CAPÍTULO 17

210 20 21
                                    

Camino fue consciente de que sólo tendría un instante para tomar una decisión. Pero no fue necesario. Sin darse cuenta de lo que estaba ocurriendo con su propio cuerpo, las palmas de sus manos se apoyaron en los hombros de Maite e hicieron presión para mantenerse alejada de ella, mientras todo su cuerpo se arqueó hacia atrás. Abrió los ojos de manera desmesurada y los clavó en los labios de su primer amor, antes irresistibles. ¿Por qué la había rechazado?

-¿Camino?

-Yo... - no sabía qué responderle-. Lo siento.

-No, está bien. Yo sí lo siento. Pensaba que...

-Maite, hace dos años...

- Camino – su tono sonó irritado-, no puedo cambiar el pasado. Y sé que tampoco puedo pretender aparecer de nuevo en tu vida y arrasar con ella. Pero estábamos recordando... No sé... Pensé que tú también lo deseabas.

-Y lo deseo... Pero no quiero que existan mentiras entre nosotras, Maite.

Y me parece que tengo algo que explicarte.

- Es por tu amiga, ¿verdad?

- Es por Genoveva, sí.

-¿La amas?

-No, yo - la pregunta resonó de nuevo en su mente como un eco-. No lo sé... Ella estaba ahí, Maite. Ella siempre ha estado ahí...

-Siempre...

-Cuando se fue Ildefonso nos encontramos y retomamos nuestra amistad. No sé qué habría sido de mí durante todo este tiempo sin ella. Ha sido mi apoyo y mi guía.

-¿Pero la amas?

-¡No lo sé! – y realmente no sabía definir qué era ese nudo que le impedía alegrarse por el retorno de la mujer a la que consideraba el amor de su vida-. Sé que la quiero en mi vida. Pero no sé definir lo que siento.

- Debería irme – Maite se dirigió a la puerta, sin que Camino hiciese amago de detenerla-. Cuando dejaste de escribirme, pensaba que te había pasado algo. Podrías haberme dicho simplemente que había otra mujer en tu vida.

-¿Cómo hiciste tú con Sophie?

-Lo mío con Sophie fue distinto...

-Ah, entonces sí hubo algo con Sophie.

-Camino, no creo que tengas derecho a reclamarme nada. Dejaste de escribirme, ni siquiera sabía si te había ocurrido alguna desgracia.

-¿Cuándo, Maite?

-¿Cuándo qué?

-¿Cuándo tuviste algo con Sophie? Por las cartas que me enviaste en las que hablabas de ella... Podría asegurar que entre la primera y la tercera. Básicamente porque en la segunda no la mencionabas. También dejaste de comentar que hubiese un plan para fugarnos juntas después de hablarme de ella como un gran apoyo en tu vida – la pintora agachó la cabeza, tratando de ocultar sus emociones-. Maite, ya no soy la niña tonta a la que dejaste abandonada en aquel maldito puente. Sé cómo funciona el mundo y sé que si ahora estás aquí es o porque las cosas con ella no han funcionado o porque al final has decidido que me quieres más a mí. ¿Serás sincera conmigo al respecto?

-Yo... Ella... - Maite bajó todavía más la cabeza y dejó escapar apenas un susurro de sus labios-. Se ha casado.

-Vaya. Así que decidió ella y no tú.

-Sólo tuvimos una aventura, Camino – levantó la cabeza contrariada y se enfrentó a las acusaciones de la muchacha-. Ella también me apoyó mientras yo te extrañaba. Igual que Genoveva ha hecho contigo.

Vidas cruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora