10. Un playboy lisiado

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Harry

Un día más me desperté antes que Sophia y la realidad era que me dolía todo. Mi pie estaba menos hinchado pero los hematomas de mi cuerpo estaban más negros y me costaba moverme, por mi ojo derecho veía algo borroso y mi pómulo ya no estaba hinchado. En resumen, parecía que había estado en la guerra.

—Buenos días —dijo Sophia estirándose a mi lado—

—Buenos días enana, aun es temprano, sigue durmiendo

— ¿Qué hora es? —preguntó con los ojos entreabiertos—

—Son las 7

—Agh que rabia haberme despertado ¿necesitas ir al baño o alguna pastilla?

—No, tranquila.

07:45

Nos volvimos a despertar y después de ir al baño me ayudó a levantarme para que fuese yo también, bajó a pedirle a Ana desayuno y subió con comida para 4 personas, después volvimos al baño e intenté ducharme como pude. Me vestí con su ayuda y cuando estuvimos listos fuimos a ver entrenar a los chicos.

—Me están poniendo nerviosa las chicas esas con los cuchicheos —dijo Sophia con tono de enfado haciéndome reír, no la podía tomar en serio—

—Ya te acostumbrarás, no todos los días se está al lado del Playboy malherido —le guiñé un ojo—.

Con suerte las dos horas de entrenamiento se nos pasaron entre risas, todo se hacía más ameno en su compañía.

— ¿Qué Harry, te atreves a venir a Tommy's s comer? —me preguntó mi mejor amigo—

—Eso es algo que no puedo rechazar —sabía que no era buena idea—

—Pues yo voy arriba, luego te veo

— ¿Qué? No, no de eso nada Sophia, tú te vienes con nosotros —le dije atrayéndola hacia mi cuerpo—

— ¿Eres consciente de que soy la única chica verdad?

— ¿Y tú tienes algún problema? —negó con la cabeza— Pues ya está todo dicho

—No pasa nada, eres una afortunada —dijo Marcus metiéndose en la conversación—

14:00

— ¿Estás incómoda entre tanto mujeriego? —le pregunté al oído cuando estábamos en el coche—

—Tranquilo, tus amigos me caen bien.

Moría de ganas por darle un beso, pero en aquel momento en el coche con Alan al volante, tenía más en mente el dolor de mi cuerpo que aquel beso que tanto quería dar. Llámame exagerado, pero parecía que me seguían pegando entre tanta velocidad, frenazo y bache.

—Alan, cuando te den una paliza te voy a llevar de la misma manera, verás que paseo más bueno

—Lo siento bro, no me acordaba —dijo el carbón de mi amigo riéndose y reduciendo la velocidad—.

Alan aparcó, nos bajamos y nos reunimos en el restaurante con el resto de los chicos que habían venido en otro coche.

No venía a cuento, pero tenía que ponerle una solución a mis sentimientos por Sophia, necesitaba saber qué me pasaba.

—Playboy baja a la Tierra —me dijo Sophia en un tono que sólo ella y yo podíamos oír mientras el resto de mis amigos discutían uno de sus absurdos temas—

—Lo siento nena, estaba en mi mundo

—Aquella chica no para de mirarte, ¿la conoces?

—Cosas de Playboy —dije haciendo que se riera mientras negaba con la cabeza. Menos mal que no se lo tomaba mal—.

Trajeron la comida y Sophia me ayudó a cortar la carne, mis amigos se reían de mí, pero me dieron la razón cuando les dije que no todos ellos tenían a quien les hiciese eso en una situación así, no alguien a la altura de Sophia, porque entre nosotros dos, detrás de las risas, nos ayudamos en todo. Puse mi brazo escayolado en uno de sus muslos y noté como ella sonreía y se ponía nerviosa, pero no dijo nada.

16:40

—Por fin —dije tumbándome en la cama—

—Eres un bruto Harry, debes estar dolorido

—No sabes cuánto nena

—Voy a hacer una mezcla que hace mi madre para los hematomas y verás cómo mañana estás mejor

—Gracias enfermera

—De gracias nada eh, esto se merece una recompensa eh —dijo riendo—

—Ya me dirás que quieres

—Sorpréndeme.

Tenía trabajo, a ver cómo un Playboy podía estar a la altura de aquella chica. Mientras me ponía a pensar, Sophia bajó a la cocina y subió con una mezcla hecha con especias y no sé qué más que olía bien para lo mal que se veía.

—A ver Playboy, tengo que quitarte la camiseta —dijo ganándose una mirada traviesa por mi parte—. No me mires así —se sonrrojó—

—perdón, que no te quiero hacer sentir incómoda

—Que estás bueno es una realidad que ya sabemos

—Eso no me lo esperaba

— ¿el qué?

—Que fueses así de directa.

Me guiñó un ojo y acabó quitándome la camiseta y echándome aquella pócima que se absorbió varios minutos después; me dio las pastillas y nos quedamos dormidos.

20:45

—Venga, recojo esto y bajamos a cenar ¿vale? —dijo Sophia cerrando su carpeta de apuntes—

—Vale nena, ¿me ayudas a recoger estos libros?

—Claro, dame un segundo.

Nuestras caras estaban demasiado cerca cuando cogía los libros con los que yo había estado estudiando, y cuando se dio cuenta se quitó rápidamente; vaya, yo quería mi beso.

Después me ayudó a levantarme y poco a poco fuimos al comedor hechos un circo. Mi brazo escayolado por encima de su cuello y una muleta en mi otra mano para ayudarme a andar sin apoyar por completo el tobillo.

Entre risas y paradas llegamos al comedor en 25 minutos cuando estando los dos enteros y sin ningún rasguño hubiésemos llegado en 10.

Nos sentamos con los chicos en nuestra mesa y estaba esperando a que llegase Sophia con las dos bandejas, de hecho, ya la veía a lo lejos, pero su queridísimo —no por mí— profesor de baile, se interpuso en el camino para darle conversación.

¿Me estaba poniendo celoso? Me había puesto celoso. Primera vez en la vida en la que algo así me pasaba y quería patearle el culo a aquel tío.

Pasó la cena, volvimos a la habitación y nos pusimos los pijamas, nos lavamos los dientes y me tumbé mientras Sophia dejaba todo listo para la mañana siguiente.

—Nena, dice Liam que si puedes ir a por una tobillera para mí a su habitación

—Claro, ahora mismo voy.

Cuando terminó me dejó a mano todo lo que podría necesitar en su ausencia y fue a la habitación de Liam; 15 minutos más tarde volvió a la habitación con la cara pálida, parecía que había visto un fantasma.

Mi primer amor, el Playboy.   |TERMINADA|Where stories live. Discover now