(19)

188 18 7
                                    

EXTRA 

SIMÓN 

—¡Maldito, maldito, maldito!—susurro casi gritando— te hice un... allá afuera porque quería agradecerte por tu cariño hacia mí, y ahora que quiero algo contigo, me alejas, maldito.

Estoy en mi cama mientras veo de nuevo nuestra corta comunicación a través de mensajes, no puedo dejar de suspirar y lamentarme porque mi dignidad y orgullo han caído tan bajo que no puedo ver a ninguno de los dos porque han huido, es que esta noche la creí hermosa a pesar de los golpes que me dieron, me sentía tan bien con ese chico Raphael y todo lo que hicimos, podía sentir el ambiente, un ambiente sentimental con deseos de ambos por devorar al otro, nos besamos, nos tocamos, nos sentimos bien, y yo le di aquello frente a mi casa ¿Para qué? Para que me diga que se arrepintió y que ahora quiere alejarse, que es mejor no tener contacto porque no es suficiente. Me siento tan humillado que quiero llorar.

No tengo mucho que decir realmente, soy una persona torpe de corazón y de vida, tomo malas decisiones en toda mi vida y me entrego por completo a personas como Raphael que llegan a mejorar mi vida, aunque solo temporalmente porque luego se van; soy muy impulsivo, no pienso tanto antes de una acción, porque mi lema es que la vida es una, y no hay que perder tiempo. Pero esta vez mi alma libre quiso parar por una persona, y fui rechazado, es que no tengo idea como comenzó todo con Raphael, llegó un día normal para mí, que cambió y puso todo de cabeza, y después comencé a verlo más seguido, su mirada que me daba mientras yo trabajaba, siempre sintiéndome observado por él, cada vez que aparecía en lugares a las cuales yo salía, cuando me salvó en el callejón, cuando me vio en el callejón con aquel hombre, solo apareció reiteradas veces en lugares que frecuento y nunca lo vi, y me acostumbré, lo sé, tonto de mi, pero lo sé, me acostumbré a su presencia porque me sentí protegido, me sentí seguro a que alguien estuviera velando a mí. Y anoche después de la golpiza que me dieron recurrí a él, con todos sus tratos creí que estábamos en la misma sintonía, pero que equivocado estaba porque ahora estoy acá, triste y cuestionando mis acciones ¿Malinterprete todo?

Es que Raphael es una persona diferente a las demás personas con la que he estado, en todo sentido, es guapo, muy guapo, su voz es música para mis oídos, sus besos, sus manos, todo de él grita que es un chico irreal, difícil de conseguir, aunque yo lo pude disfrutarlo un poco. Y algo me dice que me ha estado buscando, sé que es muy egocéntrico de mi parte, pero siento eso, porque repentinamente comencé a verlo en todos lados y solamente mirándome, tratando de hablar conmigo, y yo yendo a él. Creo que he estado malinterpretando todo, y tengo vergüenza porque en parte es culpa mía.

— No importa, como vino se ira, y lo olvidare en algunos días.

"Lo vamos a ver en el restaurante cada noche."

— Mierda—susurro ya soñoliento— entonces me comportare como lo fui al principio, como si no paso nada y solo descubrí que su verdadero nombre es Raphael Santiago, su verdad y que estuve con él en pandemónium, nada más.

No sé cuando me dormí pero despierto temprano sintiendo un olor a tostadas y café, miro el reloj de mi celular, solo he dormido una hora y pocos minutos, ha sido frustrante porque no he podido dormir bien, pero de toda forma me levanto para bajar hacia la cocina viendo como mamá y Rebeca están desayunando, mamá con su uniforme de enfermera mientras que mi hermana con su uniforme de bombero, ambas se saben ir juntas y volver juntas, tienen casi los mismos horarios, han creado un vinculo tan fuerte que a veces se olvidan de que estoy aquí. Solo las miro en silencio, Rebeca logro entrar por su condición física pero yo no pude porque sufro de asma, lo cual me llevo a estar de mendigo, y más con que hay una deuda que ellas tienen, y no quieren pagar, ni siquiera sabe lo peligroso que son esos tipos, pero ellas no comprenden, nuestra familia no es lo que parece, es disfuncional.

— Buenos días—susurro.

Mi voz suena un poco rasposa, porque me he tragado aquel líquido anoche, pero no le doy importancia, camino hacia la heladera y saco agua fresca, mi garganta duele un poco y en vano, todo fue en vano. Creí que lo olvidaría después de dormir, pero me siento tan humillado igual o más que anoche.

— Buenos días ¿Qué harás hoy? — pregunta mamá.

— Dormir, trabajo esta noche.

—Deberías conseguirte otro trabajo, ese trabajo está alterando tu ciclo de sueño. —susurra mamá.

— Debo pagar una deuda, y el trabajo de la noche puede ayudarme un poco con ello...

"Deudas que podrían pagar ustedes con sus sueldos."

— Tú solo decidiste solo que quieres pagar la deuda—dice Rebeca— te ofreciste solo a hacerlo, nunca te lo pedimos.

—Entonces no molesten con mi trabajo.

Desde que papá murió después de mis ocho años de edad, por causas naturales según los médicos, mamá cambio y indirectamente comenzó un vinculo de unión con Rebeca, mi hermana mayor, le ha dado todo lo que ha querido, ha hecho caso a cada uno de sus caprichos y muchas veces al año su sueldo se gastaba por ella, pero yo nunca le pedí nada, porque cuando le pedía, algún comentario negativo terminaba saliendo de sus boca "Podrías haber pedido algo mejor" "Podrías haber pedido algo más interesante" "Deberías dejar esa costumbre mala que tenia tu padre a siempre aceptar miserias" "No trabajo para darte cosas inferiores a tus capacidades" Y deje de pedirle cosas después de mi guitarra, me conforme con lo necesario que podía tener, no pedí ropa, no pedí regalos, mi ropa comenzó a ser de un hijo de Muriel, la señora que tiene un negocio a la vuelta de la casa a la cual voy a comprar. Ella es una persona más a la cual he entregado de mi cariño, la adoro y ella también me ha dicho aquello.

Cuando vuelvo a mi habitación escuchando como hablan de mi, de lo maleducado que soy, vuelvo a mi celular viendo aquel mensaje de ofrecimiento de trabajo que me recomendó Raphael, la reunión es hoy a la tarde, no queda lejos, y decido ir a presentarme por si acaso, el pago es bueno, más de lo que gano en Taki's, es un trabajo en casa de la mujer ordenando papeles y traspasándolo en una computadora, que ella misma ofrece, algunos de sus documentos, lo cual es interesante, porque deben ser historias clínicas porque es medica. Me agrada, quiero intentarlo, y de paso estaré cada vez más cerca de acabar con la deuda.

— Lo intentare, no tengo nada que perder.

Y lo hice, después de un buen sueño y una dosis de alimentación para mantenerme estable, voy directo a mi posible futuro trabajo. Ahora mismo estoy frente a la casa de esa mujer que no conozco, Catarina Loss, probando suerte, cuando me abrió la puerta me sorprendió que no era el único que estaba ahí sino que Raphael también estaba ahí y acomodando su ropa ¿Qué rayos? ¿Acaso de eso se trataba "amiga intima"? Me maldigo mientras entro a la casa, me maldigo por haber venido y ver la verdad del asunto, le gustan las mujeres también.

— Estas aceptado Simón, puedes venir a trabajar tres días a la semana, dos horas y se te pagara semanalmente.

En todo el momento he actuado indiferente mientras me explica mi trabajo, he hablado con Raphael con respeto y como si no lo conociera, como si no le hubiese hecho nada anoche. Y mientras me estoy marchando feliz por un trabajo nuevo y bueno para mí economía, me siento vacio y extraño por todo el asunto con Raphael. Y lo peor de todo es que hoy cuando me toco el turno de Taki's no apareció, ni el día siguiente, ni el otro, ni el otro, una semana y media sin verlo. Lo peor de todo es que ese hombre de la deuda ha vuelto a mí y por miedo le he pagado como quería. Raphael no está para defenderme, para protegerme. Mi vida no cambiara, sigue siendo la misma que antes de pandemónium. 

Los lamentos de Raphael. ||Saphael||Where stories live. Discover now