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Heavy no pensaba que podría hacer mucho, había dejado el diario y la pintura de Chess con Dee y este sólo los abrazo y lloro completamente desconsolado, intentó animarle de todas las maneras posibles, pero parecía un pequeño niño solitario necesitado de protección.

Quería volver a ver vida en esos ojos, ver ese brillo de alegría y escuchar su risa de nuevo.

No podía ofrecer otra cosa más que su apoyo y protección, estaba bastante preocupado y sentía que era algo bastante justificado. Dee había terminando por tener el mismo aroma que el pelirrojo por todo el tiempo que se había restregado en un infantil e inconsciente movimiento en busca de afecto que necesitaba desesperadamente.

Estaba por mirar el estado del rubio para curar sus heridas y golpes cuando alguien abrió la puerta del frente y Dee automáticamente le empujó buscando que se escondiera, no tenía muchas energías pero esa mirada desesperada que duplicará en silencio fueron suficientes para ocultarse bajo la cama a falta de otros lugares.

Sebastián, su padre, no había duda alguna en que había marchado al lugar apenas se viera enterado de lo sucedido.

Miro con sorpresa el corto cabello que le quedaba al rubio, la tela sobre su cuello, si alguna vez su padre no fue un completo monstruo mostraría piedad ante esos ojos azules, si tenía algo de humanidad sentiría algo ante ese ser tan roto.

Dee sólo miraba al alfa y lentamente apartó los importantes recuerdos de su padre, sus movimientos estaban llenos de sigilo, esperando que el otro actuará de alguna manera, excesivamente precavido.

—Quítate la ropa.

El rubio menor simplemente hizo lo que pidió, no siquiera estaba resignado, lo aceptaba completamente porque no iba a ser diferente el que se sintiera mal ahora a otros días. Aunque se preguntaba si iba a ser castigado de alguna manera, ese día realmente sentía que había perdido por completo la capacidad de hablar, así que no iba a poder hacer las cosas como siempre ¿Eso sería malo?.

Cuando terminó se rindió de nuevo en la cama suspirando pesadamente, su cuerpo dolía tanto que el ser usado mientras estaba inconsciente se escuchaba completamente tentador para el.

—Hoy no vengo a eso, así que deja de llorar.

No se escuchaba muy amable, aunque parecía algo de reproche, era de cierta madera un alivio, Dee suspiro sin saber que estaba llorando en esos momentos, pero al saber que no iba a suceder ese día le hizo escoger sus piernas de nuevo para acurrucarse en si mismo tanto como era posible estando desnudo y al descubierto.

El hombre quitó la tela en su cuello y fue entonces que salió unos minutos y regresó con agua y algunas cosas más.

Se sentó a revisar cuidadosamente el corte en la nuca, dejaría una cicatriz indudablemente, Anna tenía la habilidad para cortar sólo lo necesario sin causar problemas por suerte.

Con un paño húmedo quitó cualquier mancha de sangre, colocó alguna cosa en la herida antes de cubrir con cuidado y correctamente su cuello. Su mano pasaron por su ahora corto cabello, acariciando la cabeza del omega con casi cariño que jamás había mostrado hacia el.

Una persona sentenciada a muerte se le cortaba en cabello, no sólo porque la gran parte de las veces eran decapitados y el cabello largo sería un problema con la espada, pero también era parte de la humillación, nadie impuro merecía tener el cabello largo, era un símbolo de ser un pecador y por lo tanto ahora valía menos que el resto.

Así que mientras fuera posible le costarían en cabello a las personas con nulo cuidado en una muestra de que podían arrebatarle todo, la dignidad, su valor como ser vivo, su valor como persona, sus pertenencias, su orgullo, cualquier cosa que pudiera ser arrebatada antes de quitarle la vida.

Futuro reyWhere stories live. Discover now