El principio

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—Mocosa descuidada.

Mikasa gruñó por lo bajo y apretó sus puños sobre su regazo. Ella era consciente de lo que hizo, no era necesario que se lo repitieran en cada momento.

Levi no volvió a hablar y siguió con su labor; cortar el largo cabello de la joven. Durante uno de sus entrenamientos con el nuevo equipo de maniobras, por una distracción de Mikasa, su cabello se quedó atascado en una de los dispensadores de los cables y poleas. Transcurrieron un buen rato tratando de removerlo sin lastimarla (misión algo difícil) y cuando por fin pudieron lograrlo, el hermoso cabello azabache estaba totalmente disparejo.

—Gracias —musitó Mikasa, observando su reflejo en el espejo ubicado frente suyo, mientras, su capitán dejaba las tijeras a un lado. Enarcó una de sus cejas al notar que este último no apartaba la vista de su rostro—. ¿Sucede algo?

—¿Por qué sigues haciendo esto, Mikasa? —prosiguió al ver su expresión confusa—. Poniendo tu vida en peligro otra vez...

—Es mi familia —soltó, interrumpiéndolo—. Mi deber es protegerlo sin importar que, lo prometí.

—Muerta no lo salvaras —pronunció con su característico tono indiferente. Luego de eso, se dirigió a la puerta y tomó el pomo, mas se detuvo al escucharla hablar.

—No entiendo porque está tan enojado conmigo.

Él sí lo sabía, y se sentía un hipócrita por estarlo. No podía criticar el comportamiento impulsivo de la joven si él estaba haciendo, de una manera u otra, lo mismo. Verla caer tan estrepitosamente lo preocupó de sobremanera y al notar la sangre, su corazón se detuvo. Por suerte no fue grave, pero el recordar el porqué del actuar de la chica, su sangre ardía.

Eren.

—Creí que entendía mis razones.

Aunque estaba de espaldas, podía sentir su mirada fulminante.

—Lo hago.

No mentía, siempre entendió el porqué de su actuar, más que nada, porque él se sentía identificado con ella.

Después de no dirigirse la palabra por casi tres años, decidieron arreglar sus asuntos y diferencias, reconstruyendo así, su antigua relación "Capitán-subordinada". Entrenaban juntos todos los días, Mikasa solía ayudarlo en las tardes con su papeleo y, sin olvidar mencionar, las cortas, pero gratificantes, conversaciones que tenían cada que tomaban el té antes de dormir y la bonita pulsera azul que le hizo y que hacía juego con la suya. Todo marchaba bien, su confianza regresaba cada vez más y eso hacía a Levi feliz, sin embargo, nunca lo admitirá en voz alta. No admitiría que la compañía de Mikasa era la mejor de todas, ni mucho menos admitiría que sentía satisfacción al verla usar su pulsera en lugar de la bufanda. Pero, como si el universo no quisiera que aquel sentimiento tan ameno continuase, llegaron los problemas.

—... Pero eso no quita que lo que hiciste fue una completa estupidez.

Todo comenzó cuando la actitud de Eren se convirtió más distante; no hablaba con nadie, comía solo y desaparecía sin decir nada por horas. Esto, obviamente, preocupó a la joven. Las conversaciones que tenían sobre pequeños fragmentos de su día, pasaron a ser sobre el comportamiento de Eren. Las tardes de papeleo disminuyeron y cada vez que Levi preguntaba por qué, la respuesta era la misma: Eren. Los entrenamientos pasaron a segundo plano, le irritaba recordar las veces en que ella lo dejó o plantado o esperando por horas. El último suceso, fue la gota que derramó el brazo; Mikasa lastimándose por tratar, de por fin, hablar con un distraído Eren.

—Entonces, no lo hace —murmuró, con la mirada gacha. Levi no dijo nada, solo esperó a que esta continuara—. Y no puede juzgarme, porque usted no ha perdido a su familia tantas veces como yo y que la única que tiene, puede morir en cualquier momento. Usted no sabe que es el temor a quedar solo en este mundo.

𝖨 𝗐𝖺𝗌 𝖶𝗋𝗈𝗇𝗀Where stories live. Discover now