(23)

207 20 3
                                    

No sé cómo llegamos a lo que estamos ahora, pero el cuerpo de mi Simón este lleno de marcas, bajo mi cuerpo gimiendo con su espalda encorvándose cada vez que mis tres dedos están golpeando en su entrada, entrando y saliendo sintiendo como sus paredes se abren a mí, lo único que se escucha en esta habitación son nuestros pequeños ruidos salir de nuestra boca, y ahora sé que su cuerpo está listo para recibirme, con mi mano desocupada flexiono mi brazo en el sillón para estar a la altura de su rostro, sus ojos están comenzando a desparramar pequeñas lagrimas, y me sonríe invitándome a continuar, a hacer algo que estoy tardando.

— ¿Trajiste preservativos? —le pregunto.

— ¿Por qué? Hazlo sin ello Raphael, tú no necesitas hacerlo—susurra.

— El lubricante del preservativo hará que sea más suave para tu cuerpo—le digo.

—En el bolsillo de mi pantalón—suspira Simón resignado.

Saco mi mano de su cuerpo, incluido mis dedos escuchando como deja escapar un quejido mientras voy hacia donde han quedado sus pantalones, sacando de uno de sus bolsillos un paquete de preservativo, no quiero pensar porque anda con uno, pero me tranquiliza que se cuide con ello, vuelvo al sillón con Simón mientras me vuelvo acomodar entre sus piernas abriendo aquella pequeño paquete para colocarlo en mi miembro, mi mundano parece ansioso mientras acaricia mis brazos, de sus labios salen ruidos mas audibles, como si me pidiera ir más rápido, sus ojos solo me miran, y no puedo evitarlo, estoy feliz, estoy más que feliz, es el mejor día de mi vida, no hay otro día que se compare con esto, nada se compara con estar teniendo un momento tan intimo con mi pareja. Entonces posiciono mi miembro en su entrada después de acariciar con mis dedos para ver si es hora, lo veo como lleva los brazos hacia arriba de su cabeza agarrando uno de los almohadones, y me asiente con su cabeza, consistiendo que puedo hacerlo, y de apoco mi miembro comienza a hacer presión en su entrada, entrando lentamente escuchando como Simón abre su boca y deja escapar pequeños gimoteos mientras agarra del almohadón, bajo a besarlo para acelerar que mi miembro entre por aquel túnel, porque estoy por entrar a la locura, cuando siento que mi miembro ha tenido una pequeña resistencia cuando iba entrando paro ahí, y siento como Simón muerde mi labio inferior.

— Deja de hacerme sufrir Raphael —susurra entre mis labios— no me hagas suplicar.

Mi cuerpo se mueve arriba suyo, su espalda se ha encorvado y mis labios han ido a su cuello dejando que Simón diga en voz alta palabras entre balbuceos. Realmente parece un sueño, parece como si estuviera en alucinando, no puedo creer que estoy fusionado al cuerpo de mi mundano a través de este momento tan intimo; los momentos comenzaron a ser más rápidos, cortos pero toscos, sintiendo gemidos audibles salir de la boca de Simón que no le importa bajar la voz, sus manos están apretando el almohadón mientras su espalda se encorva a cada estocada, mis manos acarician su cuerpo, vuelvo a sus labios y sigo besando sus labios magullados e hinchados, siento tantas emociones mientras estoy moviéndome, mi mano acaricia su muslo y lo agarro para levantarlo un poco sintiendo como su pierna se engancha en mi espalda, la otra pierna hace lo mismo, me tiene presionado mientras me sigo moviendo, hay pequeñas lagrimas que salen de sus ojos, que mojan los contornos de ellos y su cara, puedo sentirlo, esta ya al punto, acaricio su miembro con un poco de dificultad mientras me muevo al mismo ritmo, quiero apreciar la cara de mi mundano llegando a su orgasmo. Y entonces lo hace, solo unos minutos después, dejándome ver aquella maravilla, haciendo que su entrada se contraiga y me haga venir a la vez, quedando recostado en su cuerpo después de que todo termine. Ahora Simón esta abrazándome, todavía no salgo de él, pero sé que debo hacerlo, aunque no se cómo termine todo esto, tengo miedo de que suceda lo de aquella noche, que fue todo felicidad hasta que tuvimos nuestra pelea.

— ¿Cómo te siente Raphael? Me olvide por completo que estabas enfermo—me dice con una pequeña risita.

Lo miro, su voz está un poco ronca, su cuerpo esta agitado, puedo sentir en mi oído como su corazón bombea con fuerza cerca de mi oído, me levanto un poco para mirarlo, y le sonrío de la misma manera que él lo está haciendo.

— Ya estoy bien, tú me curaste— le digo entre risas—tu cuerpo me curo.

— Lo sé, soy curativo para tu corazón.

Ambos nos estamos riendo, salgo de adentro de Simón para sacarme el preservativo, atarlo y dejarlo en el suelo mientras me hace un lugar en el sillón y me acuesto a su lado, no cabemos, pero me parece tan adorable que él se haya arreglado para que yo me quede acostado y el ubicado en mi pecho, su mano en mi pecho y mi mano arriba de la suya. Simón esta acá ahora mismo, me siento más vivo que nunca, no literalmente porque soy un vampiro, pero sigo vivo después de que estaba en un estado a punto de morir.

— ¿Sigues teniendo la idea de que no estemos en contacto después de esto? — me pregunta.

Mi reloj marca que ha pasado aproximadamente una hora o un poco mas desde que todo comenzó, marcan las 4:35 a. m, y recuerdo que dicen que el amanecer es donde las personas más se sinceran, hablan de corazón, mi mundano ha sacado la primera pregunta, esto podría terminar o bien según mis respuestas, estoy tan aterrado a decir algo mal y perderlo, pero hay más que eso que no me deja en paz. Lo amo, lo amo tanto, pero mis niños también están en mi cabeza, y el problema que podría atacar todo el hotel si los Nephilim de Idris se enteran.

— No, no quiero eso, quiero seguir teniendo contacto contigo, quiero estar cerca de ti—confieso— pero no creo que puedas soportar mis limitaciones.

—Solo no nos preocupemos por eso, dejemos que todo fluya y si debemos terminar esto algún día lo veremos cuando estemos en ese momento ¿Si?

Simón a veces suena a una persona tan madura, habla de una manera adulta y es tan despreocupado con todos los asuntos de la vida que me hace seguir sus pasos, despreocuparme y si algo malo pasa pues ver eso cuando este en ese momento; beso su cabello y acaricio su espalda, ambos estamos desnudos pero parece que a Simón no le preocupa y a mí tampoco, quiero tenerlo así por mucho tiempo más.

— Si, tienes razón— susurro — dejemos que todo fluya.

Mi mundano se ha movido de su lugar y se ha sentado arriba mío, sonriendo con travesura, esta acariciando con sus manos mi pecho mientras saca su lengua de sus labios para relamerlos de una manera lenta y provocativamente, haciendo que me quede maravillado por la vista que estoy teniendo.

— Mientras jugamos un poco mas antes de que deba irme—me dice sin dejar de sonreír—dime ¿Qué tipo de limitaciones debemos cumplir?

— ¿Te he dicho que eres muy descarado? —pregunto suavemente.

—Sí, pero también dijiste que te gusta. 

N/a: Lamento por no publicar ayer. Cuestiones médicas. Tengan un lindo domingo. 💜

Los lamentos de Raphael. ||Saphael||Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora