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—¡Jade!

Es la única palabra que escucha y todo parece ir en cámara lenta. Los brillantes y grandes ojos negros de Jungkook la sorprenden. Él le arrebata el arma y la abraza sin dejar de verla directo a los ojos. La pelinegra mira los profundos y exaltados ojos del hombre frente a ella. No lo entiende, ni siquiera logra descifrar la sensación extraña en su pecho, nunca se sintió así, y ni siquiera sabe si es algo bueno o malo. Solo lo siente.

Él acuna su rostro y lo examina a detalle, pero no hay asco en su mirada, igual que cuando la vio por primera vez. Se relame los labios pero no baja más. Su corazón da un vuelco, estuvo al pendiente de todos los hombres que miraban su cuerpo omitiendo su cara, sin darse cuenta que en realidad, había alguien que nunca dejaba de verla directo a los ojos. Que nunca barrio sin descaro su cuerpo, que nunca la tocó de esa manera, que nunca le habló ni la trató mal. Que Jungkook no es como los demás, que no es él.

Cuando el pelinegro ve que su compañera bajo completamente la guardia, la suelta. Deja salir todo el aire contenido y deja caer la cabeza hacia delante. Se siente aliviado de que esté a salvo pero, sobre todo, que siga siendo ella. No importa todo el barullo y escándalo de afuera, ni siquiera la cantidad de gritos y disparos por doquier. Llegó a ella, y es lo único que quería.

—¿Cómo...? —Las palabras quedan en el aire. Yeonsoo no sabe qué decir.

—Te buscaría, incluso en los rincones más peligrosos. Y ni siquiera sé porque —susurra Jungkook y levanta la mirada enfrentándola.

Un estruendo que provoca un temblor en el suelo, los saca de su pequeña burbuja. Jungkook examina la escena encontrando posibles escapes en donde no deba poner en riesgo a las tres chicas. Sabe que es probable que Yeonsoo se niegue a eso y quiera pelear a su lado, aunque debe intentarlo. 

—Hay que salir, esto se va a caer a pedazos.

El pelinegro le tiende un arma a la desnutrida chica que tiembla en su lugar. Está tan asustada que a los tres presentes, no les importa nada más que sacarla.

—Sé que te gusta hacer las cosas a tu manera, pero por favor. Solo... Por favor, esta vez sígueme —ruega. Jungkook la mira suplicando por lo que ella solo asiente.

Vino por ella, incluso cuando le gritó, lo golpeó y lo humilló. Él volvió por ella, y eso no tiene precio. Fue como si la hubiese escuchado rogar y llamarlo mentalmente, pero sobre todo, no minimizó su fuerza, ni su capacidad. Esperó y entró, no para rescatarla, si no para ayudarla. Jungkook sabe lo fuerte que es en realidad, sabe que nadie, ni en mil años, podría derrumbarla sin recibir un poco de pelea, y se lo agradece eternamente. De alguna forma, se había acostumbrado a ser rescatada, incluso cuando no quería.

El pelinegro deja que Hunter salga primero y luego la sigue. Yeonsoo se aferra a la menuda chica y sigue al par.

Los disparos suenan de todos lados, tanto que deben detenerse y verificar que a ellos no los apuntan.

Puede ver cómo JT intenta escapar por una de las habitaciones rompiendo las rejas. La furia la invade y lo único que quiere hacer es golpearlo hasta que deje de respirar.

—Ve. —Esa voz la sobresalta de nuevo. Yeonsoo lo mira confundida—. Ve y arréstalo, confío en ti.

Su corazón vuelve a dar un vuelco, se siente feliz y una ola de orgullo le atraviesa el cuerpo. No todo lo que hace debe ser tan malo si al final del día, una persona confía ciegamente en ella.

La pelinegra asiente y se llena de valor para enfrentarlo. Llega a él por la parte trasera y golpea sus piernas provocando que colisione contra el suelo en un golpe seco. Yeonsoo lo obliga a girar y le apunta directo a la cabeza con su arma.

𝙴𝚏𝚎𝚌𝚝𝚘 𝙼𝚊𝚛𝚒𝚙𝚘𝚜𝚊 © » ᴹⁱⁿ ʸᵒᵒⁿᵍⁱ; BTSWhere stories live. Discover now