Cambio

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Hange llevó una de sus manos a su pecho, tratando de calmar el susto repentino que sintió. No esperaba encontrar a nadie en su oficina, mucho menos que ese alguien fuera su mejor amigo, ni mucho menos que ese mejor amigo estuviera sentando al lado de su adormecida cadete.

—No es necesario que leas los informes aquí, ¿sabes? —comentó en lo que ubicaba un par de carpetas sobre unos estantes—. No tienes que entregarlos hoy.

Levi no dijo nada, simplemente siguió leyendo y anotando cosas sobre las hojas. Eso no le sorprendió a la castaña.

Horas atrás, le informó lo sucedido con Mikasa y desde entonces, comenzó a tener una actitud distraída. Esto le confirmó lo mucho que le importaba la muchacha.

—¿Aún sigues enojado conmigo? —inquirió.

—Solo necesitaba un lugar silencioso —respondió luego de un largo silencio—. Los cadetes iniciaron la limpieza. No me podía concentrar en mi oficina.

Ella intentó creerle. Era consiente que los soldados no eran los más silenciosos del mundo, sin embargo, Levi tenía experiencia trabajado en sitios y momentos mucho más ruidosos. Pudo haber inventado una excusa mejor. Planeó molestarlo, pero se abstuvo. No quería arruinar su implícita reconciliación.

—El escritorio es más cómodo para trabajar que un sillón. Puedes tomar asiento en él. Te lastimaras la espalda si la sigues encorvando de esa manera para escribir.

—No, acá estoy bien —niega con su cabeza—. No te preocupes.

Hange ahogó un alarido al notar la rápida mirada que él le dirigió a Mikasa.

—Perdona si menciono el tema, pero, he llegado a la conclusión que uno de los factores por los cuales Mikasa no ha despertado es el estrés. Puede que no haya dormido bien a causa de este y el brebaje la haya relajado todas sus tensiones. ¿No sabes si algo la ha estado atormentando?

Levi bajó las hojas y las posó sobre su regazo. Pensó, ¿qué cosa estaría tan presente en sus pensamientos que llegó al punto de preocuparla?

¨Y si...¨

Su corazón latió rápidamente al pensar que su discusión fue el detonante de ello. Sin embargo, desechó la idea inmediatamente.

Mikasa era orgullosa y en ocasiones mantenía una postura arraigada en la que ella tenía la razón y nadie podría cambiarlo. Estaba seguro que esta era una de esas, porque él se metió con Eren.

Eren...

Sus puños se cerraron abruptamente. Podía caber la posibilidad de que Mikasa estuviera preocupada por él; por no saber sus pensamientos, la razón del cambio de su personalidad, de su chocante misterio.

Sí, eso tenía más sentido. Al fin y al cabo, Eren siempre iba a estar por encima de él. Por más que se esforzará, terminaba siendo opacado.

Y aunque fuera consiente desde hace mucho tiempo atrás, era algo que le dolía admitir en voz alta.

—No sé —respondió secamente, volviendo a su trabajo.

Hange parpadeó confusa repetidas veces antes de murmurar un "entiendo" y salir para realizar otro recado.

***

Armin enarcó una de sus cejas al notar la puerta de la oficina de la comandante abierta. Era extraño, más que nada porque era tarde y ella se encontraba en la planta baja de la base del cuartel.

Con pasos sigilosos se acercó a la puerta y se asomó un poco, evitando así, ser visto.

—¿Capitán?

El capitán Levi se encontraba frente al cuerpo profundamente dormido de Mikasa. El hombre nunca giró a su dirección, por ende, era seguro de que su presencia no fue percibida.

El joven desvió su mirada al ver como su superior removía su chaqueta y la posaba sobre el esbelto cuerpo de su amiga.

"Definitivamente, comandante. Esto no es estimar a una persona"

Luego de dar un último vistazo, se fue hacia su habitación.


***

Mikasa apretó sus ojos fuertemente preparándose para escuchar otro golpe en seco.

Kenny entrenaba a Levi en una de las plazas abandonadas de la ciudad subterránea. Al principio, le enseñó técnicas para combates de cuerpo a cuerpo, cosa que el niño manejó perfectamente. Después, le mostró trucos con el cuchillo que el menor acató de maravilla. Sin olvidar mencionar que lo rápido de su correr era el complemento perfecto.

