CAPITULO VEINTISIETE. ¿QUÉ ME HICISTE, COLE?

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La velada transcurrió tranquila, la señora Erne se vistió de manera formal y elegante al igual que su marido. Rania, aunque era insoportable debo de admitir que lucia hermosa, ella tiene todo lo que yo no: belleza, a su familia, clase, educación y a Cole.

El sentimiento de inferioridad no se hizo tardar, ella nunca deberá vender su cuerpo para conseguir algo.

Cole, por otro lado, se puso guapísimo en un traje negro, sus ojos irradiaban con fuerza, su rostro luce como el de los Dioses griegos y su porte... siempre Yam elegante.

Cuando la media noche llegó, servimos la champaña y la familia comenzó a intercambiar sus regalos, nosotras por otro lado nos limitamos a comenzar a recoger la mesa.

—Esto es para ti, tía querida—me detuve a ver la reacción de la señora Erne cuando Aleix le tendió el regalo, él realmente se esforzó por darle un detalle significativo así que cuando a la señora Erne se le iluminaron los ojos me sentí satisfecha.

¡Qué buena noche!




Esperé a Cole en nuestro lugar de siempre, pero él nunca llegó. De nuevo.
Así que decidí irme a dormir, ya casi serían las 4 de la madrugada y la cabeza me dolía.

Y apareció del jardín, lo miré con una sonrisa y me le acerqué con la intención de besarlo, sin embargo, se alejó de mi.

—¿Todo bien?—le pregunté, tratando de hacerlo que me mirara a los ojos, no lo hizo.

»Cole...

—¿Qué, Gretel?—musitó a secas, yo suspiré.

—¿Qué ocurre?—él miró a otro lado—Por Dios, así no llegaremos a ningún lado.

—Nada, Gretel, ¿por qué estás aquí?—lo miré frunciendo el ceño.

—Te traje algo—admití, saqué de mi chaqueta la pequeña cajita y se la tendí—¡feliz navidad! Sé que no es nada extravagante, pero quise darte algo en este día especial...

Miro mi mano con desdén y después volteo la vista, no lo tomó y mis labios comenzaron a temblar.

—¿No-no lo quieres?

—Yo no te traje nada—su voz seca me hizo temblar.

—No me importa, realmente solo quiero que estemos bien. Espero que te guste—se lo tendí con una sonrisa de nuevo, una vez más miro la mano con desdén.

—Deberías de dárselo a Aleix, realmente creo que el aprecia más las porquerías que yo. Él te aprecia más que yo ¿no? —lo miré atónita, ¿todo esto era por...—Ah, cierto. Yo no te aprecio en absoluto.

Cole se levanto y se marchó antes de que yo pudiera reaccionar, sentí el corazón en la garganta y sin evitarlo me eche a llorar.
¿Por qué siempre tiene que ser así para mi?



Mis ojos amanecieron hinchados, delatándome que pase toda la noche llorando. Sin embargo, tenía que seguir trabajando, evite mirar a todos. En mi pequeño descanso de comida decidí ir a lo más lejano de la mansión Erne, necesitaba silencio para poder pensar.

Iba caminando, mirando a la nada y sintiendo el viento de diciembre golpear mi rostro, la voz de Aleix me hizo voltear hacia atrás.

Desearía que fuera la voz de Cole.

—¿Todo bien, Gretel?—pregunto, acercándose a mi.

¿Cómo decirte que no? Si no te lo puedo explicar.

—Si—mi voz se quebró.

—No te escuches como alguien que esté bien—apreté los labios—ven acá.

Aleix me envolvió en sus brazos, y sin poder evitarlo comencé a llorar por todo, por Cole, por mi padre, por mi madre, por mi...

Y él nunca intentó decirme que parara.

—Gracias—dije cuando regresamos a la mansión— de verdad. Por todo.

Aleix sonrió y no dijo nada, me dio un último abrazo y se marchó.

Suspiré fuertemente y decidí ir a la cocina para dejar la cena lista, pero un brazo me jalo bruscamente hacia las escaleras.

—Auch—dije, cuando me encontré con los ojos de Cole desvíe la vista.

—¿Ahora no me quieres ver? Qué rápido cambias de hombre, Gretel. Tú no pierdes el tiempo—lanzo venenosamente, mi corazón se encendió y lo miré incrédula.

—Eres un imbécil—masculle y me dispuse a marcharme, pero Cole me acorraló en la pared.

—Eres una..

—¿Una qué? ¿Una zorra? ¡¿Qué demonios te sucede?! ¡Suéltame!

—¿Por qué carajos te largaste con él?—Resoplé ¿todo esto era por lo de ayer?

—¿Qué demonios, Cole? ¿Todo esto es por Aleix?—él se volteó—joder, mírame—tomé su rostro entre mis manos y lo obligué a mirarme—Él me pidió que lo acompañara. No podía decirle que no...

—Quédate con él y con su estupida pulsera entonces—dijo apuntó de marcharse, lo tome de la mano para detenerlo.

—Es un regalo de amigos, Cole—le murmuré—yo a ti te quiero. No a él.

»No entiendo porque siempre es así, cuando soy feliz, de repente todo se arruina—mis ojos se volvieron a llenar de lágrimas y Cole me dio un pequeño beso en la coronilla.

—Me jode que es tan malditamente atento contigo—masculló como si las palabras tuvieran veneno.

—Somos amigos nada más. A ti te quiero.

—Me jode sentir esto contigo—me miró a los ojos y vi que él también tenía lágrimas—joder, me haces falta siempre...

Lo rodeé con mis brazos y le di un beso en los labios. Yo estaba temblando.

—Ayer te quería dar esto, pero actué como un idiota—me tendió una cajita blanca y la tomé con mis dedos temblorosos, la abrí y me encontré con un collar delgado, tenía un colgante de esos que guardan una foto adentro y lo abrí, encontrándome con la única fotografía que tenemos Cole y yo juntos, es de una de nuestras escapadas a un pueblito donde Cole sale sonriendo y yo besándole la mejilla, sonreí entre lágrimas—yo siempre te llevo en el corazón y quise que tú también...

—Me encanta. Muchas gracias, Cole, es el mejor regalo que he recibido—le di un beso en la mejilla y admire un rato más el dije.

¿Qué me hiciste, Cole?

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Primero que nada, no merezco sus comentarios tan hermosos de "gracias por actualizar"
Más bien yo les quiero agradecer por esperarme, por estar aquí leyendo esto. Muchísimas gracias.
Quise dejarles dos capítulos porque es lo menos que puedo hacer y aún así es muy poco para agradecerles por tanta paciencia y cariño. Les envío un fuerte abrazo, gracias por todos los buenos deseos que me dejan en los mensajes y en el muro, si a veces no respondo es porque no tengo la oportunidad pero créanme que leerlos me pone muy feliz. Estaré bien, espero que ustedes sean felices, los adoro. Un abrazo a la distancia

PIEL MORENA. ®️Where stories live. Discover now