Extra IV

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Camila estaba ligeramente arrepentida, ahora, en el vestidor de las animadoras.

¿Cómo terminó aceptando ser novia de Austin Mahone?

La respuesta era simple: apariencias.

Él era un buen jugador de fútbol, lo había demostrado hace dos semanas al entrar al equipo. También era popular, todas querían salir con el (Las chicas en este fic tienen problemas mentales)

Además, Camila era una animadora, era casi por un equilibrio social
colocarse de novia con el. Era lo normal, lo correcto. Pero se negaba a aceptar la razón más probable, quiso salir con él para sentirse bien consigo misma, que era como cualquier otra chica linda y popular.

Que no era aquella Camila Cabello que le incomodaba, esa extraña chica con mariposas en el estómago y tontos pensamientos sobre Lauren Jauregui. Esa Camila era anormal, no tenía sentido, nunca pensaba con claridad alrededor de la ojiverde y sentía extraños impulsos de agarrarla de la mano y entrelazar sus dedos, al verla en el pasillo.

La castaña prefería a la otra Camila, la normal, con preocupaciones tales como si recibiría un vestido para Navidad o si los chicos la invitarían a salir, la cual era ella misma hace un año atrás, antes de conocer a aquella chica gótica del demonio. Austin era lo único que la mantenía cuerda, o la hacía sentirse así, que le gustaban los chicos.

Camila se repetía así misma que lo que sentía por Lauren, si es que se podía definir como un sentimiento, era extraño e incorrecto y sobretodo seguramente un encaprichamientojuvenil.

Nada más. Camila estaba segura, creía, de que era heterosexual. Claro. Camila Cabello aseguraba ser completamente heterosexual. (Me reí)

¿Lo que le sucedía? Posiblemente un lapsus una incoherencia en su      crecimiento adolescente. (El efecto Jauregui, señoras)

Respiró profundo, se sentía más segura al anotar sus inseguridades en su diario. Y desde que Lauren apareció en su vida, vaya que había escrito. ... varias páginas en él. (En resumen: muchísimas páginassobre la Loren)

—¡Por supuesto, chicas!—escuchó la voz de la amiga de la ojiverde, aquella que le caí tan mal, Nora.

Frunció el ceño, aún sin verla, irritándole su voz, aunque no encontraba una razón exacta por la cual detestaba a la pelirroja. La chica entró a los vestidores, despidiéndose de unas amigas suyas antes de ir a su casillero. Hace pocas semanas que eran nuevas en el equipo, pero llevaban una pequeña rivalidad, quien hacía mejores giros o quien dirigía los entrenamientos.

Camila casi siempre ganaba, debería de sentirse victoriosa al ver la
mirada resentida que le daba la chica durante aquellos momentos. Pero cualquier felicidad desaparecía al recordar que Nora era amiga de Lauren, tenía derecho a sus sonrisas, a abrazarle, a pertenecer a la vida de la ojiverde.

Camila sentía envidia, y se enojaba muchísimo con ella misma por aquellos pensamientos absurdos. Por ello detestaba a esta versión de Camila Cabello, la verdadera no sentiría celos por semejante tontería.

La castaña sonrió con sorna, mientras terminaba de hacerse una cola de caballo.

—¿Lista para comer el polvo hoy, Rojita?—cerró la puerta de su casillero, colocando las manos en su cadera con intención de intimidar.

Nora sonrió, pero con diversión, hizo lo mismo que la otra chica, ladeando la cabeza.

—Esa serás tú, plástico—le rectificó antes de darle un guiño y comenzar a caminar a la salida. — No llores cuando me toque dirigir el entrenamiento, Cabello.

Camila apretó los labios, aún sin dejar de sonreír falsamente.

—Eso crees tú, me das lastima—soltó con desprecio.

Nora siguió avanzando sin dignarse a voltearse y mirarla, se detuvo en la puerta.

—Por cierto, hoy mis amigas me estarán observando entrenar... —dijo con una extraña vocecita burlona, arrastrando las palabras.

Camila tragó lentamente. Sus amigas ¿Lauren estaría en las gradas hoy? Maldijo interiormente, a la Camila Cabello idiota, cuando sintió mariposas devorándole el estómago.

—¿Y a mí que me importa que tu séquito de amiguitas vayan a verte?— estaba a la defensiva, podía notarlo.

La pelirroja negó con la cabeza, mirándola sobre su hombro antes de encogerse, sin importancia.

—Nada. Solo pensé que te interesaría saberlo—fue lo último que dijo antes de retirarse, seguramente con intenciones de ir al campo.

Camila se espabiló. Fue siguiendo sus pasos decidida, no dejaría que esa tonta pelirroja le robara la atención hoy, en el entrenamiento. La dejaría en ridículo frente a todos. No quería admitirlo, pero una pequeña parte, en realidad era grande (Como Ariana, ja *chiste malo*), quería demostrarle a la ojiverde que ella era miles de veces mejor que la tal Nora.

En el campo vislumbró a su mejor amiga, Verónica no apartaba los ojos de las gradas, aunque quisiera aparentarlo. Camila lo vio un poco extraño ¿A quién podría estar observando? Pero no preguntó. En cambio, siguió su mirada, hasta donde suponía que estaba Lucy. Pero lejos de importarle la pequeña castaña sus ojos estaban en Lauren Jauregui. La misma chica que la atormentaba, con la que mantenía discusiones constantemente en la biblioteca, aquella que se supone que destetaba profundamente. Lauren estaba con los codos en sus rodillas y la barbilla en su mano, siempre vestía ropa oscura que le hacía parecer más blanca y los ojos aún más verdes. (¡Podría hacerse pasar por un Cullen!)

rivales | camrenWhere stories live. Discover now