Pero a la hora de llevarlo todo al campo de batalla...

—Levántate —ordena Kenny—. Tienes que por lo menos, llegar a tocarme un pelo hoy.

Agitado y cansado, Levi obedeció. El sudor corría por su frente, su ropa estaba sucia y su cabello hecho un desastre. Era la sexta vez que Kenny lo derribaba sin problema alguno.

Exhaló una bocanada de aire y sacudió su flequillo en señal de frustración. Era imposible.

Mikasa odiaba verlo así, en más de una ocasión intentó ayudarlo, pero se abstenía al recordar que él ya no podía verla ni mucho menos sentirla, y aún sabiendo todo eso, quería protegerlo, como aquella vez en que esos niños groseros lo menospreciaron e ignoraron.

Lamentablemente ya no podía.

Abrió sus ojos y en lo que Levi se reponía de la última caída, nota algo en la mirada de Kenny. Su rostro permanecía estoico pero sus ojos transmitían un centenar de emociones. No parecía disfrutar la situación, al contrario, se le veía abatido y pareciera que todo lo que hacía era más obligación que deber.

Omitiendo el hecho de que años atrás intentó acabar con su vida y con la legión, Kenny no lucía como una mala persona, o bueno, no del todo. No cuando todo lo que hacía era para protegerlo.

¨—Si bien él nunca se vio de esa manera... Yo, toda mi vida, si lo percibí —recordó una pequeña parte de una de sus tantas conversaciones con tazas de té—. Kenny, es lo más cercano que he experimentado a ¨Amor paterno¨. Fue un choque para mi enterarme que era mi tío en sus últimos minutos de vida —bebió un sorbo de su cálida bebida—. ¿Cómo pudo decirme que todo fue para protegerme en ese instante? Que desastre.¨

¨Incluso cuando él se abrió a mí y me habló de algo tan triste e íntimo... yo le dije esas cosas tan feas¨

El tono de voz del mayor la saca de su pensamientos. Ve como Levi se acerca a él, sacudiendo sus ropas, tratando de eliminar torpemente el polvo y suciedad acumulada.

—Continuaremos mañana —más que un anuncio, aquello fue una orden—. Vayamos a comer y a que te des un baño. Hueles a rata de alcantarilla.

Levi realizó una mueca, pero aun así se colocó a su lado para emprender camino hacia la pequeña casa donde se hospedaban.

Mikasa se bajó del muro donde estuvo gran parte de la mañana sentada, quería seguirlos y saber un poco más de cómo era esa relación tío-sobrino. Pero al ver a Kuchel en una esquina haciéndole un gesto para que se acercara, cambió sus planes. 

***

Hoy se cumple un mes desde que no actualizo, mis disculpas por eso T.T Estaba en un mes decisivo en mi semestre debido a que era la recta final y la más importante. Muchos dolores de cabeza, ataques de insomnio y estrés... mucho estrés. Pero bueno, ya pasado ese calvario, mis notas demuestran lo mucho que me he esforzado y oficialmente soy libre hasta el año que viene.

Para evitar estas futuras demoras me puse #modoresponsable y me senté a escribir en mi cuaderno de notas, cuales son los acontecimientos que sucederán en la historia de ahora en adelante. Fue bastante fácil debido a que con el hype del 135 (RIVAMIKA TU PATRÓN) tenía la inspiración a flor de piel y me dieron muchas ganas de escribir y actualizar mis historias. Ya sé que pasara, como pasara y cuando terminara la historia.

En un principio dije que que sería una historia corta y tenía un aproximado de capítulos en mi mente, le atine a esa parte.

Bueno, eso era lo que tenía que decir.

Espero les haya gustado el capítulo y lo hayan disfrutado.

Nos vemos muy pronto con una nueva actualización.

Las quiere.

Val *-*

PD: Si por alguna razón no pueden comentar en algún párrafo, es porque esta plataforma me odia T.T

𝖨 𝗐𝖺𝗌 𝖶𝗋𝗈𝗇𝗀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora