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—Así que, ¿soy tu Alfa? — Jin usaba un tono coqueto.

—¡Sí! Eres MI Alfa, ¡¿no te quedó claro?!— Tae estaba que lanzaba humo hasta por las orejas — ¿o debo explicarte con dibujitos? —

—Me gustaría que me lo expliques de otro modo — respondió más sensual devorando a Tae con la mirada.

—¡Ash! ¡Eres imposible! ¡Te dije que no quería que Jimin te viera así!— Tae no cedió ante la provocación de Jin girando de medio lado con los brazos cruzados haciendo un marcado puchero, inflando sus mejillas.

—Bebé, perdóname — Jin se acercó sigilosamente — amo ver todas tus facetas, me encanta saber que me quieres sólo para ti — la voz grave de Jin retumbaba en el oído de Tae, haciéndolo estremecer al sentir su respiración más agitada golpear su piel.

Tae luchaba para no hacer notar que ese roce de los labios de Jin sobre el lóbulo de su oreja, lo había afectado. No quería rendirse tan fácilmente ante la presencia tan seductora de su Alfa, se supone que estaba enojado con él y quería castigarlo por ello. Aunque ahora, parecía que el castigado era él mismo, porque la excitación en su cuerpo al sentir la piel del contrario pegada a la suya, lo estaban haciendo perder la razón.

Jin no tardó en notar que su Omega estaba temblando bajo su escaso tacto, con una sonrisa ladina, bajó sus manos a la exquisita cintura de su Omega para aferrar el agarre y apegarlo más a su cuerpo, posicionándose detrás de él, para comenzar una deliciosa fricción de su miembro contra el apetitoso trasero de su amado, que lo volvía loco.

Tae al sentir la dureza de su Alfa, restregarse sin descaro contra su cuerpo, no pudo evitar soltar un leve gemido, sintiendo de inmediato a su propio miembro despertar por las provocaciones de su Alfa.

—M-malo … n-no me dejas… estar enojado ni un minuto — se quejaba Tae en medio de las estocadas que Jin había comenzado.

—¿Yo? Si yo no hice nada — Jin negaba juguetonamente mientras comenzaba a devorar el apetitoso cuello de su Omega, quien al sentirlo cerca, extendió su cuello para darle más acceso y disfrutar de los esponjosos labios de su Alfa, rozar su piel, succionar, morder. A lo que Tae estaba más perdido de placer a cada tacto que Jin dejaba en su piel canela, que comenzó a brillar por el sudor.

—J-Jinnie … el desayuno… se enfriará — Tae apenas encontró su voz para formular esas palabras, la excitación estaba subiendo más y más, que apenas y podía razonar.

—Ya te dije que tú eres mi desayuno — Jin volteó a Tae y le estampó un beso antes de que pueda refutar sus palabras.

El beso fue tan intenso, húmedo, necesitado. La hábil lengua de Jin degustaba de la cavidad de Tae, lamiendo sus belfos, alterando entre ellos, succionándolos, bebiendo de esos irresistibles labios que ya se habían hecho su adicción.

Tae estaba deshaciéndose en ese beso abrumador, sintiendo que su Alfa estaba consumiéndolo, su cuerpo entero estaba temblando por la sensualidad con la que Jin estaba besándolo y rozando sus ya despiertos miembros.

—T-te tomaste … muy enserio eso de que soy tu desayuno — dijo Tae entre jadeos, separándose sólo un poco por breves segundos, para recobrar el aire perdido.  

—Ahora sabes que no miento — respondió Jin también agitado, guiñando un ojo coquetamente.

—Pero, en serio necesito el desayuno, mi azúcar está bajando peligrosamente— Tae acariciaba las mejillas calientes de su amado — déjame comer o me desmayo — fingió más dramatismo en sus palabras.

—Está bien, mi hermoso cisne dramático — respondió Jin derrotado, dándole un corto y dulce beso.

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