Capítulo XXXVII

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Este capítulo va dedicado a Diana6633 que esta leyendo la historia y votando 

Lauren estaba vuelta loca, era fin de semana y desde el miércoles no tenía noticias de Camila. La chica llevaba todos esos días sin ir a la escuela, cuando por fin agarró valentía para preguntarle a Verónica (en realidad sólo pudo ya que Lucy la acompañó) se enteraron de que la castaña estaba enferma. Al parecer había pescado un resfriado, Austin ya había vuelto a la escuela y Lauren siempre intentaba evitarlo.

Pero hoy, sábado, había recibido una llamada de Andrea en que la invitaba a ir de improvisó a la casa de ellas para sorprender a Camila y a Sofía. La ojiverde aceptó, aunque pudo notar una segunda intención en las acciones de Andrea, tuvo un mal presentimiento al salir de la casa y de alguna forma, se sentía ansiosa. Algo iba a ocurrir hoy, o eso era lo que pensaba, mientras caminaba hasta la casa de Camila. Llevaba una bolsa de galletas Chips que eran las favoritas de Sofi, también tenía la excusa de que la profesora de química le había enviado la tarea a la castaña junto con Lauren.

La ojiverde aceptó gustosa el favor. Se había vestido con unos jeans oscuros, una camiseta de tiras blanca y una casaca jean que siempre le había gustado y estaba cómoda como para no incomodarse con el yeso. Lucía bien, o eso pensaba, y al llegar a la puerta suspiró varias veces antes de tocar, miró extrañada los carros en la entrada y abrió los ojos con horror. (Condenada) Pero ya era tarde, una mujer de cabello rubio corto abrió la puerta, sus ojos extrañamente eran de color avellana y miraron a Lauren con curiosidad.

—Hola ¿Qué desea? —preguntó con una voz suave, notó los nervios de la chica de ojos verdes.

—Buenas tardes, yo... bueno, soy compañera de Camila y.… venía a traerle los deberes de química... y ehhhh... Andrea también... ¿Está Andrea? —preguntó muy nerviosa, ya suponía quien era la mujer por el gran parecido con las chicas o al menos en las expresiones.

—Claro, pasa querida, ya le aviso a Andrea—dijo haciéndose a un lado para que entrara y examinando a Lauren con extrañeza, como si intentara reconocerla.

Lauren entró y quedó en la entrada con la mujer quien seguía viéndola, era muy hermosa y enseguida que sus ojos se encontraron, ella le sonrió.

—Es un gusto mi nombre es Sinu y tú debes ser... —preguntó extendiendo una mano que Lauren estrechó.

—El placer es mío me llamo...
—¡Cuñis!—gritó Andrea desde la cocina mientras la saludaba, su rostro estaba cubierto de harina.

Se escucharon unos pasos apresurados desde la sala y apareció Sofi, sosteniendo el mando del Play, sus ojos brillaron al ver a la ojiverde y salió corriendo para abrazarle.

—¡Nuggets!—dijo alegre mientras Lauren se inclinaba y la cargaba en sus brazos, la niña le rodeó el cuello y se abrazó a ella.

(Y el yeso se esfumó, chama)

Luego más ruidos desde el cuarto de arriba y al inicio de la escalera apareció una muy desarreglada Camila, que parecía haber pegado una carrera, llevaba el pijama con su cabello revuelto y las mejillas rojas del cansancio.

—¡Lauren!—dijo sorprendida y sus ojos se abrieron al verla junto a su mamá, no dijo nada.

—Wow, parece que ya todos te conocen menos yo—dijo Sinu alegremente mientras veía divertida a sus tres hijas, luego quedó seria, procesando lo que acababa de escuchar, hasta que abrió los ojos y sonrió abiertamente—. ¿Tú eres Lauren?

—Eh... sí, es un gusto—dijo sonriendo tímidamente, parecía saber de ella.

—Oh querida, al fin...

—¡MAMÁ!—reclamó Camila alterada y la mujer mayor la miró con reproche.

—Nada de mamá, ve a darte una ducha y a tomar una pastilla si quieres bajar. Estas muy enferma, no deberías salir de la cama—la miró con los brazos cruzados y la ojiverde estaba sorprendida, todas parecían clones una de las otras.

Camila dudó unos segundos mirando a su madre y a Lauren. No quería dejarlas solas, pero al ver los ojos duros de Sinu, bufó y fue rápidamente a su cuarto a hacer todo lo pedido. Lauren río al ver la ansiedad de Camila y luego se encontró con los ojos avellana, mirándola con emoción.

—Lauren, cariño ¿Te gustaría comer algo? —dijo sujetando la mano de la chica con cariño, Lauren se sintió a gusto.

No pudo responder cuando Sofi habló.

—¡Nuggets, ven a jugar conmigo a los dragones! Papá es un asco— hizo una mueca y Lauren palideció ¿También estaba el papá?

(Sálvate)

—Si, si ¡Alejandro, ven a conocer a una amiga de Kaki!—dijo la mujer tomando a la invitada de la mano y llevándola hasta la sala, Sofi seguía en sus brazos feliz por poder jugar con Lauren y Andrea las siguió aun con el delantal, no se podía perder aquello.

—¡Alejandro!—llamó a un hombre de cabello castaño que estaba sentado en la alfombra, parecía estar jugando el juego y luego vio a su esposa.

—¿Qué sucede, cariño?—preguntó luego viendo a la ojiverde, de inmediato pareció reconocerla aunque Lauren no sabía como pudo hacerlo.

—Esta es Lauren, vino a visitar a Camila—dijo mirándola pícaramente y Lauren se sonrojó, los dos padres parecían saber algo, aunque Alejandro la miraba con recelo.

Lauren se quería esconder detrás del sillón o tal vez en el baño, esta era el mal presentimiento que sentía al venir.

—Es un gusto al fin conocerte, nuestra hija no para de hablar de ti—dijo sonriendo y luego vio como Lauren se sonrojaba y la expresión de alarma de Andrea —. Tienes loca a Sofía, siempre anda preguntando por cuando vendrás—aclaró y en parte Lauren se sintió decepcionada, la niña en sus brazos iba a reclamar cuando vio los ojos alarmados de Andrea.

—Bueno... es que Nuggets, te extrañaba—dijo la niña un poco confundida, pero recibió una sonrisa de su hermana, así que sabía que lo había hecho bien.

—Ya estoy aquí Soft ¿Así que cuál es el problema? —dijo dejando a la niña en el suelo y apoyándose en las rodillas para hablarle, teniendo cuidado con su brazo lastimado. (El yeso apareció por arte de magia)

—Papá es un asco, necesito tu ayuda—dijo señalando su padre que ahora se hacia el ofendido.

—¡No soy tan malo!—se defendió mientras abrazaba a su esposa. —Intentaste apagar la antorcha de fuego con una llamarada— dijo señalando que en verdad su padre era muy malo.

—Wow, esoes muy .. bueno, no puedes apagar fuego con fuego—dijola ojiverde riendo mientras Alejandro bufaba.

—Ya, ahora todos se creen expertos ¡Yo soy un buen dragón! —dijo mientras miraba a Sinu —. ¿Verdad, cariño?

—Claro—dijo para después guiñarle a las chicas que rieron y después vio a su esposo haciendo una mueca, le dio un beso en los labios —. Sabes que es cierto, cariño.

—Ya, hasta mi esposa está contra mía.

rivales | camrenWhere stories live. Discover now