30

701 58 9
                                    

-yo solo le dije que era algo... tu sabes.- dos chicos caminando por la calle de lo más tranquilos, un pequeño japonés bastante cómodo al estar en sus tierras junto a su pareja, el chino, que escuchaba atentamente cada palabra.

Estaban en una calle realmente transitada y muy iluminada, algo que hacía brillar los ojos a cualquiera, y aunque todo era muy lindo de ver, un trío de chicas se acercó al asiático menor mientras el chino activaba su modo alerta.

-ミスタージャパン、あなたは? (¿Señor Japón?, ¿es usted?)- dijo una de las señoritas realmente roja.

-もちろん彼です、彼の顔が見えませんか? (Claro que es el, ¿no ves su cara?)- una de las chicas sintio vergüenza ajena ante esa pregunta tan tonta.

-ああ、はい、すみません、番号を教えていただけませんか。 お願いします (ah si, lo siento mucho, ¿me podría dar su número? Por favor).- miro con una cara de esperanza y el japonés solo asintió un poco rojo.

-もちろん、それは喜びでしょう、それは XXXXXX. (Claro, sería un gusto, es XXXXXX).- el chico de gafas le dicto su número telefónico y el chino miraba la escena realmente celoso.

-ありがとうございました. (Muchas gracias.)- las tres hicieron una pequeña reverencia pero antes de irse el chino lo acerco y lo beso de un modo bastante posesivo.

-彼は私のもの (él es mío.)- dijo el chino de un modo fluido, miro a las chica de un modo amenazante y estas se fueron corriendo avergonzadas, bueno... 2 de 3, una de ellas lo disfruto.

Siguieron caminando pero la confianza del japonés ahora estaba junto a su heterosexualidad, lo miraba nerviosamente  pero el chino no parecía afectarle, ¿acaso no sabe que no puede besarlo así no más?, hay gente mirando.

-¿qué sucede?.- dijo de una vez el asiático mayor.

-n-no puedes besarme así en público, alguien nos podría ver.- volteo sonrojado la mirada.

-¿y cual es el problema?.- miro confuso al menor, el tenia todo su derecho, por alguna razón oficializar su relacion fue algo tan anhelado por los dos.

-el problema es que si creen que no se ve bien ellos criticaran y... no quiero eso... lo siento eso no debería importarme pero aún así...- agacho la cabeza un poco apenado y tal vez triste.

-oye... no te pongas así, al menos acá solo critican, si te besara en el mío tal vez esté en la cárcel, déjame disfrutar esos labios.- el más alto acaricio su mejilla mientras que con el pulgar tocaba los suaves labios del japonés, pero este "tímido" chico mordió de un modo provocativo el pulgar y  mirándolo con unos ojos de lujuria.

-no me provoques, gatito.- el contrario se lamió el mismo pulgar y siguieron con su camino.

Ahora comían un dulce, el famoso manjū de Japón, un pequeño pan con relleno de castaña, era uno de los postres favoritos del menor, gracias a eso tenían 2 bolsas llenos de ellos que le regaló el chino para cumplir su capricho, ya se había comido 3 pero no pararía, comer de esos dulces realmente le daban recuerdos, su padre dándole alguno o cuando su hermana se caía y le compartía uno para que no llorara más, ahora, compartir uno con su novio, algo muy lindo de verdad.

-¿quieres?.- Japón le ofreció la mitad de su manjū pero este negó.

-no como dulces.- trato de soñar cariñoso y recibió la respuesta contraria.

Dio un gran mordisco a su comida, lo masticó un poco rápido, se lamió los labios y besó a su pareja, entrelazando y dándole ese dulce sabor, el chino estaba maravillado, ¿de dónde demonios aprendió eso?, ¿por que no lo había hecho antes?.

-podrias... ¿darme más?.- China se agacho un poco para que no tuviera que esforzarse mucho.

Así que los dos se sentaron en una banca bastante alejada, hasta parecía escondida, y repitieron esa acción, una y otra vez hasta que...

-me cansé...- el japonés había dejado de masticar hace tiempo, su boca no daba para más.

-yo no.- el chino seguía y seguía más a fondo, mientras que el japonés trataba de articular su nombre, pero los labios del este no lo dejaban, se adueñaron de él completamente, trataba de seguir o algo pero enserio estaba cansado, comenzaba a doler.

El chino parecía algo encantado por todo, los labios de su amado y el dulce de castaña era una combinación gloriosa, esa esplendorosa mezcla era ahora su adiccion, una sana a comparaciones de otras, siguió así hasta que el asiático menor quedó acostado en la silla de aquel solo lugar, el japonés abrazó desde la nuca a su amado y lo acercó más y más, esas gafas estaban completamente empañadas, toda esta situación era delirante pero ambos sabían que tenían que parar, no podían hacer algo  así en un lugar público.

Al terminar de besarse solo rieron un poco avergonzados y se fueron al hotel, esa fue una linda cita.

-No Tan Malo- Countryhumans UwuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora