Piercing (Christopher) +18

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Estaba de pie, apoyado en el marco de la puerta.

Tenía el torso desnudo y los brazos cruzados.

Estaba examinando cada movimiento que hacía mientras estaba en la cama, sentada y con las rodillas algo levantadas.

Cinco años, cinco malditos años siendo mejores amigos, cinco jodidos años donde millones de chicas habían besado eso labios que debían de haber sido míos desde el primer día que lo vi.

Christopher es un tipo muy caliente pero si hay algo por lo que es conocido entre las mujeres es por lo que tiene entre las piernas... Y no solo estamos hablando de su polla si no del piercing que tenía en ella que las enloquece a todas.

¿Y a quien en su sano juicio no la enloquecería?

El principal motivo de ese piercing era sexual, el metal se siente mejor que la carne, la fricción de este y como golpeaba tu punto G estando en cuatro. El sexo es mucho más intenso con alguien que lo tenga que con alguien que no lo tenga.

Y no, no sé esto por haberme acostado con él... Porque no lo hice.

Es porque parece ser un único tema de conversación entre las chicas que han pasado por su cama, y a Christopher (por supuesto) le encanta presumir de ello.

Sin poder evitarlo bajo la mirada a su entrepierna, su miembro se nota a la perfección bajo la tela de su bóxer y eso me hace tragar saliva y volver a subir la mirada.

Sonrió malicioso antes de pasar su lengua por su labio inferior y dio grandes zancadas hasta llegar hasta mi. Su cercanía me quemaba la piel, su aliento frío hacía que mi piel se erizase y sus ojos me hipnotizaban.

Enredé mis dedos en su cabello y tiré de él para acercarlo, nuestros labios se rozaban pero ninguno se atrevía a dar el primer paso. Amenacé con besarlo pero después aparté mi rostro, escuché un gruñido de su parte.

-No juegues conmigo, señorita.- susurró con esa voz ronca y llena de lujuria, un gemido se escapó de mis labios y tuve que presionar mis piernas para saciar el cosquilleo que comenzaba a sentir en medio de estas.

Sus manos fueron a mis rodillas para que volviera a separar las piernas, lo único que me cubría era la fina tela del pijama y mi ropa interior, y aún así me sentía totalmente expuesta.

Empujó mi cuerpo con delicadeza y me dejó tendida en la cama, sus dedos tomaron el elástico de mi pantalón y comenzó a bajarlo.

-Levanta los brazos...

Se dedicó a quitarme también la parte de arriba para poder quedar a partes iguales, ambos estábamos semidesnudos y cachondos.

-¿Estás mojada por mi? - preguntó mientras dos de sus dedos acariciaban mi vulva sobre la fina tela de mis bragas. Asentí rápidamente y alcé mis caderas, él se detuvo-. ¿Me necesitas?

Rozó sus labios contra mis adoloridos muslos, después de estar aguantando tanta presión.

-Chris... - gemí, ni siquiera me estaba tocando y yo ya estaba perdida-. Te necesito.

-Me necesitas... - repitió suave, sus labios tocaron mi piel con besos cortos que recorrieron un camino desde mi pelvis hasta mi cuello. Llevó sus manos a mi espalda y se deshizo del sostén que cubría mis pecho. Pero su atención ahora mismo estaba en mis labios-. Bésame.

No esperé más para juntar nuestras bocas en un hambriento y deseoso beso. Nuestras lenguas colisionaron y comenzaron a danzar juntas en un ritmo pausado y suave, sus manos se aferraban a mi cintura y sus pulgares jugueteaban con el elástico de mis bragas. Al separarnos, capturé su labio inferior entre mis dientes y dejé que se deslizara por ellos.

One shots (CNCO)Where stories live. Discover now