Despertar

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—Así que, ¿Kenny abandonó a Levi a propósito?

Entre pregunta y pregunta, sin darse cuenta, regresaron al punto de inicio de todo, los caminos conectores. Mikasa permanecía cabizbaja debido al recuerdo anterior. Si bien Kenny no era la persona con el mejor tacto del mundo, la manera en que Levi lo miraba era cálida, similar a la de un hijo a su padre. Ahí, en esos ojos cansados y determinados, existía respeto, admiración e incluso, muy en el fondo, cariño. Tío y sobrino tenían sentimientos gratos por el otro, sentimientos familiares.

Era una pena pensar que todo aquello en la actualidad ya no existía y que por culpa de la cruel realidad que ellos no eligieron, ese lazo no tuvo la posibilidad de profundizarse y mantenerse. Mikasa hubiera deseado observar un poco más de esa dupla, pero no podía tener el privilegio de ignorar a Kuchel.

—No es tan malo como lo piensas —negó la pálida mujer.

Mikasa giró hacia ella confundida.

—No comprendo.

—Mi hermano siempre pensó que no tenía la obligación de cuidarlo, o por lo menos no siempre, al final del día, no era su padre.

—Pero son famil...

—Todo lo que hizo fue por mí y para salvarlo —interrumpió—. Lo hizo bien ¿Sabes? En ese entonces, la cacería de Ackermans estaba en su auge, por eso nunca, ni él ni yo, revelamos su apellido. Kenny lo cuido, le enseñó técnicas y en parte sacó a la luz su ¨poder despertado¨. Siempre estaré agradecida por eso —Mikasa suavizó su ceño—. Lo dejó a su suerte cuando se aseguró de que ya era capaz de defenderse solo. Tal vez no fue la mejor manera, pero gracias a eso, Levi es fuerte hoy en día.

La joven desvió su rostro. En parte captaba el punto, entendía que el dolor era necesario para superar las adversidades y no debilitarse en crisis, pero su capitán pasó tanto en su niñez... e incluso ahora.

—¿Qué sucede? —curioseó Kuchel al notarla tan silenciosa.

—Hay tantas cosas que no sabía, tantas cosas que no distinguí y por ellas, he dicho cosas que nunca debí ni siquiera pensar —su voz se escuchaba rota.

—No te culpes solo a ti. Levi nunca te contó todo.

—Como quisiera devolver el tiempo —continuó mientras lagrimas se acumulaban en sus orbes grises— y tratar de solucionar esto. Independientemente de que no supiera todo sobre su vida, no tuve porqué juzgarlo, no tuve que herirlo...

Kuchel se posó frente a ella, tomando suavemente su mano.

Mikasa nunca tuvo tiempo de detallar perfectamente a aquella mujer, en pocas palabras, era hermosa. Su largo cabello castaño oscuro, su estatura baja y contextura delgada, le daban un toque tierno que le favorecía de maravilla. Sobretodo, lucía exactamente al capitán.

Lentamente, cerró su mano con la suya, pero al percibir que removía la pulsera, se exaltó.

Cuando intentó apartarse de su cálido toque, su preciado accesorio ya no estaba en su lugar.

Inmediatamente, un fuerte dolor se apoderó de su cabeza, causando que no tuviera tiempo para chistar. Imágenes de personas que nunca conoció en vida, se adueñaron de su mente acompañadas de un estruendo.

La molestia aumentaba paulatinamente al igual que la velocidad de las imágenes.

Cayó de rodillas sobre la suave arena y lo último que logró ver, fue la bonita sonrisa de Kuchel.

***

Al abrir sus ojos, no se topó con un cielo curiosamente colorido, su espalda no se apoyaba sobre suave arena y su cabello no tocaba sus antebrazos. Abrió su mano antes empuñada y visualizó la azulada pulsera.

𝖨 𝗐𝖺𝗌 𝖶𝗋𝗈𝗇𝗀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora