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Yeonsoo recupera la consciencia luego de un tiempo. Intenta abrir sus ojos pero le pesan, su cuerpo la recibe con una ola de dolor sordo, pareciese como que pesara toneladas. Le duele absolutamente todo, hasta en los rincones más ocultos. 

Lo que parecen minutos, se sienten como horas y la lucha contra la pesadez de sus párpados termina en una victoria para ella cuando al final los logra abrir poco a poco. La blancura de la habitación la ciega unos instante por lo que debe pestañear varias veces para acostumbrarse a la iluminación. Un suave zumbido se instala en sus oídos. Ella mira hacia los lados, desorientada. A un lado de su cama, hay otra con una persona que no logra reconocer al instante. Quiere asomarse para ver con claridad sin embargo, se percata del metal que le rodea la muñeca. Tiene una esposa en la mano.

Hunter, se encuentra en uno de los sofás, toda desparramada, con la boca abierta y un libro de literatura sobre su regazo.

—¿Así me cuidas? —intenta bromear Yeonsoo, pero su voz sale en un susurro ronco y pastoso. Su garganta duele horrores. Es como si cada intento de pronunciar cualquier letra le estuvieran pasando una esponja de púas sobre su garganta.

—No deberías moverte, tienes suerte de estar viva —El chico de la cama continua habla mirándola a detalle.

Yeonsoo gira como puede y ve al pelinegro de ojos grandes sonriéndole. Sue mente trabaja tan lento gracias a los fármacos que parece tardar una eternidad en reconocer aquellos redondos ojos.

—Chidta —susurra de vuelta.

—Me llamo Jungkook preferiría que me digas así. —Asiente en su dirección—. Chidta es un sobrenombre que me dió Hyun.

—Jungkook. —Ella asiente, su nombre es bonito. Tan pronto como esas palabras salen de su boca los últimos recuerdos la invaden provocando dolor de cabeza—. ¡Hijo de puta! ¿Qué le hiciste a Yoongi? —Intenta levantarse pero su cuerpo no le permite moverse ni un centímetro.

—Tranquila, Yeonsoo. —La calidez en su voz y sonrisa con que anteriormente le habló lo abandona, su semblante enseria y su cuerpo se tensa—. Él está bien.

La respiración vuelve a su cuerpo, se relaja a tal punto que sus músculos tiran. Una gran sonrisa se instala en su rostro, a pesar que duele horrores, su cara arde y puede sentir  pequeños pinchazos del lado derecho de su rostro. Está viva. Hyun está muerto y Yoongi está a salvo. Por fin podrá regresar a casa con él, podrá tener aquella vida que tanto quería. 

—¡Despertaste! —Hunter se levanta tirando todo a su paso y se acerca a ella—. Debo llamar a la enfermera.

Dice y se va antes de que ella logre detenerla. Vuelve tan rápido como sus pies le permiten con una enfermera y un doctor acompañándola. 

El doctor la examina a detalle y la enfermera lo asiste.

—Eres muy fuerte, vamos a reducir un poco los analgésicos para que puedas moverte un poco más —dice complaciente con los resultados. 

—¿Cuando puedo irme? —habla en un susurro.

—¿Qué? Acabas de despertar de un coma de dos semanas, no puedes irte tan rápido. —Ríe por lo bajo. Yeonsoo abre los ojos sorprendida de lo que acaba de decir el doctor.

—¿Dos semanas? ¡Por dios! Yoongi debe estar preocupado. —Mira a Hunter quien solo frunce los labios—. ¿A qué hora viene? 

—Yo... No sé. —Ella se rasca la nuca incómoda, antes de que Yeonsoo la interrogue sale de la habitación.

—No falta mucho para la hora de comer así que prepárate. —Le sonríe el medico y se va junto a la enfermera.

Deja que su garganta se relaje de la fuerza que hizo al intentar hablar tan fuerte como le permitía sus dañadas cursas vocales. Un mar de paz la sumerge tanto que no teme cerrar los ojos y descansar a esperar que Yoongi aparezca. Sin embargo, me inquieta que a su lado se encuentre el sujeto quien intentó matarlo.

𝙴𝚏𝚎𝚌𝚝𝚘 𝙼𝚊𝚛𝚒𝚙𝚘𝚜𝚊 © » ᴹⁱⁿ ʸᵒᵒⁿᵍⁱ; BTSWhere stories live. Discover now