Cap.9 "Cosas del futuro".

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Brown City, Michigan. Diciembre, 1992.

Terminaba de cepillar mi cabello cuando escuché el timbre. Corrí escaleras abajo luego de tirar el peine sobre mi cama. Becky saludaba a Atlas luego de abrirle la puerta, más bien le preguntaba si tenía hermanos o primos parecidos a él.

—Ya Becky —la regañé pero él solo se reía de ella, explicándole que tenía una hermana mujer. Ella se desinfló y se despidió cuando estuve fuera de casa.

—¿Estás lista? —preguntó él tomando mi mano luego de besar mis labios.

—Si. Bueno, no. Tal vez —balbuceé haciéndolo reír—. Tú dime si lo estoy —le pedí cuando comenzamos a caminar hacia la casa de Rose.

—Si, estás bien. Solo te ves un poco nerviosa. —Me dio una mirada de reojo y solté un poco de aire, intentando tranquilizarme un poco.

—Lo estoy —admití mordiéndome el labio inferior.

Atlas me había dicho hacía unos dos días que traería a Brooke, así que llevaba las ultimas cuarenta y ocho horas mordiéndome las uñas por conocerla.

—Tranquila, Brooke es genial. Estoy seguro de que se llevarán muy bien —me animó sonriéndome.

Le devolví la sonrisa aunque no estaba totalmente convencida. Sabía que Brooke era genial, por todas las cosas que su hermano me había contado de ella. Pero no me olvidaba ni por un segundo que ella venía del siglo siguiente y tal vez, yo no iba a entender ciertos chistes o modismos.

Eso no había ocurrido con Atlas porque él al principio había fingido pertenecer a este año pero ya no más. Pero con Brooke era distinto porque todos sabíamos de qué año venía.

—Dios, voy a vomitar —susurré subiendo las escaleras del porche de Rose.

—Por favor —pidió Atlas, casi agotado de oírme de esta forma todo el camino.

La puerta se abrió rápidamente antes que ninguno de los dos tocara el timbre y una chica de mi misma altura apreció frente a mi. Pegó un alarido totalmente feliz y se abalanzó sobre mi. Totalmente sorprendida y estupefacta, la recibí en mis brazos, rodeando su cintura sonriendo.

—Las dos están igual de locas —acotó Atlas cruzándose de brazos.

Ella se separó de mí y le propinó un golpe que se vio bastante fuerte en el hombro. Yo no tenía la confianza como para pegarle tan duro, aunque seguro de igual forma no le dolería.

—Maldito celoso. Hola, soy Brooke —saludó ella.

Brooke no parecía mayor. Es decir, solo teníamos dos años y un poco más de diferencia. Pero no se veía como una chica aburrida. Por el contrario la veía ser muy divertida. Su cabello era del mismo color que el de Atlas, una especie de marrón chocolate oscuro. Sus ojos definitivamente eran un poco más grandes, pero la sonrisa era exactamente la misma. Hasta podía ver que se le formaba el mismo hoyuelo de un solo lado. Llevaba puestos unos jeans ajustados y unas zapatillas Nike. Su camiseta gris tipo universitaria le quedaba un poco grande, mostrando un poco su hombro. Me recordó una de las que tengo en mi armario y supe que teníamos gustos parecidos.

—Soy Zoey —me presenté, poniendo mi cabello detrás de mi oreja, un poco nerviosa.

—Ay niña, ya lo sé —dijo obvia, pellizcando el abdomen de su hermano, haciendo que se retorciera un poco y le diera un golpecito en la mano.

Nosotros ante todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora