Capítulo XLIV

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Esta noche era el baile de invierno y Lauren, a pesar de tener un vestido, no quería ir. Durante estos días, Camila la había evitado e incluso fingía que la ojiverde no existía. Verónica le había regañado, pero Lauren no entendía el por qué (La Jauregui no era muy inteligente ¿Tú me entiende?) Al parecer la latina también la evitaba y solo la miraba desde

lejos, con desaprobación. Estaban en el pasillo. Lucy a su lado le acariciaba la espalda y Dinah intentaba animarla.

—Vamos, Lo. Fue tu culpa—le dijo y Lauren la miró con mala cara. Dinah se hizo hacia atrás—. Tú fuiste la que dijo la mentira, de que no la amabas.

—Cierto, Lauren. Ella... ella puede que tuviera que decirte algo importante y tú le echaste esa bomba—Lucy, a pesar de estar consolándola, también le reprochaba su actitud.

—Ella seguro me iba a rechazar—soltó, apoyándose de los casilleros.

—No creo eso—comentó Dinah, rascándose la cabeza.

—Yo tampoco—dijo Lucy apoyándola, aunque comenzó a sonreír, cuando vio a su chica acercándose.

Verónica, vestida con una blusa y unos jeans, al ver a Lucy mostró una gran sonrisa y al acercarse las dos se saludaron con un beso en los labios. Verónica le hizo un cabeceó a Dinah como saludo y luego miró con reproche a la ojiverde. Lauren se encogió ante esos ojos miel.

—Eres una gran idiota, rarita—soltó mientras Lauren bufaba.

—No vengas tú también. Ella me iba a rechazar y no le iba a dar la satisfacción de hacerlo—se defendió, cruzándose de brazos, y Verónica la observó como si fuera idiota.

—¿Eres ciega?—preguntó un poco indignada y luego volteó a ver a su chica—. Amor ¿Tu amiga es tonta de nacimiento o qué?

(Yo creo que se cayó de la cuna)

—Ella siempre ha sido así—Lucy se encogió de hombros mientras con sus manos entrelazaba los dedos con los de Verónica.

—Ya déjenme—intentó irse, pero, a los poco minutos, aquella chica de primero la llamó.

—Hola, Lauren—la saludó con una sonrisa brillante y Lauren apenas si se mostró feliz.

—Hola—se iba a ir cuando Sasha la tomó de la mano—. ¿Quieres algo?

—Yo... bueno, después de todo, me preguntaba si tú... eh—estaba un poco nerviosa y su piel blanca le hacía parecer un tomate en estos momento.

Lauren, un poco aburrida, vio que varias personas las miraban y parecían entretenidos.
—¿Tú... necesitas?—intentó ayudarla y la chica se sacudió un poco, para avisparse.

—¿Quería ver si ibas conmigo al baile de invierno?—preguntó un poco tímida y todos observaron, esperando a que ella respondiera.

Lauren parpadeó.

—Bueno... yo... En realidad—se calló al ver a Camila cerca de ellas, con el ceño fruncido.

Sus labios estaban apretados y ahora todos miraban a las dos chicas, esperando el drama. (Traigan palomitas)

Lauren no respondió, seguía mirando a Camila. La pequeña de primer año ya se estaba desesperando y sacudió por el hombro a Lauren, quien por fin salió del estupor y dejó los ojos marrones.

—¿Vas conmigo, Lauren?—le preguntó un poco preocupada, ya que allí estaba Camila y no la miraba con buena cara.

—Yo... claro—respondió mirando otra vez a la castaña, quien abrió los labios y cerró los ojos, antes de darse la vuelta e irse por el pasillo.

—¿Si? ¡Gracias! Te voy a dar la dirección de mi casa—dijo Sasha alegremente mientras en un papel le escribía la dirección y al instante se fue feliz con sus amigas.

—Bien hecho, rarita—la regañó Verónica antes de despedirse de Lucy e irse tras Camila.

Sus amigas la miraban con decepción y la dejaron sola en su casillero. Lauren no comprendía el por qué, pero se sentía como la mierda. Ya era de noche y antes de salir se observó al espejo, llevaba un lindo vestido negro a tiras de falda corta y brillante, que le llegaba por arriba de las rodillas; unos tacones, maquillaje, el cabello suelto, pero con algunos bucles y un collar de plata en su cuello. Se veía hermosa o eso le recordó todo este tiempo su padre, antes de salir.

Fue en el auto de sus padres y buscó a Sasha a su casa. La chica también estaba linda. Estuvo todo el camino charlando con ella y cada tanto la rubia le recordaba a Lauren lo hermosa que estaba. Al llegar al aparcamiento estaba repleto de estudiantes. Habían luces y música que provenían de la escuela. Le dio la mano a Sasha y se encontró con Dinah y su pareja, aquel chico del club de pesas, Siope.

—¡Lo, estas hermosa!—gritó lanzándose a abrazarla y la ojiverde sonrió—Tú también luces bien—le dijo a Sasha quien le sonrió.

Fueron los cuatro hasta la escuela, donde encontraron a Nora que iba en compañía de Robert. Después de un rato, Lauren dejó a Sasha hablando con el chico y las tres se fueron a buscar a Lucy.

—¿Dónde creen que esté?—preguntó Nora, buscando entre la gente.

—Dios, Iglesias la anotó—comenzó Dinah, silbando al ver a Lucia Vives.

La chica entraba al gimnasio con un vestido ámbar de encaje y el cabello en una coleta, llevaba maquillaje y se veía hermosa. A su lado, iba de la mano con Vero, que vestía igual a ella a excepción de que llevaba el vestido de color blanco. Les sonrieron a las chicas y fueron hasta donde estaban. Deslumbraban y parecían la pareja perfecta.

—Dios, Vives, estás que ardes—le dijo Nora y Lucy sonrió por el cumplido.

—Cuidado, que mi chica es celosa—dijo dándole un beso cariñoso en la mejilla a Verónica.

—No, porque sé que eres mía—respondió la animadora en un tono meloso y todas rodaron los ojos.

—Son pura miel—comentó Lauren y comenzó a buscar a Camila por el lugar.

—Te ves bien, rarita—dijo Vero dándole un guiño, aunque al notar a la chica distraída, le volvió a hablar—. Ella aún no ha llegado. Lauren se sonrojó y se hizo la desentendida.

—No sé de qué hablas.

—Yo creo que si—coreó Dinah y las cuatro se rieron de la ojiverde, quien se fue entre enojada y avergonzada.

Fue hasta la mesa de las bebidas y se sirvió un refresco. El gimnasio estaba muy bien decorado y en la mesa habían cupcakes de muchos sabores. Se veían deliciosos. Lauren tomó uno de vainilla y estaba todo bien. Hasta que se giró hacia la entrada y allí estaba, Camila llegando con Normani.

Su cabello castaño estaba recogido en un moño elegante y parecíabrillar bajo los reflectores. Llevaba maquillaje que le hacían sobresaltar los ojos marrones, haciéndolos parecer casi negros, que iban a juego con el vestido de ceda oscuro escotado. Parecía feliz y sexy. En sus muñecas llevaba varias pulseras de plata que casualmente combinaban con el collar de Lauren. En general, las dos iban casi iguales. Lauren tragó en seco y sentía las piernas temblarle. Contuvo la respiración cuando sus ojos se encontraron y Camila también parecía igual de sorprendida. Sus labios estaban entreabiertos mientras recorría a Lauren de pies a cabeza, sin disimularlo siquiera. Al llegar a sus ojos se ruborizó, aunque
no apartó la mirada. Las dos duraron unos largos segundos observándose, hasta que un chico tomó a Camila de la mano y la llevó a la pista de baile. La castaña le sonrió con educación y aceptó, aunque sus ojos seguían viendo a Lauren dereojo.

