CAPÍTULO 5. Estos recuerdos no, por favor.

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Un día, le puse de apodo a Camino "mandarina", esto fue a raíz de una tarde de sábado, en el departamento de ella, ella había decidido cambiar por enésima vez el color de su cabello, esta vez de color naranja, del mismo color de su sudadera favorita, sudadera con la que la conocí, que amé pero que con el tiempo llegué a odiar.

- ¿Te gusta? apareció por sorpresa en medio de la habitación con una gran sonrisa. Al verla solo podía reír al ver ese color tan vivo en su cabello.

- Eres como una mandarina le dije mientras Camino se me acercaba lentamente y comenzaba a besarme haciéndome estremecer.

- mmm Camino la mandarina me dijo con un susurro provocativo al oído.

Ya estaba encima de mí rozando su sexo con el mío. Faltaba muy poco para que yo dejara de frenar mis impulsos y la hiciera mía. Mientras Camino, encima de mí, me besa, yo solo pensaba que solo quería poseerla en ese momento, así que empezamos a besarnos cada vez más apasionadamente, puse mis manos por debajo de su sudadera, ella no aguantó el calor que emanaba su cuerpo y rápidamente se la quitó. Hice lo mismo con la playera que yo traía puesta y quedamos las dos con el torso semidesnudo.

La tomé fuerte de la cintura, sellando mi boca en la suya y empezamos a desvestirnos la una a la otra con una velocidad desbocada, con nuestros cuerpos encendidos. La tarde fue fantástica, nos dedicamos simplemente a amarnos una y otra vez.

Al final terminamos escondidas bajo las sábanas, con los cuerpos agotados, para ese momento yo ya llevaba tatuada a Camino en cada poro de mi piel. Acostadas de lado una frente a la otra nos mirábamos y yo solo pensaba lo hermoso que le quedaba a Camino eso de espantar mis miedos con su luz. La quería a mi lado o encima, daba igual, no me importaba, simplemente era feliz a su lado.

- Maite... ¡Crees que soy fea? me preguntó con mucha inocencia y una atípica inseguridad en ella.

- En absoluto afirmé.

- Cuando era niña creía que lo era... no puedo creer que esté por ponerme a llorar... A veces creo que las personas no entienden lo solitario que es ser niño, como si no importaras.

- Tenía 8 años y tenía varias muñecas, mi favorita era una muñeca fea a la que llamaba Camino y recuerdo que siempre me molestaba y le gritaba ¡no puedes ser fea, se guapa!... creo que en el fondo tenía la esperanza de que si la podía transformar a ella yo también podría cambiar por arte de magia. Un par de lágrimas salieron de sus llorosos ojos y dieron con el algodón de aquellas arrugadas sábanas.

Su relato me conmovió y estremeció el alma en partes iguales y lo único que atiné a hacer en ese momento de tanta intimidad y vulnerabilidad fue cubrirla de besos y caricias con la esperanza de que lograr mitigar ese dolor que Camino llevaba por dentro. – Eres hermosa mi amor le decía una y otra y otra vez mientras cubría su boca y su cuerpo de besos.

- No me dejes nunca Maite... suplicaba con los ojos llenos de lágrimas y la voz quebrada.

En ese momento entendí de qué se trataba este procedimiento; cuando Camino comenzó a desvanecerse de entre mis manos, comprendí que había cometido un grave error, por legos el mayor error de mi vida. El proceso estaba vaciándome de estos recuerdos hermosos también. Desesperadamente quise aferrarme al recuerdo rogándole a Aurora que al menos me dejara conservar este recuerdo, pero todo esfuerzo era en vano. El tratamiento borraba todo recuerdo de camino a su paso.

- Quiero anularlo angustiada y desesperada empecé a gritar, pero evidentemente nadie podía oírme, estaba sola dentro de mi propia mente.

- ¡¿Alguien me escucha?! ¡Quiero anularloooo! ¡Ya no quiero hacer esto!

Al ver que la dirección del procedimiento era imparable y en un solo sentido, comencé a buscar a Camino en mi memoria, tenía una idea de cómo detener todo esto, pero no estaba segura si tendría éxito. Logré dar con Camino en un recuerdo oscuro casi irreconocible para mí, la tomé de la mano y empezamos a recorrer un recuerdo tras otro tratando de llegar hasta el recuerdo en el que yo estaba en la consulta de la Dra. Alarcón. Finalmente logré llegar hasta ese recuerdo.

- ¡AURORA, DESPIÉRTEME!

- Oh... lo siento Sra. Zaldúa, creí que entendía lo que ocurría aquí.

- No siga, supliqué... la esta borrando de mí y me está borrando a mí de ella. Agitada formulé estoy dormida, estoy en mi mente, solo tengo que despertarme.

- Yo también soy parte de su imaginación Maite, no soy real, es como en un sueño ¿cómo podría ayudarla desde aquí si soy producto de su ensoñación? Yo también estoy dentro de su mente, ¡soy Ud. Maite!

Como en medio de una pesadilla, sin aviso, en mitad del recuerdo apareció el chico de la librería con el que camino se besó y al escuchar su voz caí en la cuenta que ya sabía quién era, era Ildefonso y era el desgraciado que estaba en mi apartamento con Velasco borrándome la memoria, era quien estaba seduciendo a Camino en la vida real con mis cosas, con mis palabras... tenía que detener toda esta locura ya.

Eterno resplandor de una mente sin MaitinoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora