FALL IN LOVE|| "Todos queremos amar y ser amados como la mayoría de los libros, pero... ¿siempre hay final feliz?"
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Hailey no podía dormir, estaba pensando demasiado y ella lo sabía. A Hailey le gustaba estar sola, pero no sentirse sola. Sí, tenía a sus hermanos, a Katie, a Angelina, quizás a Sirius también. Pero se sentía sola.
Pensaba que tal vez las personas que la rodeaban, lo hacían solo por costumbre, quizás por su interés propio, o quizás porque realmente querían estar.
Hailey se dio por vencida y bajó a la cocina, lo que ella no esperaba era ver a su antiguo profesor y a Sirius en la mesa de la cocina, en una sesión apasionada de besos.
-Vaya, debería reírme, ¿verdad?
Sirius y Remus se separaron abruptamente.
-No se preocupen, venía por un vaso de agua.
-¿No podías dormir? –preguntó Black, quien tenía el pelo revuelto y los primeros botones de la camisa desabrochados.
-Digamos que tengo insomnio.
-¿Estás nerviosa por los mundiales? –preguntó Remus.
-No... solo no podía dormir.
Hailey hizo una mueca y siguió su camino. Pero el matrimonio la siguió.
-¿Estás bien?
Remus parecía confuso, Hailey siempre le había parecido una chica alegre, bromista. Al menos eso demostraba en sus clases.
Hailey, por su lado, se quedó mirando el jardín por la ventana.
-Sí, bien.
Hailey se perdió en sus pensamientos, ella vio como Remus y Sirius se miraban en La casa de los gritos, cómo uno de los dos se quedaba mirando perdidamente al otro, las miradas llenas de cariño... Hailey deseaba algo así, poder amar por más de quince años solo a una persona, que alguien la viera de una manera única.
Quería sentir lo que es tener a alguien que te ame. No como el amor entre amigos, no como el amor entre hermanos, ni el amor entre padres e hijos. Hailey quería amar y que la amen.
-¿Hailey?
Ella pestaño varias veces, volviendo a la realidad.
-Sí –dijo para sí misma. –Creo que debería intentar dormir.
-Bajaste por un vaso de agua. –le recordó Sirius.
-Quizás baje para caminar por el jardín, o para nadar en el lago.
-No creo que a tus padres les de gracia ver a su hija nadando en el lago a la madrugada. –dijo Remus.
-Quien sabe... como sea que duerman bien.
Hailey iba a dejar la cocina, pero el matrimonio no la dejo.
