Cap.15 "Teo, el cachorro".

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Terminé mi tarea a la vez que mi café. Cerré mi cuaderno a la vez que le daba el último sorbo a la taza. Usualmente hacía mis deberes en mi cuarto, pero la casa estaba tan silenciosa que no podía desaprovechar esta oportunidad de estar en la mesa para mí sola.

Becky apareció en la cocina, bajando la escalera totalmente adormilada. Tenía su ropa de dormir arrugada y el cabello despeinado. Me reí un poco al verla.

—¿Qué haces levantada tan temprano? —preguntó bostezando mientras se sentaba en la silla frente a mi.

No era temprano, eran las once y media. Pero era sábado y para mi hermana, cualquier horario antes de las dos de la tarde era temprano. Para mí también lo sería si me hubiese quedado en la sala mirando televisión hasta las tres de la mañana.

—Bueno, ayer fui con Destiny al centro y olvidé mi tarea. Dentro de un rato me voy con Atlas y no quiero hacer esto a ultimo momento.

—Mm, si. ¿Quién no se levanta un sábado a las nueve a hacer su tarea para no hacerla luego? Por supuesto —bromeó totalmente sarcástica.

—Para tu información, ya casi es mediodía —le respondí llevándome mi taza al lavabo.

—¿Y mamá y papá? —preguntó refregándose los ojos.

—Salieron al mercado hace unos diez minutos. Ya no hay más leche ni galletas porque tragas como cerdo —acoté riéndome mientras movía el cartón de lácteo vacío.

—Yo me comí las galletas anoche —dijo encogiéndose de hombros sin importancia—, pero la leche te la tragas tú esta noche cariño.

Se levantó y comenzó a bailar como una idiota mientras festejaba su propio chiste. Fruncí mi nariz con asco y revoleé los ojos para aventarle el cartón, dejando unas pequeñas gotas sobre la mesa.

—Ya en serio. —Intento cesar su risa y volvió a sentarse. —¿No lo han hecho aún? —preguntó intrigada.

—Pues... —Como huir del tema sin mentirle ni decirle la verdad. —Pasamos una noche juntos —admití mirando las patas de la mesa.

—¿Y? —Levantó sus cejas, sugestivamente y solté un suspiro. —Movieron la cama.

Fruncí mi ceño, intentando recordar dónde había oído eso.

—Deja de juntarte con la hermana de Scarlett —la reprendí señalándola con el dedo—. Tendrás un hijo no deseado antes de los dieciocho si lo haces.

—Sara no tiene hijos —recalcó ella, cruzándose de brazos. Sabía que esa influencia perversa venía de ellas dos.

—No aún —respondí riéndome.

—Tranquila, me cuido —me hizo saber, levantando los brazos en rendición.

—Ojalá cuidaras tanto tu estómago. Ni jalea dejaste aquí —volví a reprocharle mientras negaba con la cabeza.

—¿Y a dónde van hoy? —Escuché como tiró la caja de cartón a la basura mientras yo buscaba esa respuesta acomodando los huevos en la nevera.

Excelente pregunta.

—No lo sé, quizá a Mario's o quizá nos quedemos en la casa de Rose.

—Que buen plan —se burló—. Bueno, volveré a dormir. Mamá querrá que la ayude a cocinar si me ve aquí cuando vuelva. —Me dio un empujón antes de salir de la cocina y se lo devolví riéndome.

Después de tomar mi chaqueta y pegarle un grito a Becky para que cerrara la puerta con llave, salí directo a casa de Rose. El invierno ya parecía haber dejado su huella más fuerte y cada día se sentía menos el frío. En cuanto no nos diéramos cuenta, tendríamos la primavera sobre nosotros.

Nosotros ante todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora