Niño (Pt.1)

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Mikasa se sentía extrañada, tenía la incomoda sensación de estar pero al mismo tiempo no en aquel lugar. Más que nada, porque se chocó con varias personas, sin embargo, ellas no reaccionaban, como si no sintieran el dolor, lo curioso es que ella sí, como de igual forma, podía percibir los olores. Entonces, ¿por qué ese chiquillo se disculpó con ella?

Frunció su ceño al llegar al final de la calle y ver a la desconocida mujer con el niño girando hacia un callejón oscuro. A pesar de estar consciente de su —casi— inexistente presencia ahí, tomó precaución del entorno.

—Ya sabes que hacer, Levi —advirtió la mujer, frente a una puerta a mitad del callejón, entregándole algo—. Regreso en media hora.

"¿Levi?" pensó, sorprendida.

El muchacho asintió y tomó asiento sobre un par de cajas de madera, acumuladas en un rincón.

—O-Oiga —llamó en dirección a la castaña, mas fue ignorada.

Se acercó a la puerta, tratando de abrirla, pero falló en el intento. Se asomó en la pequeña ventanilla que esta tenía y llevó su mano a su boca al observar como un alto hombre de mal aspecto manoseaba con descaro las partes íntimas de aquella joven mujer. Su piel se erizó por culpa de la repulsión y pesar. Ella no parecía disfrutar esa situación, su rostro se lo dejaba más que claro.

—¿Es usted compañera de mamá? —Mikasa bajó la vista— ¿Trabaja con mamá?

Mikasa se encogió en su lugar y negó rápidamente con su cabeza el mal entendido.

"¿Ella es su mamá?" pensó "es muy joven"

—¿Es Levi tu nombre? —preguntó, colocándose de cuclillas frente al niño. Él asintió— ¿Y tu apellido?

No respondió, solo encogió sus hombros dando a entender que no tenía la menor idea.

—Ya veo —susurró, bajando su mirada.

Recordó algo, una de las conversaciones con su capitán, en donde hablaban de su apellido y su borroso pasado. Levi comentó que no sabía de su existencia hasta que se encontró con Kenny y este le narró todo lo que sabía. También, recordó un momento específico en una misión donde el mayor soltó, sin darse cuenta, una parte de su infancia, sorprendiéndola. Al ver su rostro, él calló y se disculpó por hablarle sobre cosas que no eran de su interés, ella no dijo nada, aunque en el fondo quería seguir escuchando.

Y este niño, le recordaba mucho a él.

—¿Por qué está llorando? —lo escuchó decir.

Mikasa por inercia dirigió una de sus manos a su mejilla derecha y pudo sentir la humedad. Frunció el ceño. Cierto, ¿por qué lloraba? O más bien ¿Cuándo comenzó a hacerlo?

—No lo sé.

***

No sabía si pasaron días o horas, en aquel lugar todo era igual; las mismas caras desganadas, aura apagada, susurros de agonía. Todo el ambiente era triste. Ella no hacía más que observar todo, en especial, a aquel niño angelical. Desde la ocasión que derramó lagrimas frente a su persona, no se separó de él. Incluso en la actualidad, ese suceso le parecía extraño, como también le parecía extraño el hecho de no poder separarse de aquel ser. Lo seguía a donde iba, observaba la convivencia con su madre cuando se encontraban en las calles y en ocasiones velaba su sueño en los tiempos que esperaba a que su progenitora terminara de ¨Trabajar¨

A su parecer, al niño no le molestaba u incomodaba su presencia; no le rehuía aún cuando era obvio que ella estaba cerca. Él por su parte sentía un cálido cosquilleo en su interior, porque tenía a alguien, además de su madre, que permanecía a su lado. Ya no se sentía solo... y eso lo hacía muy feliz.

𝖨 𝗐𝖺𝗌 𝖶𝗋𝗈𝗇𝗀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora