60 9 1
                                    

Hagamos un viaje al pasado para poder explicar cómo empezó todo este enredo en mi cabeza, mas enredado que mi cabello cuando anda rebelde y no se deja peinar.

Desde que tengo buena memoria es que recuerdo haber visto a Okuyasu y eso con el tiempo ha formado una linda amistad entre él y yo al punto de que ya no era necesario avisarnos mutuamente cuando ir a la casa de cada uno, habían días en que despertaba, bajaba para ir a la cocina y lo primero que veía era a él revisando el refrigerador y siempre siendo recibido por mi mamá. Siempre hemos sido cercanos, entre los dos y mi familia lo sabía y a quien más le costó aceptarlo fue a mi padre, mi madre decía que fuéramos discretos y mi abuelo solo quería que se fuera feliz. No quiero poner prejuicios pero yo veía a mi abuelo confundido y negando todo, no a Joseph.
Recuerdo que ni siquiera fue algo indirecto, estaba muy nervioso y con un pétalo de una camelia en la mano que había logrado recoger de manera discreta en una florería. Tengo el recuerdo de haberlo visto relajado hasta que empezó a ponerse nervioso cuando empecé a titubear, fue peor aún cuando tomó mis manos porque mi primera reacción fue invocar a Crazy Diamond y traer la camelia antes de pedirle una cita.

–Qué linda flor –fue su primera reacción.

Miré la flor en mis manos y se me ocurrió una idea.

–Necesito tu ayuda, me gusta alguien y no sé cómo decírselo.

En ese momento pude ver notar dos cosas: su lealtad como mi mejor amigo en ayudarme y sus ojos que se cristalizaban con tristeza sin saber que me iba a declarar a él. Carraspea y limpia sus ojos antes de que se derramaran lágrimas.

–Yo que tú le entrego esta flor, la apego a mi cuerpo, la tomo del rostro y le dices que la quieres.

–Gracias, eres el mejor –le sonreí.

Paso de largo, una de mis manos toma su cadera, hago que se dé media vuelta al momento que busco hacer lo mismo, lo apegué a mi cuerpo y mi otra mano le da la flor y una vez que la recibe tomar su mano sin dejar de mirarle a los ojos.

–Okuyasu –susurro–, me gustas tu y te quiero. ¿Saldrías conmigo?

Él sonríe y dejando una lágrimas recorrer sus mejillas. Asiente con la cabeza varias veces y me abraza.

–Eres tan listo.

–Lo sé pero viniendo de ti estoy dudando –respondo, correspondiendo el abrazo.

Claro que ese día pasó discreto nuestro cariño, fue hace unos cuantos meses atrás y lo recuerdo como si fuera ayer... o al menos eso hacía.

Retrocedamos aún más, el día en que Koichi y Hazamada se nos unieron para poder formar esta extraña amistad que tenemos ahora.
El hermano mayor de Okuyasu tenía una extraña flecha que se las terminó quitando Jotaro por más que fuera una "extraña reliquia" que su padre había encontrado pero los detalles lo sabe mi sobrino favorito, detalles que dijo que era mejor que no sepa, que no era necesario.

Estaban jugando con esa flecha y en eso le dieron a Koichi y en eso tuve que ayudarle porque casi mueren por este de idiotas. No importa que Keicho tenga mayor madurez que su hermano, ambos son unidos y les gusta hacer tonteras. En eso Koichi iba junto a Hazamada hablando de ese manga cuyo nombre no puedo pronunciar por no lo puedo retener en mi memoria porque lo mío no es leer mangas. En ese momento y luego de pedir disculpas y ver que allí todos éramos usuarios stands fue algo que se nos hizo una divertida coincidencia.

Ahora solo recuerdo como si fuera ayer esos ojos verdes y las pesadillas que a pesar de no ver un rostro en concreto se me viene a él a la mente. Estoy mandando a la mierda una linda relación de años de confianza, de lealtad y no puedo permitir eso. Además, ¿cómo querer a alguien que te odia, no?

NiégameloWhere stories live. Discover now