Narra Richard:
No hay nada más satisfactorio que llegar a casa después de un largo día de trabajo. La tranquilidad que se siente nada más abrir la puerta, poder decir "Se acabó por hoy".
Sentí extraña la hecho de no escuchar nada, normalmente mi novia suele recibirme con los brazos abiertos mientras me dice lo mucho que me extrañó a lo largo del día. No es el caso de hoy.
-Amor, he llegado.-Aviso mientras recorro el salón y la cocina con la mirada.
Con pasos apresurados subo a la habitación, casi me atraganto con mi propia saliva al encontrarme a mi novia recostada en la cama y con poca ropa.
-Así da gusto llegar a casa...-Susurré s la vez que me acercaba a ella. La ropa interior de encaje hacía resaltar su piel, mis manos picaban por poder tocarla.
-Hazme el amor.-Pidió en voz baja.
Esa simple petición mandó una descarga eléctrica por mi cuerpo, no necesitaba que me lo pidiera dos veces.
Mis dedos fueron ágiles al ir a su espalda y sacar su sostén para dejar sus pechos al aire. Ella se encargó de apretarlos con sus propias manos dándome la imagen más erótica que jamás podría haber imaginado. Con la yema de mis dedos acaricié su piel hasta llegar a sus bragas, bajé estas con delicadeza.
-Dime que estás lista.-Mordí mi labio mientras separaba sus piernas, tenía una perfecta visión de su vulva húmeda debido a la excitación.
Pasé mi lengua repetidas veces por su entrada, dos de mis dedos acariciaban su clítoris con calma.
-Quiero más... Por favor, dame más.-Suplicó con la voz entrecortada por el deseo.
Mi lengua se introdujo en ella y comencé a dar cortas embestidas con ella, una de sus manos viajó a mi nuca para acercarme más. Intercambié mi lengua por mis dedos, ahora estos embestían y mi lengua trazaba pequeños óvalos alrededor de su clítoris.
Sus piernas temblaron, su orgasmo estaba cerca...
Succioné su clítoris a la vez que tocaba su punto rico con mis dedos, fue suficiente para que se corriera mientras gemía mi nombre.
Le di una mirada hambrienta de deseo y mis dedos extendieron sus fluidos por su entrada.
-Abre la boca- ordené, ella dudó por unos instantes pero finalmente lo hizo, se sorprendió cuando mis dedos se adentraron en su boca pero los chupó gustosa probándose a sí misma.
-Quiero más... - susurró mientas me miraba, sus pupilas estaban dilatadas mostrándome cuanto me deseaba.
-Y te daré mas pero no ahora... - Sonreí burlon al ver su expresión. Sus manos no tardaron en dirigirse al bulto que se había formado en mi entrepierna y lo acarició sobre la tela de mi pantalón.
No estando a gusto se deshizo de este y del bóxer, relamió sus labios al tenerlo libre para ella.
-¿Puedo? -cuestionó mientras acercan sus labios a mi erección, sentir su cálido aliento en ella me hizo gruñir.
-No tienes que preguntar. - respondí mientras mordía mi labio, su lengua hizo contacto con la punta y lamió el pre-semen. Sus manos no habían dejado de masturbarme en ningún momento, su boca se adueñó de esa parte, sus labios se movían en un lento vaivén y su lengua jugueteaba alrededor.
Se atrevió a ir metiéndola de a poco en su boca, cuando logró tenerla por completo solo chupó ansiosa, dejando rastros de saliva para hacer más fácil las penetraciones a su boca.
Necesité poco tiempo para que mi orgasmo me golpeara y me corriera en su boca.
-Escupe. - dije al ver que era incapaz de tragar, ella lo hizo dejando varias hileras de semen colgar de sus labios. Fui rápido en limpiarla para poder besarla, su lengua todavía tenía ese sabor de mezcla entre sus fluidos y los míos, se sentía deliciosa.
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