Cap. 20: Casi una fantasía

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Cap. 20: Casi una fantasía

Bajo la lluvia, junto a tu lado... para toda la eternidad...

Sólo, una mirada, un beso y todo comienza

Los sentimientos se desbordan

No hay vuelta atrás,

.*.

Humanos gloriosamente privilegiados, entre lo verdadero y lo falso se hacen camino, y sin que el tiempo envejezca sus miradas, ellos se mantienen tan firmes en esa hermosa fragilidad, humanos gloriosamente privilegiado... los amantes, gloriosamente amados.

—Yo... te amo

— Te amo yo a ti también... más de lo que algún día pensé —

En tierra de mortales, la maldición y la tortura, Yi y Qin~he..., con los años encima, ya no jóvenes, ahora emperador de brazos fornidos y súbdito con sonrisas ligeramente moderadas. De lo esperado, casi nada, no imaginaba, ninguno de los dos, que pasaba del otro lado del cristal, sin capacidad para saberlo, sin ganas y con mucho temor, algo imperdonable que hicieron a eso dos pequeños amorosos, con Ling Zhou y Wei Tzu, tanto sufrimiento que les causaron antes de entender que en ocasiones no hay motivo de desear la suerte ajena.

Por estar juntos... todo lo volverían a hacer.

.*.

La sangre, telas manchadas, Wei inconsciente.

Gritó mucho, como hacía tiempo que no lo hacía, ellas, las que nunca le miraban, asustadas atendieron al llamado escandaloso y siniestro. Al entrar, el emperador llorando, le vieron frágil, y a pesar de todo... la compasión no se creó, fue el mismo Ling quien les ordenó a las sirvientas atender a Wei, y lo hicieron.

¿Lo recuerdas? Hace tiempo...

...En la cuidad, bajo el alto cielo:

La lluvia compartió su tristeza, sobre la casa mayor,

El sol omnipotente, esparciendo tristes lágrimas doradas

Muy lejos... el alma con la que... compartía su cuerpo...

Y la persona que le ama se inclinó a sollozar, toda su vida.

El tiempo no existía; aquella primera madrugada, él cuidó de su castaño de mirada melancólica, acarició sus cabellos, besó tímidamente esos labios, las lágrimas brotaron inmediatamente de esos ojos azules. La sangre no paraba, la herida era tan grande, el remedio de hierbas no hacía efecto, en sueños Wei comenzaba a quejarse.

.*.

Yi se mantuvo cayado, no dijo más, no había necesidad de preguntar cosas obvias, imaginó que Qin~he nunca le dejaría en paz, y en un enfermizo conformismo sintió que, de cierto modo, estaba ya más que resignado. Sufriría, sin luz, al menos el pasto ilusión, el viento creado y los árboles fornidos le hacían volver la vista atrás, con sus recuerdos bellos.

Poder farsante, hazle gozar, has al maravilloso amor un lindo castillo

Protegerlo, esto es lo que quieres, siempre fue así...

No es gloria la suerte en tus ojos lindos

Es agonía y celos infundados

Placeres del melocotón mordido • FINALIZADO |BL|Where stories live. Discover now