Capítulo 60

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Alejandra me estaba asfixiando con su abrazo de oso, tenía mucha calor. Abrí los ojos y vi que nuestras narices se rozaban, estábamos muy juntas, de seguro que piensa que soy su amado Cameron, tiré de su pelo y lo primero que dijo fue:

—Quiero mi beso, Cameron.

Puse los ojos en blanco e intenté separarme, pero ella me abrazó más fuerte tanto que sentía que me quitaba el aliento, vale no tanto, pero si me estaba abrazando fuerte.

—Cameron, mi beso—ella hizo un puchero en el labio.

—Claro rubia, ¿con lengua o sin lengua? —Le tiré de nuevo el pelo y ahora abrió los ojos asustada y yo me reí.

—Anastasia—, chillo.

—Alejandra—, imito su grito agudo —. Puedo recuperar mi cuerpo — tenía su pierna arriba de mis piernas y su brazo me agarra de mi cuello.

Ella se soltó y estiré mi cuerpo, me dolía toda la espalda. Ahora recuerdo que siempre dormía mal con Alejandra, pobre Cameron.

—Tu pelo está fatal—dijo con una sonrisa divertida. No contesté porque solo me había desarmado la mitad de la trenza y las otras seguían ahí y ahora sumándole los enredos matutinos de mi pelo.

Entré a mi baño y comencé a desenredarme las trenzas y luego tomar una refrescante ducha. Paciencia, dios dame paciencia, por favor—me digo a mí misma, cuando no puedo desenredarme una maldita trenza.

Miró a Alejandra que estaba cubierta de harina por toda la cara y el pelo. Ella me mira enojada y toma un puñado de harina y doy paso hacia atrás porque sé cuáles son sus intenciones. Sonríe con maldad hacia mí, levanta su mano y tira la harina que vuela por mi cocina y me llega en toda la cara.

Niego con la cabeza, me acabo de bañar...me acerco a ella y tomó otro puñado de harina y ella igual comenzamos la guerra de harina.

—Déjame, Anastasia—se ríe Alejandra cuanto tomó otro puñado de harina y se lo embarró por todo el pelo. Ambas reímos hasta que escuchamos que tocan el timbre, nos quedamos quietas.

Caminamos hacia la puerta y yo asomo la cabeza afuera y veo a Cameron y Diego, ambos con una enorme sonrisa. Abro por completo la puerta y ambos chicos nos evalúan.

—Pero... ¿qué les pasó? —Pregunta Cameron.

—Fue ella—decimos a la vez y apuntando con Alejandra, haciendo que los chicos se rían.

—No, tú comenzaste—dice Alejandra con un puchero en sus labios—. Yo quería hacer hot cakes hasta que tu tiraste harina.

Yo suelto una risa porque fue mi culpa, no puedo evitarlo, estaba tan concertada haciendo la mezcla que no se dio cuenta de mis intenciones. Cameron se acerca a ella y le da un beso, mientras Diego y yo nos quedamos quietos.

Se acerca disimuladamente y me quita un poco de harina en mi cara y me da un beso en la mejilla.

—Buenos días, Anastasia—me sonrojo y me tomo el tiempo de escanearlo, anda con un pantalón de mezclilla, una polera de manga larga gris y con un gorro del mismo color de su polera dejando algunos mechones de pelo asomarse.

—Hola, Diego.

Cameron y Alejandra se aclaran la garganta, nos observan con curiosidad y diversión como diciendo: "Van a volver y muy pronto" Yo niego con la cabeza y camino de vuelta a la cocina. Suelto un grito porque todo está cubierto de harina.

—No te quejes ahora que fue tu culpa—me da un pequeño golpe para que entre. Me acerco a donde está la harina y la miro fijamente. En eso entra Cameron y Diego.

Hermosa RendiciónWhere stories live. Discover now