—Recuerda respirar—le dijo Lucy junto a ella y Lauren casi pegó un brinco.

—¡Lucia! No me asustes así—reclamó, tomando un sorbo de su bebida. Lucy alzó una ceja.

—Camila está hermosa—dijo como si la chica no lo supiera.

—Desafortunadamente—se apoyó de una columna, observando a la castaña bailando. En verdad estaba muy guapa—. No me lo hace fácil.

—Sabes .. ella no te iba rechazar—comenzó a decir su amigamientras tomaba unas frituras de un tazón, Lauren la miró.

—¿Y cómo estás tan segura? —preguntó, con el corazón acelerado, y Lucy le sonrió.

—Porque es muy obvio que está enamorada de ti, sólo que eres tan cabezota que no te das cuenta—dijo apretándole el brazo, antes de irse a la pista con Verónica.

Lauren cerró los ojos y pensó que era mejor dejarlo pasar ¿Pero, si era cierto? Lo había arruinado todo. Y así estuvo toda la noche: hablando y bailando de vez en cuando con Sasha y sus amigas. Aunque sólo para ver la reacción de Camila, bailó una pieza lenta con la chica de primer año. Había tomado unos cuantos tragos y se sentía valiente.

—Es una linda canción—dijo Sasha con el rostro en su cuello, mientras bailaban.

Lauren le sonrió. Se sentía feliz y observaba divertida el rostro serio de Camila mientras esta bailaba con Brad. Sus ojos chocolates miraban con fuego a Sasha. Lauren pensaba que en cualquier momento iba a llegar hasta ellas y le daría una cachetada. Aunque ella también estaba enojada. Brad se quería pasar de listo y una de sus manos estaba en la espalda de Camila, muy cerca de su culo. Lauren quería agarrar al chico por el cuello y obligarlo a soltarla.

En una oportunidad, Sasha, con sus labios muy cerca de los de ella, le sonrió. Se comenzó a acercar su rostro y parecía que iba a besarla. De reojo, Lauren vio a Camila soltándose de Brad con el rostro rojo de la ira, dispuesta a separarlas a ellas dos. Pero, mientras Camila iba por la pista directo hacia ellas, apareció Austin y la tomó de la cintura. Le dijo varias cosas a la castaña, tratando de charlar con ella, mientras Camila desesperadamente intentaba soltarse de su agarre, mirando a Sasha, que ya estaba muy cerca de los labios de la ojiverde. Lauren iba a hacer algo para detenerla, cuando Austin sujetó a Camila de la cintura y la besó. La ojiverde ardió en celos y dejó que los labios de Sasha se posasen en lo suyos unos segundos antes de separarse.

—Yo... yo... —miraba a la chica de primer año, que tenía las mejillas rojas.

—Perdón... —le dijo Sasha.

Camila se había soltado de Austin y ahora miraba con enojo a Lauren. Giró sobre sus talones para marcharse y la ojiverde, también furiosa, la siguió.

Austin iba a ir tras ellas, pero apareció Troy apartándolo de un empujón. No era asunto suyo. Lauren salió del gimnasio, siguiendo a la castaña que daba pisotones cada vez que avanzaba por el pasillo. La ojiverde intentó llamarla.

—¡Cabello!—gritaba mientras iban por el pasillo, que estaba un poco oscuro y solitario.

—¡Déjame en paz, fenómeno!—Camila gritó en respuesta y con la voz ahogada, antes de darle un golpe a la puerta y entrar al laboratorio de Biología—. ¡Ahh!—gruñó, frustrada, y pateando una silla.

Lauren entró a tiempo y escuchó el golpe. Hizo una mueca mientras cerraba la puerta con llave y la encaraba. En ese momento Camila la miró, enojada, y los con ojos ardiendo en llamas. La señaló con un dedo.

—¡Abre la jodida puerta!—ordenó amenazante y Lauren negó con la cabeza—. Mira, Jauregui o abres esa puerta o yo...

