CAPITULO 2

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Hace algunos días me propuse escribir el primer capítulo de mi libro, ya lo tengo, solo me falta editar un poco, y corregir algunas de las faltas que me son visibles. Tome la decisión de publicar mi historia en Wattpad, y eso estoy haciendo ahora mismo...o eso creo. A pesar, de estar desde hace varios meses en Wattpad, no estaba segura de saber cómo crear mi historia. Llevo un rato, tratando de hacer una breve investigación de como hacerlo, y creo que ya tengo idea de como.

Después de chorrocientosmil intentos, tengo la publicación de mi nueva historia en Wattpad.

—¡Oh no! ¿Que hice? ¿Y si no les gusta mi historia? ¿Y si creen que es tonta? ¿Y si ya no la puedo seguir escribiendo? ¿Y si muero en el intento? Okey, no, no, todo menos lo último —. Me atormentó con esos pensamientos. Aunque no puedo evitar sentirme fantástica después de esto. —¡Wow! ¡TENGO MI PROPIA HISTORIA!

Ese día me desperté muy temprano para hacer la publicación. Estaba en el pequeño escritorio de mi habitación, le di un vistazo al reloj que esta en la mesita de noche, al lado de mi cama y me di cuenta que ya era hora de darme una ducha. Salí de mi habitación con la intención de relajar los músculos y refrescarme un poco, desde que me desperté apague el aire acondicionado y ese día estaba muy caluroso. Estando en la ducha, me di cuenta de algo que terminó con la felicidad y entusiasmo que sentía.

—¡No puede ser, no puede ser!¡Por favor, por favor, no!¡Malditas manchas!¡Maldita enfermedad!  —reclame, aunque no se muy bien a quien, si soy solo yo la culpable, solo yo tengo la culpa de que esté enferma de esa maldita porquería, o bueno...mi cuerpo.
Fue inevitable que se me cruzará el recuerdo de aquel día en que el doctor, me dió el diagnóstico que acabo con mi vida...

—¿Que tengo, doc?¿Es grave?¿Se me va a quitar?¿Voy a sanar? —inquieta pregunté.

—Mira Sara, tienes que tomarte eso con calma...esto no es una enfermedad, es una deficiencia. Se llama Vitíligo, las manchas como la que tienes van a seguir saliendo, pero todo depende de tí, ¿de acuerdo? —espero a qué dijera algo, pero como no lo hice, este prosiguió—. Bien Sara lo que tú tienes que hacer es solo dormir, tienes que aprovechar todas las horas de la noche para dormir, ya que al dormir tu cuerpo produce los melanositos que te faltan, te voy a recetar un líquido que te va ayudar un poco. Reiteró, esto es algo con lo que debes aprender a vivir, las manchas no no desaparecerán, en ti está que no salgan más...

Deje de escuchar al doctor, y entre en un trance de shock, no es fácil que te digan que tú cuerpo se va a poner bicolor, que jamás vas a poder tener una vida normal, que no puedes obtener rayos de sol directamente a tu cuerpo, que tú cuerpo ya no será el mismo; el doctor ni si quiera se imaginaba que estaba destruyendo mi autoestima en ese momento.
Después de que el doctor me dió el diagnóstico, se me prohibió una de mis pasiones, jugar fútbol, estaba en un equipo y tuve que dejarlo, gracias a mi; empece a tomar pastillas para dormir, porque tenía otro “pequeño” problema llamado insomnio; deje de ponerme ropa con escote, eso fue mi decisión, quiero acostumbrarme a usar ese tipo de ropa de una vez. Después de eso todo se convirtió en gris, para mis ojos, empece a odiar todo y a todos. Mi único lugar seguro de alguien de mi familia que me dijera que: estaría bien; fue mi habitación, mi único escape de la realidad fue leer.

Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos sin poder controlarlas, tal vez algunas personas piensan que esto no es el fin del mundo, que no es para tanto, pero no es así. Mi cuerpo es distinto, y va siendo más distinto cada vez. Aveces me gustaría desaparecer, o jamás haber venido al mundo, pero no son cosas que tengo dentro de mis posibilidades tener que decidir.

Después de comunicarle a mamá y papá lo que estaba sucediendo en mi cuerpo, me pase todo el día en mi habitación, a penas y comí, un poco del pollo frito del almuerzo que mamá me trajo; lo que me agrada de mamá es que sabe en que momento no quiero convivir con alguien, o simplemente no quiero hablar; menos mal que estábamos en las vacaciones de fin de curso, y aún faltaba un mes para empezar el próximo ciclo escolar. Al llegar las 8pm, mi hora de ir a la cama, o mejor dicho de mi gran tortura; odio dormir tan temprano, pero es algo primordial para mí cuerpo. Como todas las noches tome la mitad de mi pastilla de melatonina, la puse debajo de mi lengua, y me fui a la cama, con la gran intención de dormir.

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Me desperté por un fugaz rayo de sol que se asomaba con la gran ventana de mi habitación; en serio me encanta esa gran ventana, aunque tenga barrotes; aveces cuando leo, pongo uno de los sillones de mi habitación al lado de la ventana, solo para tener más oxígeno al leer, es de la pocas cosas con las que me siento libre.

—¡BUENOS DÍAS, SARA! —entra gritando mamá, odio que grité, aún así sea solo para traerme de la inconciencia del sueño.

—¡No grites, mamá! Ya estoy despierta —le digo saliendo de la cama.

—¡Oh, lo lamento, hija, pensé que aún dormías! —dice acercándose a ayudarme a hacer la cama. —Sara, tu padre y yo, saldremos de viaje al mediodía, te lo comunico a tí primero, pues eres la mayor, y Alicia no es muy responsable, por lo tanto querrá ir, pero no podemos llevar a nadie pues iremos en la camioneta, ya sabes lo incómoda que es. Me gustaría que te quedarás tranquila, ya le llamé a tu doctor, y la cita quedó para el lunes de la semana próxima, las llaves del coche te las dejaré a tí, pero recuerda que es lo para emergencias y bueno, yo sé que aveces necesitas distraerte, por lo tanto ten mucho cuidado; Sonia la niñera ya está aquí, está preparando el desayuno. —termino de decir mamá, y yo aún seguía procesando lo del coche, para mí, es decir, mamá me tienes confianza para dejarme conducir el coche hasta en carretera, pero papá es otra cosa. Asentí con la cabeza y fui a darle un abrazo a mamá, ella es mi mejor amiga, podría decir que la única que me entiende, talvez no siempre pero es la única, ya que aves suelo ser “un tanto bipolar”, como dice Alicia, mi otra hermana menor, ella tiene 14 años, y es un desastre, es muy, muy, muy dramática, y ni hablar de lo caprichosa y frustrante que puede llegar a ser; se que es así por la adolescencia y todo eso, por lo mismo trato de no meterme mucho con ella, claro si no es necesario, ciertas veces me gusta molestarla hasta hacerla enojar.

Le digo a mamá que no se preocupe, que tendré todo bajo control, que me cuidare, y todo que deja a las mamás tranquilas; aveces mamá es un poco sobreprotectora, aún así sea a la distancia, pues la mayoría del tiempo está trabajando o con papá, en algún viaje. Por lo menos Sonia la niñera, se queda con nosotros y es increíble que esté con nosotros, aún recuerdo la última pijamada que hicimos en la sala, todo quedó sucio, por la guerra de palomitas; y está vez estará mejor, pues mamá me dejó las llaves del hermoso Audi R8, que se encuentra en la cochera de su casa.

Cuando llegan las 12 del día, mamá y papá tienen que irse. Se despiden de todos y se van. Suspiro, de esta, hasta en 15 días que es lo que van a tardar.
 
—¡Muy bien, niñas! ¿Que vamos a hacer hoy?, ¿Otra pijamada?, ¿Un delicioso pastel de chocolate? —pregunta Sonia, lo último mirando hacia donde estoy yo, bueno no es ninguna novedad de sea una especie de “adicta” al chocolate.
Sonrió y me acerco a dónde Sonia —Que sea chocolate negro, por favor —le digo.

—¡Chocolate negro sera! —dice sonriente. Sonia es una mujer de 24 años, trabaja con nosotros porque es una gran psicóloga, si, Sonia es psicóloga y trabaja de niñera, eso me hace pensar en cuanto dinero, obtendrá por este sueldo. Aveses mamá, no sé mide. Sonia acaba de graduarse, pero desde que empezó a estudiar la carrera, comenzó a ser nuestra niñera. Es una gran persona, su enorme sonrisa es contagiosa, y ni decir de cuando intenta parecer enojada. Sonia es tan alta que parece un gigante, bueno, en realidad, no, quizá me saca una cabeza, y no es que tan bajita, mi última medida fue de 1.68, papá debe estar orgulloso de comprarme tantos Danoninos cuando era una niña, aún lo compra, pero ahora son para la pequeña Luz. El cabello de Sonia, es fantástico, sus rizos son tan intensos que parecen rollitos.

—¡ALICIA, LUZ, SARA, VENGAN A AYUDARME, DIJIMOS VAMOS, NO VOY, A HACER EL PASTEL! —grita Sonia desde la cocina. Veo que Luz sale corriendo desde la sala, en donde veía televisión con Alicia, hasta la cocina; Alicia se metió en su habitación, esa niña, es tan difícil, pero bueno, pienso. Me dirijo a la cocina para hacer pastel de chjuocolate, bueno, haber si no es que se pierden una que otra bolsa de estos.
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Querido lector, perdona los horrores ortográficos

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Termino con esta pregunta: ¿Cómo les parece Sara?
Los leo.
-AnaMedina

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