — Guarde silencio mirando su cara de desconcierto ante mis palabras — En otra palabras, se puede ver que buscas más que una simple amistad con ella, y en ese caso, yo busco algo similar a ti —

— El compromiso aún no está hecho, se puede cancelar —

— Entonces le recomendaría que primero lo cancele, y después vaya en busca de alguien más, sea como sea, quiera o no, está dentro de una relación que se debe respetar — No tenía algo más que decirle, gire sobre mis pasos para ir por mi auto y dirigirme a la empresa.

Matrimonio ArregladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora