CAPÍTULO 8 Llamemos a Aurora.

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Desinhibidos como consecuencia de la hierba que habían fumado, Velasco y Celia tuvieron lo que podría definirse como sexo casual en mitad de la cocina. Estaba claro que existía una desconexión emocional entre ellos y respondían en ese momento a sus instintos más primitivos. Consumado el acto, Celia y Velasco recuperaban el aliento, juntos en un sillón individual, cuando inesperadamente una alarma comenzó a sonar.

- ¡Se ha parado! sobresaltado dijo Velasco.

- ¿El qué? preguntó Celia creyendo que estaba hablando conun doble sentido.

Torpemente y desnudo Velasco cogió sus gafas que habían quedado en el suelo a un lado de la ropa mientras que la inquietante alarma continuaba sonando.

- Ha parado de borrar expresaba Federico mientras volvía a vestirse poniéndose su calzoncillo ¡OH, joder! esto es terrible.

- ¡Se ha salido del mapa! sin poder creerlo explicaba Velasco mientras Celia, aún muy colocada seguía recostada.

- ¿Dónde está? preguntó la chica.

- ¡Yo que sé! ¡Yo que sé dónde! esto es fatal, me he metido en un buen lio tía... ¡Joder! ¿Qué hemos hecho? preocupado corría de un sitio a otro tratando de solucionar la contrariedad.

- Bueno, algo hay que hacer Velasco.

- No sé qué hacer, no sé qué hacer... ¡mierda! ¡mierda! te digo que no sé qué hacer verbalizaba alterado.

- Pues algo tenemos que hacer, podría despertarse a medio cocer y...

- ¡SHHHHHH! ¡Cálmate Celia! me estas poniendo más nervioso, cálmate...

- UMMMM... eso suena delicioso drogada aún, reía Celia... qué hambre tengo.

Envuelta con una especie de sábana, Celia se levantó con prisa, exaltada y con rostro de haber encontrado la solución.

- ¡Lo tengo!

- ¡¿Qué?! ¡¿QUÉ?!

- Deberíamos llamar a Aurora dijo Celia con el rostro iluminado.

- ¡No, no, no! ni hablar tía, es mi responsabilidad, yo me encargo se oponía Velasco.

- Es como una comida a medio cocer tío, no tenemos tiempo para gilipolleces.

- Celia... que lo tengo todo controlado inútilmente quería convencerla y hacer que desistiera de la idea de llamar a Aurora.

- No seas tronco tío y déjate de juegos ¡¿vale?!

A Velasco no le quedó más opción que llamar a Aurora a mitad de la noche; para entonces eran un poco más de las cuatro de la mañana.

- Diga... medio dormida atendió el teléfono Aurora.

- Hola Aurora... soy Velasco, estoy haciéndole el trabajo a la Sra. Zaldúa y parece que por un momento la hemos perdido y no consigo recuperarla.

- Vale un poco más incorporada la galena pidió que le contase qué había sucedido momentos previos a que desapareciera del mapa.

Intentando darle una respuesta creíble Velasco respondió con evidente nerviosismo.

- ...no estoy seguro porque me aparté un momento del monitor, lo dejé en piloto automático porque tenía que ir al baño, entonc...

Eterno resplandor de una mente sin MaitinoOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz