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—Ya hice de todo pero...aún no quiere salir — comentó la mamá de Evangeline — me preocupa mucho mi hija
Mi tiempo libre lo usaba para verla, y aún más en éste tiempo. Prometí que estaría para ella y yo siempre trato de cumplir lo que prometo.
Isabel abrió más la puerta para que pudiese pasar.
—Si me permite...subiré
—Sí, claro, pasa — me animó — haré té para los tres
Yo solamente asentí mientras subía las escaleras
Evangeline no se sintió nada bien después de dar su declaración, después de eso, la mayoría de veces se encerraba en su habitación, su madre me contaba que lloraba, yo venía cuando podía y pocas veces tuve respuesta de ella. Y espero que esta vez no sea la excepción.
—Cariño, soy yo, ábreme por favor — murmuré sereno
No escuché respuesta alguna; estaba por tocar de nuevo cuando oí el cerrojo.
—Estoy aquí — dije finalmente
Evangeline se abalanzó sobre mí, sentía como me abrazaba fuertemente, seguía llorando.
Nos incamos y nos quedamos un momento abrazados en el piso, con mi mano, empezé a acariciar su cabello, esperé a que se calmara.
—Extraño mucho a Margaret — susurró — no sé que haré sin ella...era mi mejor amiga y ahora no la tengo...n-no sé que voy a hacer...
—Tranquila cariño, tranquila — comenté sereno — tienes aún a gente que te ama, lograrás salir a adelante con nuestra ayuda, siempre estaremos para ti — pausé — estaré para ti para ayudarte a salir adelante, ¿de acuerdo?
Evangeline solamente asintió mientras se movía, ahora ella estaba incada frente a mí. Sus pequeños ojos los tenía hinchados, pero aún así yo aún la veía hermosa.
Ella me regaló una leve sonrisa mientras una de sus pequeñas manos me acariciaba la mejilla.
