Epílogo

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~*~ Epilogo ~*~

Una leyenda de la dinastía Zhou,

Hacía el año 500 habla de

Un emperador...

Un súbdito

Y un melocotón....

Y entonces de su plan majestuoso para gobernar todo no quedó nada, no fue malvado ni violento, no derrotó a Yi, no destruyó el nombre de la dinastía Zhou. Con lo poco que había logrado resguardar de poderes, curó las heridas del cuerpo de Wei, el que a partir de ese momento perteneció a Yi.

Qin~he aprendió sobre la realidad, y a pesar de todo el conocimiento que creía tener, se encontró como un niño perdido en un mundo donde todos le trataron con indiferencia, él y "el súbdito" pasaron a solas tanto tiempo y ahí descubrió lo que era el frío y el hambre.

Mientras Yi se iba recuperando, fue explicando poco a poco las cosas de aquel mundo, les había tomado tanto tiempo perdonarse. El ser un ser mortal con un fragmento de los corazones de Wei y Ling les habían hecho sentir tanto arrepentimiento.

Habían intentado traerles de vuelta.

Lo intentaron todo, pero nadie respondió del otro lado.

No hubo más magia y la resignación y el terror llegó; estaban solos.

— ¿En qué piensas? — Ling observó desde la cima de las escaleras a Yi sentado a la mitad de éstas.

— Siempre que te encuentro sentado aquí, recuerdo a Wei. — Pero no había ni una pizca de ofensa en esas palabras. Ambos lo sabían. — Wei había tenido razón respecto al viento en el rostro...

— Sí que tuvo razón, él seguro estuvo sentado en este sitio.

Ambos se miraron, mientras uno elevaba la mirada y el otro la bajaba, pudieron mirarse fijamente... y aquello les había llevado tiempo, sobre todo porque los primeros años Yi estuvo completamente cerrado a estar a su lado sin embargo jamás le había dejado solo.

Ambos habían aprendido a vivir juntos.

A disfrutar cada uno de los detalles de ese mundo, a sentir la brisa golpeándoles el rostro, a contemplar la lluvia, a observar la luna en lo alto, aprendieron a quererse, conocieron el verdadero amor, la seducción, el deseo.

La transformación de dos cuerpos en un solo ser.

Solo ellos conocían el gran secreto de su existencia, e incluso aquello aprendieron a aceptarlo, se esforzaron en cubrir con las exigencias que ser "el emperador" significaba.

Y vinieron tiempos de gloria cuando "el emperador Ling Zhou" tuvo hijos, jamás amó a ninguna mujer porque estaba predestinado a un súbdito amable y cariñoso... Wei Tzu.

Hubo un gobierno prospero, un emperador demasiado justo, aunque severo, y niños corriendo por ese jardín tan representativo del amor que "Ling y Wei" se tuvieron.

En ocasiones, cuando Qin~he tenía junta con los ministros, Yi aprovechaba para regresar el tiempo atrás, se miraban en el reflejo del estanque que ya estaba demasiado desgastado, pero tanto él, como Yi se oponían a que alguien pusiese sus manos sobre él, porque algunas de las piedras habían sido tocadas por los verdaderos, porque era como eliminar la presencia de los que les habían dado esa gran oportunidad para amarse.

Entonces, entre juegos y algunos recuerdos, pensaban en ese momento, cuando alguien había caído por las escaleras, en ese momento, cuando se mantuvo inconsciente por tanto tiempo, él se sintió morir... no podía regresar, fue la necesidad de Wei lo que le hizo volver, y entonces pasó todo, el reflejo en el agua del estanque era hermoso no había porque negarlo, con esos ojos negros tan lindos y el cabello castaño, ahora demasiado largo.

Placeres del melocotón mordido • FINALIZADO |BL|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora