Vecino (Christopher +18)

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Eran pasadas las diez de la mañana cuando decidí levantarme, no había dormido nada en la noche debido a que mi vecino estuvo con la música alta todo el jodido momento. Me vi en la tentación de tirarle algo por la ventana un par de veces pero me contuve. Tras hacer mi rutina de todas las mañanas miré por la ventana hacia el exterior, llovía... Llovía como si no hubiera un mañana, el suelo estaba repleto de agua. Miré hacia el cielo e hice una mueca al ver las oscuras nubes, tampoco tenía pinta de que pararía pronto y para mí mala suerte tenía que salir a por unos recados. 

Me coloqué un abrigo y tomé un paraguas antes de salir, no tardé más de media hora en hacer todo lo que debía. Para mi mala suerte, de vuelta a casa el cuerpo de un chico impactó contra él mío, haciéndome resbalar. Sé que quiso agarrarme para que no me cayera pero terminamos haciéndolo los dos debido a la lluvia. 

—Maldita sea. — gruñí al ver mi ropa toda empapada. 

—Discúlpame. — dijo él, su voz me sonaba demasiado... Cuando alcé la mirada casi me da un ataque al corazón en ese mismo momento. Christopher Vélez estaba frente a mi, sonriendo debido a mi estado de shock y extendiéndome una mano para ayudarme a levantar el trasero de suelo. 

—Gracias. — logro articular al levantarme. 

—Christopher Vélez, pero creo que ya me conoces por como has reaccionado. 

—Si, soy cncowner.— le sonrío de vuelta. 

—Como acto de generosidad, ¿te llevo a casa? —con su dedo índice señala el auto rojo que está a un par de metros. 

—Que conste que acepto solo porque está lloviendo mucho y ya estoy muy mojada. 

—¿Lo estás? —su tono es burlón cuando echamos a andar hacia su auto. 

—No en ese sentido... 

Genial, mi crush se estaba burlando de mi, no hay cosa más agradable en este mundo. 

—Vamos a dejar tu auto hecho un desastre... 

—Ya tendrá tiempo para secar. 

Y sin más, encendió su auto y empezó a conducir. Ambos tarareamos alguna de las canciones que iban sonando en la radio. De vez en cuando le daba indicaciones para que llegara a donde vivía, pero él parecía conocer muy bien esa zona. 

—¿Vives aquí? — cuestionó sorprendido.

—Si, justamente allí. — señalé con mi dedo índice la ventana de mi habitación.

—No te lo vas a creer. — soltó una risita—. Somos vecinos.

—¡Tú eras el de la música! — chillé, mirándolo mal por unos instantes.

—Me disculpo por eso, no volveré a estar con la música tan alta hasta tan tarde. — promete, ambos salimos del auto y nos quedamos mirando—. Ven conmigo.

No me da tiempo a responder, toma mi mano y corre (obligándome a hacer lo mismo) hacia donde él vive.

—Ponte cómoda. — me guiña un ojo mientras se quita la camiseta—. ¿Quieres tocar?

Me maldigo por quedarme mirando su abdomen durante más tiempo del debido, aparto la mirada totalmente avergonzada. Escuchar su risa no o ayuda, mis mejillas se tornan de un color rojizo en menos tiempo del esperado.

—Tócame, bella. — susurra quedando frente a mi, al ver que no tenía pensado moverme es él quien toma mi mano y la pasa por su abdomen. Con su mano libre acuna mi rostro, acercando el suyo con suma lentitud y roza mi nariz con la suya—. Bésame.

Y lo hago, corto la distancia entre nuestros labios con un beso. Empieza suave, únicamente con nuestros labios moviéndose a un perfecto y sincronizado compás, pero con los segundos se vuelve un beso más exigente, rudo y mordidas incluidas.

No sé en qué momento bajé mi mano pero estoy segura de lo que acaricié en esos momentos era su entrepierna, la cual endurecía más bajo mi tacto.

—Ponte de rodillas. — susurra contra mis labios, dejo caer mi peso para quedar de rodillas frente a él, se baja el pantalón junto con su bóxer y acaricia su erección.

Llevo mis manos a sus caderas y comienzo a chupársela sin que él me lo haya pedido antes. Su piel se siente extremadamente caliente en mi boca, estiro mis labios y muevo mi cabeza en un vaivén de arriba-abajo.

—Mírame. — alzo la mirada sin detener los movimientos, puedo ver como sus ojos han oscurecido varios tonos y tiene la boca entreabierta dejando escapar pequeños jadeos.

Su mano hace una coleta en mi cabello y empieza a mover sus caderas a un ritmo más rápido, las comisuras de mis labios empiezan a doler me limito a mantener la mirada en su rostro y la boca abierta, con las mejillas ahuecadas para que la utilice a su antojo. Su polla golpea el fondo de mi garganta y se siente jodidamente placentero, sé que él lo siente de igual forma ya que aprieta el agarre en mi cabello y sus músculos se tensan. Termina corriéndose en mi boca, su polla se ablanda en mi cavidad bucal y él la retira.

—Puedes escupir si no te agrada tragarlo, no me voy a molestar.

Pero no lo hago, trago el semen que tengo en la boca y sonrío al darme cuenta de que es más dulce de lo que esperaba. Su pulgar se pasa por mis labios, limpiándolos y lo adentra en mi boca dándome la orden silenciosa de chuparlo.

—Eso fue grandioso. — sonríe mirándome mientras se vuelve a vestir—. ¿Te ayudo ahora con lo tuyo?

Señala mi entrepierna, no me doy cuenta de que había juntado mis piernas tratando de saciar el hormigueo entre ellas.

—No, no es necesario.

—Iré a darme una ducha, puedes solucionar tu problema mientras tanto... De lo contrario, lo haré yo cuando vuelva.

Me guiña un ojo y camina hacia el que es el baño. Me quedo totalmente anonadada mientras trato de asimilar todo lo sucedido.

Instagram y Twitter: @storiescris

One shots (CNCO)Where stories live. Discover now