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Después de hacer limpieza y adelantar algunas tareas pendientes, Marinette se encerró en su apartamento y puso patas arriba su habitación al sacar varias de sus prendas de la cómoda y el armario.

No sabía cuántos cambios de ropa llevaba, pero podía asegurar que más de veinte. Tampoco debería ser tan difícil decidirse, pero... Quería lucir algo más atrevida de lo habitual, y eso en su caso, era un poco complicado.

Viendo que se acercaba la hora de la cita, terminó por elegir unas medias de rejilla negras que lucían de lo más sugerentes en sus estilizadas piernas. Las conjuntó con un top y falda del mismo color, alborotando su melena suelta y aplicándose un pintalabios carmín que la dotaba de un aire distinto.

—Supongo que así estoy bien... —se acomodó el escote, viéndose desde todos los ángulos en el espejo de su cuarto—. Aunque... —se sujetó los pechos, ajuntándolos—. Si me pusiera un poco de relleno quedaría mejor...

«No seas boba, que ya te ha visto desnuda y saber que eres una tabla...»

Soltó un suspiro, luego andando a un paso apresurado hacia el recibidor al escuchar que llamaban al timbre.

Al abrir la puerta, sus labios se curvaron en una amplia sonrisa al visualizar a su novio de pie frente a la puerta. Adrien la miró y sus ojos se abrieron por completo mientras sus labios se separaron ante la sorpresa que la sensual imagen de su novia le provocó.

—Vaya... —Murmuró, avanzando un par de pasos hacia ella para sujetarla de la cintura y acercarla a su cuerpo —Veo que ya comenzamos con las sorpresas —Se humedeció los labios, ladeando el rostro para acariciar el cuello de la joven con su nariz —Y me gusta...

—¿D-de verdad? —Indagó un deje sonrojada—. Sino puedo volver a mi cuarto y probar con otra cosa, y... —lo observó detenidamente, perdiéndose en lo atractivo que se veía también con esa camisa negra que llevaba—. Tú estás... Muy... —tragó grueso—. Guapo.

—Me gusta que seas tú quien me lo diga —Volvió a mirarla, paseando los dedos por su coxis mientras lentamente subía por su espalda —En verdad eres preciosa, Marinette.

Ella se alzó de puntillas, abrazándose a su cuello para besarlo despacio mientras que sus manos se hundían en las guedejas de su cabello. Al separarse, lo contempló a los ojos con ternura y picardía.

—¿Vamos a tu coche...? —preguntó en un susurro—. Tengo ganas de ver... La película…

Adrien asintió, liberándola de su agarre mientras que ella cerraba la puerta de su apartamento y la aseguraba. Después se tomaron de la mano, andando juntos hacia el ascensor. 

Sin entender bien porqué, Adrien comenzó a sentirse nervioso. No porque la idea para esa noche de su chica le preocupara, si no por el contrario, le encantaba como ella poco a poco se iba desinhibiendo en su sexualidad. 

Entrelazó sus dedos con los suyos y mientras el ascensor descendía con ellos dentro, se inclinó levemente frente a ella, besando su mejilla con delicadeza. 

—¿Estás segura de querer hacerlo? —Preguntó, acariciando sus nudillos con el pulgar —No quisiera que te sintieras presionada...

Marinette parpadeó perpleja, abriendo los ojos ampliamente.

—¿Bromeas? —Inquirió incrédula—. Te recuerdo que lo sugerí yo, y... Si tengo que ser cien por cien sincera... —se arrimó a su cuerpo, aferrándose su camisa a la vez que se alzaba para susurrarle en el oído—. Me pone mucho...

Él sonrió ladinamente al escucharla, rodeándola por la cintura con un brazo mientras repartía pequeños besos a la altura de su sien. 

—Definitivamente, eres perfecta... —Respiró profundo y en cuanto las puertas del ascensor se abrieron, ambos salieron de éste a un paso calmado —Ya no me siento tan culpable por ser un pervertido contigo.

ODIO AMARTE |+18 collab. ft Marichat8989Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora