Capítulo 37.- El mapa del tesoro

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Media hora. Media hora contada por reloj exactamente, era el tiempo que Chaeyoung había pasado enfrente del portón esperando... Bueno esperando nada en realidad. Solo se había quedado paralizada cuando vio la pequeña S que adornaba la gran puerta "¿No crees que es demasiado ostentoso?" le había preguntado su padre a su madre cuando esta había tenido la idea de colocar la pequeña letra que marcaba el punto medio del negro portón. Y basto solo una mirada de su esposa para que a la semana siguiente tuvieran una nueva puerta de entrada con la tan ansiada "S" en su frente. Ese era el mismo efecto que Mina tenía sobre ella, fue lo primero que pensó Chaeyoung. Con solo una mirada de su novia, al igual que su madre, conseguía lo que quería de ella, "Y lo peor de todo es que lo sabe" murmuraba su padre cuando se disponía una vez más a salir tras algún capricho de su mujer a altas horas de la noche. "Un día encontraras una mujer por la cual eres capaz de levantarte a la madrugada e ir hasta la panadería más cercana, en tus pantuflas, solo para poder ser el primero en la fila para el pan casero y así volver a tu casa y hacerle sus tostadas favoritas... Cuando ese día llegue hija estarás en problemas.... ¿Sabes por qué?... porque te habrás enamorado" – Hace rato que estoy en problemas – se decía así misma la morena tras haber recordado las palabras de su padre – Bien... Aquí voy, que Dios y Jordan me ayuden – Chaeyoung tocó el timbre y espero un rato, confiando en que o Jack o Marge les hubieran explicado a sus amigas cuál de los botones tenían que apretar – Parece que no – concluyo después de pasar un tiempo esperando. Saco su celular de su bolsillo para llamar a su novia. La rubia no tardó mucho en atender – Hola mi reina estoy en la puerta - anuncio – para abrirme tienen que apretar el primer botón – le explico. Al ratito sintió como se destrababa la cerradura y empujo con fuerza – No, no – negó la ayuda de la rubia – Voy caminado – de hecho, ya había empezado a recorrer el camino – Jamás me atrevería hacerlas esperar – le dijo riéndose cuando escucho a Sana agregarse dentro del grupo de rubias que la esperaban – Nos vemos enseguida – corto la llamada – Pufff... vamos Chaeng tu hija y tu novia te esperan – siguió caminando

Era increíble como el señor y la señora Wilson habían conservado todo tal cual les gustaba a sus padres. Los pinos que su papa había mandado plantar a los costados de la calle cuando ella tenía cinco años estaban enormes. Los rosales que su madre cuidaba como si fueran su otro hijo permanecían intactos "Son Chaeyoung si vuelves a cortar una rosa para regalársela a algunas de tus novias yo misma me voy a encargar de contarles a cada una de ellas tus puntos de encuentros secretos con las demás". La morena nunca creyó a su madre capaz de hacerle eso, pero todavía se acuerda del día en que estaba en el garaje de su casa teniendo sus sesiones diurnas de caricias con una de ellas, Jenni, Denny, Penny, o como sea, cuando entraron unas cuantas chicas más exigiendo explicaciones. Todas las vacaciones se rieron sus padres de la mano marcada que había quedado en su cara "El que avisa no traiciona" le dijo en aquel momento su madre. Y cuánta razón tenia

No había duda alguna, el lugar estaba lleno de recuerdos, Chaeyoung había pasado los mejores días de su vida en este lugar ¿Iba ser capaz de construir nuevas anécdotas? Levanto su cabeza y vio que al final del camino estaban esperándola su novia con su hija de la mano y con Puppy echado al costado de ellas. Y la pregunta se respondió sola

- ¡MAMI! – la pequeña salía corriendo al encuentro de su madre, por supuesto el cachorro la siguió

Fue tanto el impulso que tomo la niña que logro tumbar a Chaeyoung - ¡madre mía! Que salto pegaste cangurin – le decía desde el suelo

¡TE EXTRAÑE MUCHO! – Olivia sabía que un poco de cariño extra la iba a ayudar a salir del lio del cuatriciclo

-Yo también Osito Po... - No pudo terminar de hablar porque tenía un cachorro encima de ella lamiéndole toda la cara

[ MICHAENG ]Cuando, donde y como el amor quiera | adaptaciónWhere stories live. Discover now