Parte 5

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Decidido a comprobarlo Roger cambió de ruta en tres ocasiones. Definitivamente lo estaban siguiendo, un gran Mercedez Benz color negro sin placas lo seguía cautelosamente. Sabía que la asignación de su camioneta Grand Blazer 4x4 colo azul metálico no sería de gran ayuda para camuflajear su estátus. Siguió durante dos minutos más dando vueltas. Veía su reloj y pensó que no llegaría a tiempo al aeropuerto si seguía con este ridículo juego. Detuvo su camioneta frente a un restaurante, bajo lentamente y espero a que pasara el Mercedes Benz, justo cuando se acercaba se le atravesó y le hizo señas para que se detuviera detrás de su camioneta; el automóvil lentamente estacionó como él lo indico. Le pareció extraño el proceder así que  no dejaba, de mantener cerca su mano de su arma reglamentaria. Solo había una persona, el cual tranquilamente bajó sin ninguna prisa, era una hermosa mujer de gran estatura que trajeaba un vestido pegado hasta casi la rodilla; lentes oscuros para el sol y su cabello estaba recogido en una cómoda cola que le lecía con el color de la tarde. Lo observó detenidamente y entró al restaurante. Roger sin comprender aún lo que ocurría la siguió. Cuando por fin entró observó que la dama había apartado una mesa para dos y en ese mismo instante; lo estaba señalando a él, indicándole al mesonero que era su compañero de mesa. El chico se le acercó con una gran sonrisa y le dijo.

- Bienvenido, pase adelante su mesa ya la reservo su compañera.

- Gracias.

Contestó sólo por cortesía sin quitarle la mirada a la dama incógnita que prácticamente lo había invitado al restaurante. Otro mesonero, le sostenía la silla a la dama mientras esta se sentaba; el primer mesonero hizo lo mismo con la silla de Roger que todavía estaba confundido.

- ¿Algo de entrada?

- Agua natural, para ambos - dijo la dama sonriéndole a Roger.

- Por favor - agregó él.

Cuando se retiró el mesonero hubo un silencio; Roger estaba nervioso, pero no sabía si era por la belleza y el encanto de la joven dama o por no saber a quien tenía al frente. Treinta segundos después el anfitrión mesonero colocó dos copas de gran altura y agregó agua bastante cristalina, tan clara que la copa no parecía tener nada.

- Gracias nuevamente - agregó ella. Roger agradeció con un gesto al caballero que se quedó esperando otra orden.

- Por ahora nada, decidiremos qué comer dentro de dos minutos.

- Como quiera mi respetable dama. Caballero - e hizo un ademán de saludo al estilo japonés y se retiro.

Ella lo volvió a mirar sonriente y dijo con un poco de humor.

- Por qué serán tan rectos, no es más fácil ser un poco más sencillo; más espontáneo.

- Puede ser - agregó él sin dejar de mirarla.

- Bien creo que tienes muchas preguntas que hacer, pero no has querido hacerlas ¿Por qué?

La afirmación - pregunta tomó por sorpresa al agente que se recostó en su silla para tratar de ubicar bien las palabras de su respuesta.

- Tal vez no tenga preguntas que hacer.

- A mi entender deberías hacerlas.

- ¿Por qué?

La dama soltó una media sonrisa.

- ¿Sabes jugar al ajedrez?

- Si - intentando sostener la sorpresa del cambio repentino de tema.

- Qué harías para no dejarte matar, ¿atacar o defender?

- Depende.

- ¿Depende de qué?

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⏰ Última actualización: Sep 22, 2020 ⏰

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