—¿Tú qué?—dijo Lauren, furiosa, acercándose a Camila quien también se acercó a ella.

—Te voy a golpear la cara—dijo siseando y Lauren empezó a reír—. ¡Hablo enserio! —seguía riéndose y Camila levantó una mano, dispuesta a darle una cachetada.

Lauren la detuvo en el aire. Acercó su cuerpo al de ella y Camila intentó soltarse.

—Suéltame—ordenó tajante y Lauren así lo hizo, pero ahora lo miraba con burla, haciendo rechinar los dientes a la castaña.

—Tú no le harías daño ni a una mosca—comenzó a decir mientras se acercaba a ella, logrando que Camila retrocediera.

—Aléjate de mí, Jauregui. No te quiero cerca—dijo sintiendo el borde de le mesa de laboratorio en la cadera, a su espalda.

—¿Segura? Ya pude ver que te estabas besuqueando con tu novio—dijo con amargura y colocando las manos en la mesa, a cada lado del cuerpo de Camila, acercándose aún más.

La castaña se encogió, pero, aun así, habló con voz firme.

—¿Cómo tú con la bebe de primer año? Ja ¿Acaso besa bien? —preguntó con un falso tono de alegría, dando a entender que si afirmaba la pregunta le daría un golpe en la nariz.

Sus ojos oscuros ardían en ira.

—¿Celosa?—preguntó la ojiverde y acercando su rostro al de ella, sus narices se rozaban.

—Nunca ¿Y tú? —dijo devolviéndosela y a Lauren le pareció que era inútil seguir fingiendo. (Aleluya)

—Estaba muriendo de celos, Cabello—confesó, logrando que Camila temblase entre sus brazos.

—¿Por... por qué?

—Ya lo había dicho, pero, como tú eres tan ingenua y te creíste lo del otro día, lo volveré a repetir—dijo juntando sus frentes y con los labios a unos ridículos centímetros de los de ella, mientras hablaban los rozaba y sentía sus labios cosquillear—. Te engañé. Desde el primer día en que te vi tan confiada y alegre presentándote en la clase, caí a tus pies, Cabello. Me volvías loca. No podía dejar de pensar en ti, en querer besarte y abrazarte cuando quisiera. Me tienes mal. No he tenido ni un solo momento de paz con mi alma, desde que apareciste con esos ojos que me vuelven loca y me colocan de los nervios. Todo eso porque estoy locamente enamorada de ti, Camila Cabello. Amo todo sobre ti, hasta tu actitud de chica arrogante, tus gustos, tu rostro, tus defectos, tus hermanas, estoy jodidamente enamorada de ti y me mata de celos ver que ese idiota que no te ama te toque—término diciendo (Tremendo discurso) y mirando a fondo esos ojos chocolate que brillaban con emoción.

Lauren observó las mejillas completamente rojas de la castaña y sus labios entreabiertos, parecía no estar respirando. Lauren soltó una risita nerviosa, antes de frotar su nariz con la de la chica, dulcemente.

—Camila, recuerda respirar—susurró.

Camila pareció escucharla, ya que soltó el aire y comenzó a respirar pesadamente. No decía nada, sólo miraba los claros ojos esmeraldas de Lauren fijamente. La castaña intentó formar alguna oración, pero sus labios se movían sin decir nada. Lauren no se apartó de ella, de hecho, juntó aún más sus rostros con las narices chocándose y sus labios cepillando los de ella. Cuando Camila por fin pudo hablar, sus labios se rozaban dolorosamente, queriendo hacer que la castaña los besara de una vez.

—Yo....yo... Lauren... yo—cerró, los ojos frustrada consigo misma, y a la ojiverde le pareció divertido.

La que normalmente actuaba así era ella y le daba gracia que ahora fuera el turno de Camila. Habían cambiado roles por esa noche.

rivales | camrenWhere stories live. Discover now